Daniel Corral, el gimnasta parco que despierta emociones sobre las barras
Daniel Corral marcó su camino como gimnasta desde los nueve años cuando dijo que su meta era competir en unos Juegos Olímpicos y poner la bandera de México en los pendones de premiación.
El joven bajacaliforniano, que el 25 de enero cumplirá 22 años, acabó con el ayuno de la gimnasia tricolor de no tener un atleta clasificado en una magna competencia de verano desde Barcelona 1992, al conseguir su pase en el test preolímpico que se realiza Londres.
Así, 12 años después de iniciar en la espiral del alto rendimiento deportivo, las palabras que Daniel dijo a Saúl Castro, director del Instituto del Deporte de Baja California desde hace más de una década, tomaron forma en la realidad: el muchacho de escasas palabras pero gran empeño, reescribirá la historia olímpica mexicana que se cerró con la última participación tricolor de Luis López hace dos décadas.
"Cuando lo conocí hace aproximadamente 12 años me sorprendió la claridad de sus metas. Era un niño que tenía muy bien definido qué era lo que deseaba y eso era clasificar a unos Juegos Olímpicos, y no sólo eso, también ganar una medalla", comenta en entrevista para CNNMéxico Saúl Castro, responsable del deporte de Baja California y una de las personas más cercanas a Corral en su trayectoria.
"La enorme madurez y calidad de Daniel hicieron que se cristalizara parte de ese sueño con la clasificación olímpica, pero esto no queda ahí porque él no quiere ser sólo un participante, sino un protagonista", explica Castro. "Desde que entramos en contacto con él en su inicio en la gimnasia de competencia, visualizamos a un niño con enorme potencial al que debíamos apoyar y que ahora muestra que todas las decisiones que se tomaron fueron buenas".
Desarrollo en tierra de gimnastas
Daniel creció en Ensenada, Baja California, y comenzó su vida en la esfera deportiva de la gimnasia cuando era un chico de jardín de niños a los tres años. Ese fue el camino que su hermana mayor había tomado y que sus padres también inculcaron en él, en una ciudad en la que esta disciplina se había convertido en una de sus actividades preferidas.
Castro conoció a Daniel cuando los fundamentos de la gimnasia ya eran parte de su formación y estaba en la frontera de las competencias infantiles. Junto a otros chicos que el Instituto del Deporte detectó para iniciarlos en una nueva etapa de competencia, Daniel marcó diferencias por su potencial.
"Desde el primer momento que tuve contacto con él, era un muchacho con una excelente personalidad para competir, pero lo que más me llamó la atención fue su claridad en las metas, lo recuerdo muy claro", explica Castro. "Tú ves ahora a Daniel en su fase de joven adulto y es igualito a cuando era niño. Es parco al hablar, pero tiene ese gran carisma, esa presencia, y sobre todo, ese deseo inquebrantable de trabajo y esfuerzo por ser el mejor".
El potencia de Daniel como promesa de la gimnasia mexicana explotó de inmediato convirtiéndose en una de las principales figuras deportivas del estado de Baja California en las competencias infantiles y juveniles de las Olimpiadas Nacionales. Después de 11 años de participación, Daniel es el máximo poseedor de medallas de estas justas en su historia con 72 preseas, de las cuales 56 han sido de oro.
"Lo que ahora vive Daniel con la clasificación olímpica ha sido un largo proceso de trabajo. Así se desarrolla el verdadero alto rendimiento. Su crecimiento ha ido en ascenso y en dos ocasiones ha ganado el Premio Estatal del Deporte; siendo juvenil se convirtió en una de las figuras de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez, y el año pasado, a pesar de que había sufrido unas lesiones, le dio a México dos medallas históricas de oro y plata en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011".
Decisiones rumbo a Londres 2012
Daniel llegó al test preolímpico de Londres con una serie de decisiones que fueron una osadía para el caminó más lógico en busca de alcanzar su clasificación olímpica.
Las proyecciones de los especialistas del estado de Baja California marcaban su punto más alto en su desarrollo deportivo para las competencias de Río de Janeiro 2016, sin embargo, él se aferró al deseo de hacer de las justas londinenses del próximo verano su punto de proyección más alto a nivel internacional y ahí enfocó sus esfuerzos.
Hace cuatro años Daniel renunció a una invitación de la Universidad de Michigan, para integrarse a su equipo de gimnasia. Optó por seguir su desarrollo con los apoyos de entrenadores, médicos y científicos de Baja California cuando las personas que lo invitaron a desarrollarse en Estados Unidos le manifestaron la posibilidad de representar a ese país al contar con la doble nacionalidad por haber nacido en San Diego.
Las autoridades de Baja California apoyaron su decisión de no integrarse al sistema competitivo en Estados Unidos, pero sabían que su gimnasta necesitaba más aprendizaje para que su potencial no se estancara. Castro entonces contrató al entrenador catalán Alfredo Hueto, uno de los mejores formadores de talentos en España, y coach del doble monarca olímpico Gervasio Deferr.
Con Hueto al mando y entrenadores mexicanos actualizando sus conocimientos, Daniel mantuvo su paso ascendente y mejoró su nivel de competencia. Meses antes de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, llegó un rompimiento entre el atleta y el entrenador y cada uno tomó un sendero diferente, en otra decisión del gimnasta que desafiaba la lógica de lo mejor para su desarrollo.
"Habló conmigo y me dijo: hasta aquí", recuerda Castro sobre la separación que tuvo Daniel con Hueto. "El carácter de ambos no checaba para hacer un extraordinario equipo, pero él mismo reconoce que el nivel que en ese momento tenía se lo debe a este entrenador con el que estuvo cerca de un año, pero sigue su camino de esta manera y vuelve con el coach Óscar Aguirre, quien también creció mucho en esa etapa.
"En ese momento el muchacho dijo lo que pensé que era una osadía: Yo quiero tener un excelente resultado internacional, pero esto lo voy a hacer con un equipo de trabajo de puros mexicanos", comenta Castro.
Castro reconoce que no estuvo de acuerdo con la postura de Daniel, sin embargo, la respaldó en beneficio del trabajo que todo un equipo había realizado.
Para los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, Daniel no había superado algunas dolencias en los tobillos, pero su empeño lo llevó a dos podios con metales de oro y plata que lo proyectaron como una de las figuras del continente. El resultado reavivó su deseo por buscar los olímpicos londinenses y asegurar que su tiempo era el actual y no cuatro años después en Río de Janeiro.
"Es un chavo de pensamiento muy claro y convicciones muy fuertes, a veces rayando en lo terco, dicen algunos, pero yo sé que tiene los pies muy bien puestos sobre la tierra", reflexiona el dirigente deportivo. “Todos los días entrena de 10 a 12 horas sin quejarse. Comenzó la carrera de medicina en Ensenada y llegó un momento en que era muy complicado combinar la alta exigencia de la gimnasia y de la escuela y optó por dejar pendiente un tiempo la carrera para no descuidarla y enfocarse en ese deseo de llegar a unos Juegos Olímpicos”.
Castro no duda en que las fuertes convicciones y entrega harán que Daniel Corral se convierta en un icono de esta disciplina a nivel nacional y que "tenga el mejor resultado de la gimnasia varonil mexicana en su historia en los Juegos Olímpicos. De eso estoy seguro”.