Colombia apuesta por un 'tigre' para llevarse la Copa América
El 28 de abril del 2011, Radamel Falcao tuvo la noche más intensa de su vida. En el Estadio Do Dragao de Portugal, realizó cuatro goles en las semifinales de la Europa League al Villarreal. Temblaba aún cuando tuvo que asistir a la conferencia de prensa porque nunca antes como aquella vez, los ojos del mundo se posaron sobre él.
Aún así, tuvo tiempo para la humildad. Dijo que “lo mejor que he visto en mi vida es a Lionel Messi, sobre todo por los goles que le ha marcado al Real Madrid en la Liga de Campeones”. Actualmente, en Santa Fe, seguirá de cerca a Messi en el campo cuando se miren las caras con sus respectivas selecciones .
Falcao pertenece a una generación de futbolistas revolucionarios, de esos a los que les encanta rematar siempre de un sólo golpe en el área y son letales. Parece, a estas alturas, con sus 18 goles de la última temporada con el Oporto y la copa de la Liga de Europa en las vitrinas, un hombre veterano y maduro, pero sólo cuenta con 25 años. Ha superado en porcentaje de productividad a casi todos sus compañeros de la selección cafetalera.
Arsene Wegner en el Arsenal, ya ha empezado a dibujar su esquema con él en el campo, lo pretende a toda costa aunque es cuestión de esperar, pues Radamel Falcao le brinda una religiosa lealtad a su actual equipo.
Vive apaciblemente cerca de la playa y del río Douro, que raja en dos la ciudad de Porto. Al principio, sorprendió a los trabajadores del club al llegar siempre a las ocho de la mañana, síntoma que pensaron, tenía que ver con el nerviosismo por su primera aventura europea, a casi tres años de que cruzara por primera vez la puerta del Oporto y 75 goles después, sigue siendo el primero en aparecer para entrenar.
Los ratos libres los ocupa para pasar el tiempo con sus compatriotas Freddy Guarín y James Rodríguez. También invita seguido a su padre Radamel García quien tuvo su última visita en junio, cuando se cerró la temporada en Portugal.
“Allá quieren mucho a mi hijo, le aplauden casi todo lo que hace, se me pone la piel de gallina cuando todo el estadio le canta y le corea un gol”, mencionó orgulloso al periódico El Tiempo de Colombia.
Un chico peculiar
Radamel Falcao debutó a los 13 años en el Boyacá de la segunda división colombiana pero River Plate, el club descendido esta temporada, lo capturó para sus divisiones inferiores . Las Gallinas pagaron muy poco por él para debutarlo y lo vendieron, en contraste, en 6 millones de dólares, cuando había dejado de ser un 9 embustero, que jugaba atrás de los delanteros para transformarse, definitivamente, en el hombre gol que necesitaban.
La polémica dicta que el dinero que entró en la caja de River Plate por la venta de Falcao, fue trastocado por los directivos que lo llevaron casi al punto de la quiebra. Tres años después, Falcao aterrizó en Argentina con la noticia de que el equipo al que tuvo una enorme devoción y agradecimiento, ya no está en la primera división.
Fue precisamente en las inferiores de River — donde se ganó el apodo de El Tigre por su habilidad en el área — donde comenzó a entender, desde muy pequeño con la familia en Bogotá y él persiguiendo un sueño, que su verdadero hábitat estaba frente al marco enemigo.
Falcao haría historia en la Liga de Europa después, al marcar 15 goles en 12 encuentros, empatando el récord que el alemán Jurgen Klinsman impuso en la temporada 1996.
El Tigre sólo cree en Dios y en la pelota. Es un religioso confeso y obediente. En su Twitter, casi siempre tiene mensajes optimistas acerca del Creador. “Gracias por cumplir tus promesas conmigo, día a día descubro tu grandeza”, escribió apenas llegó a Argentina para jugar la Copa América.
De Buenos Aires, el último recuerdo que le queda fue el amor de la hinchada de River, esa misma que destruyó el Estadio Monumental y que ha quedado damnificada de futbol. Le sobresale la moraleja del aprendizaje “afortunadamente siempre fue un chico que supo adaptarse a las condiciones, lo mismo cuando tenía 14 años y llegó a Argentina que cuando se fue a los 23 a Portugal, en el Porto se encontró a sí mismo rapidísimo”, dicen en el club de Núñez.
A los 21 años, tuvo una severa lesión de los ligamentos que cuestionó gravemente su pase al mercado europeo, pero El Tigre supo levantarse hasta convertirse en uno de los mejores y revalorizar su futuro. Por esas temporadas de dificultad en las que recibió todo el apoyo del club argentino Riverplatense, les quiere con extremo.
En el Porto ya le buscan sustituto, porque saben que la revolución Falcao es imparable. Nada mejor para este delantero colombiano, que volver a anotar en Argentina cuando aparezca con su selección.