El dolor de los jugadores de futbol americano se expresa en una película
Ellis Hobbs comparó a su columna vertebral con una dona de jalea , diciendo que una de sus vértebras “exprimió la parte de atrás” cuando recibió un golpe cabeza durante un regreso de patada en 2009.
Su entrevistador, el ex corredor de los empacadores de Green Bay, Dorsey Levens, se veía consternado cuando Hobbs describió su operación: los médicos cortaron la parte frontal de su cuello y pasaron su laringe a un lado para poder alcanzar la columna vertebral. Entrar por la parte trasera del cuello de Hobbs era demasiado peligroso.
Los médicos utilizaron la vertebra de un cadáver y “deslizaron el hueso como una pieza de Jenga”, para sostener el cuello de vuelta a su posición natural, dijo el esquinero de las Águilas de Filadelfia.
“Después de eso, tomaron una placa de titanio y la deslizaron en la parte frontal del cuello y la atornillaron para que pudiera sanar correctamente, después de eso, una vez que sana, puedes sacarla o mantenerla ahí”, dijo Hobbs, explicando que él la dejo porque no quería regresar con el médico. “De todas formas no molesta a nadie”.
Levens, u n ex jugador profesional que recibió una gran cantidad de golpes durante sus 11 temporadas en la NFL , se estremeció y lanzó una grosería de una sílaba.
Este es el tipo de franqueza que Levens necesita. Un actor y aspirante a documentalista, su primer proyecto de producción es Bell Rung, el cual ve como un lugar para que los jugadores actuales y retirados puedan hablar de sus lesiones y las condiciones debilitantes que a menudo acompañan la vida después del futbol americano.
El sólo titulo del documental lo dice. En el futbol americano, tocarle la campana a alguien es golpearlo fuerte —realmente fuerte— y normalmente en el cráneo. Levens cree que al hablar con sus compañeros jugadores en su propio dialecto, “lenguaje de vestidor”, él puede persuadirlos para que hablen francamente de sus lesiones y condición.
Es un tema que generalmente hace que los jugadores sean reticentes con los periodistas, médicos y funcionarios de la NFL.
"Hay un nivel de comodidad porque yo jugué —es decir, yo estuve ahí, hice eso", dijo Levens. "Creo que una de las actitudes que se mantienen en la NFL, especialmente cuando la gente realiza entrevistas, es que los periodistas no tienen ni idea. Quiero decir, no es falta de respeto, pero si ellos no han jugado, no es el mismo respeto".
El quejarse del dolor es una señal de debilidad en la cultura del futbol americano. Jugar lesionado es tan común como un pase. Así que es difícil lograr que una hermandad de hombres rudos hablen de sus lesiones mientras admiten que están tan golpeados lo que puede significar menos tiempo de juego y sueldos más pequeños.
El punto de vista del médico
Ann McKee, neuróloga y neuropatóloga en la Universidad de Boston, especialista en concusiones, dijo que las versiones de primera mano de los jugadores podrían agregar un componente vital a su investigación.
“Puede arrojar luz sobre eso, los síntomas y lo que ellos están experimentando en el campo, eso sería una información fabulosa”, comentó.
A través de su trabajo en el Veterans Affair Center for the Study of Traumatic Encephalopathy Brain Bank, McKee pudo tener acceso a examinar los resultados de cerebros de jugadores de futbol americano, de hockey, boxeadores y soldados estadounidenses ya fallecidos.
De los cerebros de 15 jugadores de futbol americano que estudió, 14 tuvieron resultados positivos en encefalopatía traumática crónica, una enfermedad degenerativa vinculada a una lesión en el cerebro, expuso anteriormente. Los resultados la llevaron a solicitar ante un comité del Congreso en 2009 que la NFL necesitaba “ realizar cambios radicales para cambiar la manera en que se juega el futbol americano”.
