Tim Tebow, ¿la nueva superestrella de Estados Unidos?
El mariscal de campo de los Broncos de Denver, Tim Tebow, afrontará el partido de su vida este sábado. Sus Broncos juegan contra los Patriotas de Nueva Inglaterra para decidir quién llegará a la final de campeonato de la Conferencia Americana (AFC por sus siglas en inglés). Además para el propio Tebow, es el partido que decidirá si puede llegar a ser el próximo icono deportivo de Estados Unidos.
En cifras, Tebow no es la superestrella de la mercadotecnia. Los números dicen que es —en su mayoría— un mariscal de campo bastante mediocre. Se ha apoyado en su suerte en la mayoría de los juegos que ha ganado, y las exhibiciones públicas de fe que realiza rutinariamente parecen dividir a los aficionados. Con un contrato por cinco años y 11.25 millones de dólares , no llegará a la cima de ninguna lista de ricos en el corto plazo.
Sin embargo, los verdaderos fenómenos deportivos tienen algo más especial, más importante que un gran cheque. LeBron James lo tiene. Roger Federer lo tiene. Tiger Woods lo tenía. Thierry Henry apenas lo recuperó. Nos guste o no, Tim Tebow también lo tiene: poder estelar .
Pese a todas las preguntas sobre su desempeño en el campo, el poder estelar de Tebow nunca ha estado en duda. Cuando su entrenador en los Broncos se negó a darle el puesto de mariscal de campo titular, las empresas locales de Denver se sintieron animadas a poner carteles pidiendo "Tiempo de Tebow" para empezar.
Una reciente encuesta de mercadotecnia calificó a Tebow como una celebridad más influyente que Tom Hanks o Lady Gaga. Su libro de memorias Through My Eyes rápidamente se convirtió en un éxito de ventas deportivo y de religión en 2011; aún está en la lista de éxitos del New York Times. Y así podríamos seguir y seguir.
Lo más importante es que, de alguna manera, sigue ganando partidos. E incluso aquellos aficionados que lo desprecian no parecen cansados del circo que provoca. Sólo hay un problema. Hasta ahora, el alboroto ha superado al talento.
Si Tebow hubiera lanzado una yarda por cada 1,000 palabras escritas acerca de él esta temporada, habría roto todos los récords vigentes de la NFL. En vez de eso, se convirtió en un ganador con suerte, una figura bufonesca de diversión que de la manera más improbable avanza torpemente hacia los playoffs.
Su destacada actuación de la semana pasada contra los Acereros de Pittsburgh cambió todo eso. Al lanzar 316 yardas (el mismo número que su pasaje favorito de la Biblia), lució como toda una estrella. Ahora tiene la oportunidad de demostrar que en realidad lo es, superando a otro icono legítimo: Tom Brady de los Patriotas.
Ya sabemos que el mundo está observando. En ese juego de los Acereros, la anotación ganadora de Tebow se convirtió en el segundo evento más tuiteado de todos los tiempos. Incluso con un impulso tan ridículo detrás de él, la victoria no está asegurada; de hecho, los Pats ya dieron una lección a los Broncos de Tebow a principios de esta temporada.
Sin embargo, esta vez las apuestas se han elevado. El partido del sábado contra Nueva Inglaterra es mucho más que la simple lucha por el título de la AFC. Si Tebow pierde, se le condenará de nuevo a la tierra de la novedad, como una curiosidad de mariscal de campo. Si gana, los signos de dólar aparecerán para la coronación del próximo fenómeno deportivo de Estados Unidos. ¿Y quién apostará en su contra?