Una estrella del tenis se vuelve productor de vino
Thomas Muster cree en la reinvención, y él no hace las cosas a medias.
El ex Rey de la Arcilla superó lesiones que pusieron en peligro su carrera a los 21 años, para convertirse en el primer austriaco campeón de Grand Slam y el único número uno mundial. Pero sorprendió a todos cuando decidió retirarse en Australia.
Después de varios años de buena vida, regresó a las competencias de alto nivel a los 43 años, tras ponerse en forma y perder 25 kilos gracias a un extenuante régimen.
Y ahora, un año después de haber saciado su deseo de competir en la cancha al más alto nivel una vez más, Muster se enfocará en su familia y en su negocio de vino.
“Cuando volví a Austria, estaba buscando una propiedad. Me crié en esta zona y conocía estos viñedos y la propiedad, y las calles a su alrededor”, dice acerca de la finca de vino Hochkittenberg que compró a una diócesis de iglesia en 2004.
Una alianza ganadora
Muster se alió con el vitivinicultor Manfred Tement, quien cultiva las ocho hectáreas de tierra y lanzó su primer negocio Toms Hochkittenberg Wine en 2005.
“Él es un gran aficionado del tenis y le pregunté si este viñedo valía algún centavo. Dijo que es una viña fantástica y que tiene gran suelo y todo lo necesario”, comentó el originario de Liebnitz y padre de dos hijos a Open Court de CNN.
“Así es como empezamos a trabajar juntos y así es como comenzamos a desarrollar el viñedo alrededor de nuestra casa. Ahora es una hermosa zona con uvas sauvignon, borgoña y moscatel.
“Se trata de los vinos de Estiria, se trata de los vinos blancos, 85 o 90% de nuestra producción es de vino blanco o uvas blancas. Es una de las mejores zonas sauvignon en el mundo. Aún no es descubierta aquí, eso es lo que nos gusta de ella, pero creo que en los próximos años la gente averiguar dónde es”.
Muster ganó el Abierto de Francia en 1995 y fue el jugador mejor clasificado del mundo durante seis semanas el año siguiente antes de retirarse en 1999. Resulta que tiene la misma pasión por las uvas que la que tenía en la cancha.
“Es una maravilla estar aquí y es encantador estar de vuelta en casa. Manfred ama el tenis y yo amo el vino. No es mi profesión, es mi pasión”, dice Muster, quien también produce agua mineral embotellada de la zona de Estiria Hochschwab.
“Él es un gran maestro y en los últimos años he aprendido mucho sobre el vino, sobre la cultura del vino, es una gran aventura. Lo quiero como un amigo y la pasamos muy bien en los viñedos.
Cuando Muster se trasladó a Australia después de sentirse agotado por el tenis, su peso rápidamente se elevó a casi 100 kilogramos.
“Cuando perdí contra Nicolás Lapentti en la cancha dos en el Abierto de Francia, sabía que iba a ser mi último partido y fue muy emotivo para mí”, recuerda.
“Por otro lado, era genial pensar: '¡No tengo que levantarme en la mañana y practicar!' Cuando volví a casa, tiré a la basura todo lo relacionado con el tenis que poseía. Estaba tan cansado de jugar tenis, cansado de viajar, de los hoteles, de todo lo relacionado con este deporte.
Conocido como el Rey de la Arcilla antes de que Gustavo Kuerten y Rafael Nadal entraran en escena, Muster ganó un récord de 12 torneos en 1995, una hazaña que no fue igualada hasta que el suizo Roger Federer lo logró en 2004.
Ganó 40 de los 44 títulos en su carrera sobre arcilla, pero también fue un competidor fuerte en canchas duras ya que en dos ocasiones llegó a las semifinales del Abierto de Australia y alcanzó los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos en tres ocasiones.
Superando la adversidad
Fue en Estados Unidos donde su carrera casi termina en 1989, cuando fue atropellado por un conductor ebrio en el estacionamiento de la competencia que hoy se conoce como el Masters de Miami, en Key Biscayne, donde debía jugar la final al día siguiente .
