Uriel Adriano, el taekwondoín tapatío que aspiraba al futbol americano
Arrastrando la pierna izquierda, el mexicano Uriel Adriano llegó hasta el podio del tatami a recoger su medalla de bronce que había ganado momentos antes en la semifinal de taekwondo de menos de 80 kilogramos en los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011.
Sonreía, nada quedaba en su rostro del gesto de dolor con el que había terminado el combate frente al venezolano Carlos Vázquez. "No tengo mucha molestia, son simplemente golpes, y lo que sigue es la revancha", dijo el atleta en rueda de prensa posterior al combate.
Nació en Ciudad Victoria, Tamaulipas, al norte de México, pero cuenta que toda su vida la ha pasado en Guadalajara, por eso la tarde de este lunes se sintió en casa, arropado por su gente. "Estoy muy orgulloso de haber sacado esta presea para México, para mi estado que es Jalisco y para toda la gente que me apoyó y me aplaudían como si hubiera ganado el primer lugar", agregó.
Adriano fue un niño tan inquieto, que sus padres pensaron que si lo mandaban a practicar taekwondo podrían tranquilizarlo, recuerda el propio atleta. "A mí me gustaba el futbol americano, pero después me dejé guiar por el taekwondo, le tomé el gusto y hoy estoy parado aquí con una medalla de bronce".
Para el atleta, de 21 años, los de Guadalajara son sus primeros Juegos Panamericanos, aunque trae consigo experiencia internacional como el subcampeonato de Juegos Centroamericanos y del Caribe en 2010, o el triunfo del abierto de Estados Unidos en 2011 y en el quinto lugar mundial en 2009.