Esta semana en una entrevista, ella dijo que esperaba que las cifras —14 de 15— “aumentaran dramáticamente” cuando su estudio y de sus colegas fuera aceptado para su publicación, probablemente este verano. Su investigación en CTE ahora cuenta con más de 80 cerebros.
A pesar de sus estudios y de tener más de 30 años en la medicina, McKee regularmente no tiene acceso al tipo de información que Levens está reuniendo.
Ella estudia el cerebro de los jugadores después de que han fallecido, y sus interacciones a menudo son con los miembros de la familia quienes le describen las condiciones de sus seres queridos. Los jugadores a los que tiene la oportunidad de entrevistar presentan cada vez más los síntomas, pero muchos siguen minimizándolos, explicó.
Para los jugadores, ser honestos con respecto a sus lesiones en la cabeza es “absolutamente crítico para su salud”, especialmente en el momento del incidente, porque el descanso es “es el mejor y único tratamiento” para una concusión o para un golpe de concusión, dijo.
Una concusión es una lesión en el cerebro, causada usualmente por un golpe en la cabeza.
Ella cree firmemente que la NFL y sus jugadores necesitan tomar la iniciativa y abordar el tema; espera que Levens pueda alentar a mas guerreros del emparrillado a ser más honestos con las concusiones.”
“Hemos tenido una idea más clara de la verdadera incidencia que las concusiones o eventos similares a las concusiones que tienen en estos jugadores”, destacó.
“Hablar más de la cuenta…”
Levens realmente tiene influencia en los jugadores —eso fue evidente cuando recientemente invitó a CNN a su casa en Atlanta para sentarse durante la filmación del documental— pero incluso eso no es suficiente para convencer a algunos de los jugadores actuales, dijo.
“Cuando estas en la liga, no quieres hacer enojar a nadie”, detalló. “No quieres preocuparte por tus patrocinios. No quieres decir algo de lo que te arrepientas. Hay una pequeña oportunidad para hacer mucho dinero en esta liga, y tienes que capitalizarlo. Todos sabemos que hablar de más te puede costar millones , literalmente, así que yo creo que los chicos están como ‘te voy a decir un poco, pero no te voy a contar como realmente me siento'”.
Otros tienen menos reparo para compartir sus experiencias. Por ejemplo el agente libre Jamie Winborn, un defensa que jugó para siete equipos de la NFL. Levens dijo que WInborn mostraba síntomas asociados con lesiones repetidas en la cabeza —irritabilidad, pérdida de memoria— pero tiene miedo a ser revisado.
Deon Grant, de los Gigantes de Nueva York, utiliza un casco especial y le dijo a Levens que sigue teniendo “campaneos en el tiempo”. Grant tiene una opinión sencilla para evitar las lesiones en la cabeza. Levens contó: “Su respuesta es básicamente que si quieres resolverlo, simplemente no juegues”.
También está Hobbs de las Águilas, quien a los 28 años está considerando retirarse después de su segunda operación de cuello luego de un choque casco contra casco durante un regreso de patada la temporada pasada. Si, otro regreso de patada, otra operación, otra vertebra.
“Tómalo como hombre”
Su entrevista de una hora de duración con Levens estuvo llena de revelaciones sobre la vida como jugador de la NFL, incluyendo el tiempo en que el corredor de los Cuervos de Baltimore, Wills McGhee lo golpeó tan duro que quedó aturdido.
“A pesar que este tipo me gana en peso por unos 23 kilogramos fácilmente, me levanté. Lo mejor es no tropezarse. Mejor no llorar. Mejor no agachar la cabeza. Trota y actúa como si nada hubiera pasado”, narró Hobbs. En todo lo que piensas es en tomarlo como hombre”.
Él compartió que llevó a un compañero de equipo mareado de regreso al grupo “como a un ciego”: contó cómo su esposa lo escucha quejarse mientras duerme y cómo algunas veces escucha un zumbido en sus oídos. También habló como los cambios en las reglas y las multas han tenido poco efecto en la manera como los jugadores taclean y cómo él espera que su hijo prefiera una oficina al campo de juego”.