“Tras remontar desde dos sets abajo (contra el ex campeón del Abierto de Francia Yannick Noé) y lograr entrar al top 10, estaba entrando en el nivel en que todos quieren estar. Entonces me veo en el hospital un par de horas más tarde y con una rodilla rota. Fue devastador”, recuerda Muster.
“Pero yo no sabía realmente que significaba tener los ligamentos rotos, no sabía las consecuencias que tienen las personas después de eso. Así que era muy positivo. Pensé que iban a ser un par de semanas y volvería a caminar y a correr de nuevo. Pero cuando miro hacia atrás, veo que fue un momento muy, muy duro cuando padecí esa lesión.
“Comenzamos la rehabilitación enseguida, y eso me ayudó mucho. Me hospedé en un centro de rehabilitación durante tres meses, trabajando todos los días.
“Tan pronto como pude caminar de nuevo fui capaz de jugar un tenis bastante bueno, porque fue una gran oportunidad para trabajar la parte superior de mi cuerpo”.
El Rey de la Arcilla
En 1995, Muster ganó 40 partidos consecutivos en arcilla, la mejor racha después de las 46 victorias consecutivas de Bjorn Borg. Nadal superó la marca cuando ganó 81 partidos seguidos entre 2005 y 2007.
Después de su última salida de Roland Garros, decidió saltarse Wimbledon, donde es el único jugador mejor clasificado que nunca ha ganado un partido de individuales sobre el césped sagrado en Londres.
“Simplemente no regresé, y de repente la gente empezó a preguntar: “¿Dónde está Thomas, ¿por qué no está jugando?” La prensa comenzó a llamarme y les dije: “Voy a salir de vacaciones y no sé cuándo regresaré”, así que en realidad nunca me retiré”, explica Muster.
Se fue a Australia, se casó y tuvo un hijo; y se olvidó completamente de tenis.
“Dejé todo lo que tenía en Europa y me mudé a un pueblo al norte de Brisbane llamado Noosa Heads. Pesaba 99 kilos, fumaba dos paquetes de cigarrillos al día”, dice Muster.
“Cuando nos divorciamos, era tiempo de volver a casa. Es mi lugar seguro, mi refugio con mi familia. Vine aquí para poner los pies en la tierra de nuevo, y fue también cuando empecé a jugar tenis de nuevo”.
Volver a lo básico
Ejercitándose hasta siete horas al día, Muster pronto recuperó su forma y fue capaz de competir en el Champions Tour de seniors. Pero el deseo de jugar al más alto nivel lo consumía profundamente, y empezó de nuevo desde el fondo en el circuito Challenger, donde encontró que las victorias eran difíciles de conseguir.
“Fue una decisión completamente loca, pero fue genial y lo haría de nuevo. La pasé muy bien en este último año y medio... practicar, jugar, ponerme en forma, luchar contra estos chicos y que no se me concediera un juego”, dice.
Los lazos familiares
Muster, finalmente decidió retirarse desde el más alto nivel en su torneo local en Viena en octubre, tras perder en la primera ronda.
“Decidí retirarme en Viena porque dejé la escena muy calladamente y nunca tuve la oportunidad de decir adiós”, dice.
“Nunca sentía nostalgia cuando jugaba antes, pero ahora cuando me voy, cuando veo a mi hija y hago las maletas, pienso: '¿Tengo que ir?'. Y cuando pierdo, quiero volver, y eso no es una buena señal para un jugador profesional, debes querer estar ahí.
“Ha sido un gran honor, pero al final quiero decir que han sido excelentes momentos. Quiero jugar un par de eventos del Senior Tour el próximo año, pero ése es el nivel en el que puedo jugar. Uno no quiere jugar tenis a los 50 años en un nivel competitivo.
“Creo que mi familia me necesita más que nadie y el tenis no me necesita más. Respeto a mi esposa por aceptar todo eso. Ella dijo: 'Yo no me casé con un jugador de tenis, te habías retirado'. Ahora es el momento de hacer otra cosa”.