El Mundial después del terremoto: el sueño futbolístico de Haití
El guardia que viste una camiseta de la Federación Haitiana de Futbol se pasea nervioso frente a la pesada puerta de acero azul, sosteniendo su escopeta de bombeo a presión fuertemente en su mano derecha.
Presiona el dedo contra el gatillo cuando alguien golpea con fuerza en el metal para entrar en el Estadio Sylvio Cator en el centro de Puerto Príncipe, abriendo lentamente la puerta y mirando con cautela para ver quién es.
Por lo general, se encuentra con una lluvia de quejas, pero esta vez son los invitados que esperaba.
El autobús de la selección nacional de futbol haitiana llega para entrenar, un día antes de uno de los partidos más importantes en la historia del equipo: un partido de clasificación para la Copa del Mundo 2014 contra el fácil equipo de las Islas Vírgenes de Estados Unidos.
El futbol de Haití, al igual que prácticamente todos los aspectos de la sociedad haitiana, fue casi herido de muerte cuando ocurrió el terremoto en enero de 2010.
La sede de la Federación Haitiana de Futbol (HFF por sus siglas en inglés) fue arrasada, provocando la muerte de los más de 30 funcionarios. Su presidente, Yves Jean Bart, fue uno de los dos únicos sobrevivientes.
El propio estadio se había convertido, al igual que cualquier otro pedazo de espacio libre en Puerto Príncipe, en un campamento improvisado.
Cientos de familias vivían en él hasta que se mudaron en julio, cuando un nuevo campo fue establecido.
Trabajadores pintaron de prisa los escalones en su interior de azul, amarillo y rojo —los colores de la bandera de Haití— para borrar la memoria de su encarnación temporal.
Huele a pintura, a excrementos de alcantarillas cercanas abiertas y a basura quemada. El presidente de la HFF, sabiendo que el juego tendrá lugar en el corazón de Haití, procedió a reconstruir la federación y contrató a Edson Tavares como entrenador para hacer realidad el sueño de emular a la generación de oro de Haití que clasificó para la Copa del Mundo 1974.
“Mi primera impresión fue tomar mi vuelo de regreso a Brasil”, explica Tavares unas horas antes de viajar al estadio.
“El país estaba devastado por completo. Hoy es un paraíso si lo comparas con el año pasado... podías caminar por la calle y encontrar piernas (desprendidas) de personas, o brazos de personas”.
Tavares viajó a Europa, para visitar a jugadores profesionales de ascendencia haitiana que juegan en el continente.
“Alquilé un coche para viajar a cinco países para convencer a los jugadores de competir por su país de origen. Sólo uno se negó. Establecimos contacto con 20 jugadores. Y están aquí. La mayoría de ellos no hablan criollo. Uno sólo habla italiano. Uno sólo alemán”.
La lista de convocados para el juego frente a las Islas Vírgenes de Estados Unidos estaba lleno de talentosos profesionales nuevos, recolectados de la diáspora, como Jean-Eudes Maurice, quien está en los registros del Paris Saint-Germain y el arquero Steward Ceus, un neoyorquino que nació y creció en esa ciudad, que juega en el Colorado Rapids.
Tavares espera que el profesionalismo de su nuevo equipo se contagie a los jugadores locales, que él cree que son algunos de los más talentosos en el mundo.
“Nunca he visto un país con tantos talentos como en este caso”, dice. “Si pones a estos chicos en el Manchester United y en el Barcelona, serían grandes jugadores. El problema es que un gran jugador necesita buena comida y un buen ambiente. Aquí no hay nada”.
La mañana del partido, el presidente del país, Michel Martelly, un excantante conocido como Sweet Micky, llega para conocer a los jugadores. Estrecha la mano de cada uno de ellos, les obsequia una bandera y canta el himno nacional junto con ellos.
“Creo que hay un nuevo movimiento. Hay una nueva voluntad de mostrar un nuevo rostro de Haití”, dice.
“Haití está listo para demostrar este nuevo rostro. En el pasado, hablábamos acerca de nuestros problemas y cuestiones. Pero hoy es una oportunidad para demostrar que Haití puede ser hoy una nación grande, y puede ser victoriosa. No podría expresar con palabras lo que Haití sería si... cuando clasifiquemos para la Copa Mundial 2014 en Brasil”.
Tal es la pasión por el futbol en Haití , que un partido aún contra un equipo pequeño, como las Islas Vírgenes de Estados Unidos, pone al país en suspenso.
“Estoy muy contento, vamos a tener nuestra victoria. Esta será una victoria para todos en Haití”, explica Johnny, un ingeniero y traductor de 28 años de edad.
Haití anotó seis goles, y hubo 3 golpes en el poste, poniendo a la multitud en un estado delirante. Ceus fue un virtual espectador hasta el pitido final. “Sí toque el balón una vez”, dice con un guiño, mientras sale la cancha. “Pero no con mis manos”.
Hay un largo camino por recorrer. Más duras pruebas por delante. El martes juegan contra Curacao. A continuación, quizás Jamaica o México, o el boleto al sueño: Estados Unidos.
Pero, por ahora, Les Grenadiers dieron a Haití algo que había escaseado durante mucho tiempo: esperanza.