Quizá su historia más impactante es la que involucra a su compañero DeSean Jackson, quien tuvo una concusión que terminó con su carrera la temporada pasada después de un brutal choque a toda velocidad con Dunta Robinson de Atlanta”.
Al siguiente miércoles, dijo Hobbs, la NFL mostró una película sobre golpes ilegales donde se incluía el de Jackson, para darle a conocer las multas y las suspensiones a los jugadores por cualquier golpe ilegal en el futuro”.
“Ni 10 minutos pasaron después de la película cuando tuvimos una reunión de la defensiva y el coordinador se levantó y dijo, ‘nada cambia para nosotros. Nada cambia para ustedes’”, recordó Hobbs. "Quiero decir, de todas maneras ya sabíamos eso porque queríamos empleo. No veo realmente a nadie con trabajo que no sepa taclear”.
Esa actitud quizá no caiga bien con Mark Aasen, al quien Levens entrevistó después de Hobbs, y quien vio a un helicóptero transportar a su hijo fuera del campo durante un juego de futbol americano de preparatoria el año pasado.
Grant Aasen, de 16 años, le dijo a Levens que había sido golpeado muy fuerte en un entrenamiento el día anterior. Los médicos sospechaban de una concusión y no lo dijeron.
Como en cada partido, el entonces alumno de segundo año de la preparatoria Starr’s Mills salió al campo al día siguiente en ambos lados de la línea, como defensa y como corredor, dos de las posiciones más físicas del juego.
La peor pesadilla de los padres
Los periódicos informaron que Grant fue golpeado en el casco y en la parte trasera de la cabeza, pero Grant no recuerda lo que sucedió. Mark Aasen dijo que vio a su hijo salir del campo antes de sentarse y arrodillarse.
“Corrí y verlo temblar y balbucear, fue horrible”, dijo Mark Aasen.
Grant fue transportado al centro de trauma, en donde se le removió parte de su cráneo para que los médicos pudieran frenar el sangrado. Él se recuperó de la cirugía más rápido de lo esperado, pero durante meses batallo de otras maneras.
El alumno que anteriormente recibía buenas calificaciones ahora estudiaba el doble para sacar C y F. Su memoria de corto plazo era pobre. No se podía concentrar y rápidamente soñaba despierto o incluso se dormía durante los exámenes. Con el tiempo regresó a la normalidad, pero dio un buen susto a sus padres.
Ahora, su padre está lidiando con otro susto: Grant quiere regresar a jugar futbol americano.
Padre e hijo estuvieron de acuerdo en que el tema probablemente no sea aprobado por su madre, Tina, pero Grant le dijo a Levensen que está preparado para “ponerse de rodillas y llorar un poco” para convencerla después de que los médicos le autoricen jugar, quizá en octubre.
Mark Aasen dijo que espera que su hijo menor se de cuenta de que hay más cosas en la vida además del futbol americano.
“Seré un cómplice si regresa y juega porque yo tendré que convencer a mi esposa, lo cual es una tarea muy difícil —y con toda la razón. No creo que ella está equivocada”, dijo.
¿Por qué un joven está tan ansioso de regresar al campo a jugar un juego que le provocó una craneotomía hace menos de nueve meses? Es un sentimiento familiar en Hobbs.
Desde que él comenzó a jugar a los 4 años en Texas, a Hobbs se le enseñó a superar, a vencer los obstáculos. Si alguien te dice que no puedes hacer algo, tienes que probarle que está mal. ¿Y el dolor? Siempre lo haces a un lado porque ganar es tu prioridad, dijo.
“Eso es lo que el juego te enseña a hacer. Eso es lo que es natural, instintivamente quieres hacerlo porque es la supervivencia del más fuerte. De eso es de lo que están hechos los juegos, el dinero. Es por eso que los negocios prosperan —por la mentalidad que tenemos”.