Europa recupera la Copa Solheim en casa, después de ocho años
Killeen Castle, en Irlanda, fue el escenario que vio al equipo europeo recuperar la Copa Solheim con marcador de 15-13, luego de que en las tres ediciones anteriores el conjunto estadounidense había dominado ampliamente .
Las europeas consiguieron la hazaña tras ganar los encuentros individuales 7-5, algo que sólo habían logrado tres veces —en 1992, 1998 y 2003— de las once que se había disputado la Copa Solheim.
Al iniciar la última jornada, el marcador estaba empatado a ocho puntos, luego de dos rondas de foursomes —las golfistas de cada equipo alternan sus tiros hasta embocar la pelota— y dos de fourballs —todas juegan con su propia bola, gana el conjunto que tenga el score más bajo en cada hoyo.
Las estadísticas favorecían al equipo estadounidense, pues en 1994, 2005 y 2009 llegaron a los encuentros individuales con el tablero empatado y ganaron el trofeo en todas, pero esta vez sería diferente.
La primera sorpresa la dio Cristie Kerr, una de las golfistas más experimentadas y quien se retiró antes de iniciar su encuentro debido a una lesión en la muñeca; el punto del partido se le concedió a Karen Stupples.
Más tarde, Paula Creamer, quien desde su debut en 2005 estaba invicta en esta instancia, sucumbió ante la veterana Catriona Matthew 6&5, la victoria más amplia del día.
Las estadounidenses trataron de componer el paso con triunfos de Morgan Pressel, Brittany Lang, Vicky Hurst y Christina Kim. Sin embargo, el daño estaba hecho y los tres compromisos finales sepultaron su oportunidad de ganar su cuarta Copa Solheim de manera consecutiva.
La noruega Suzann Pettersen, quien nunca había ganado en individuales, rompió la mala racha en el hoyo 18, al imponerse a Michelle Wie con un letal juego corto; la española Azahara Muñoz ganó el 17 para irse uno arriba y esperar el resultado del grupo que la precedía.
Todo quedaba en las manos de la novata Ryan O’Toole, quien llegó al evento como comodín. La joven de 24 años había demostrado que su capitana no se había equivocado al elegirla y se presentó el domingo invicta, con dos victorias y un empate.
Hasta el hoyo 16, O’Toole aventajaba por dos a la sueca Caroline Hedwall, acrecentando las esperanzas estadounidenses de alzar el trofeo; sin embargo, la nórdica mantuvo la calma y ganó el 17, forzando un hoyo más de juego.
O’Toole no logró poner su bola en el green del 18, a diferencia de Hedwall que se dejó una oportunidad para birdie.
La estadounidense se complicó aún más el escenario, pues ni sacó la pelota del rough ni embocó desde las afueras del green; Hedwall ganó el hoyo y le dio a su equipo el punto decisivo del certamen.
Las europeas saltaron al green para festejar una victoria que la vicecapitana Annika Sörenstam había calificado al inicio de la competencia como “crucial para acallar las críticas y jugar la Copa Solheim 30 o 40 años más”.