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Del triunfo al escándalo: los atletas olímpicos en las redes sociales

El auge de medios como Facebook y Twitter complica tener control sobre la información que publican algunos deportistas
sáb 07 julio 2012 06:35 AM
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¿Sabías que la corredora olímpica Lolo Jones todavía es virgen y busca una cita con el hombre adecuado? ¿O que la nadadora británica Rebecca Adlington canceló su cuenta de Twitter porque la gente insultaba por su apariencia? Los rumores que, en otros tiempos se habrían perdido por la importancia de los Juegos Olímpicos, ahora puedes encontrarlos en tu muro de Facebook.

En el preámbulo de la justa deportiva, los medios publican historias que resaltan las proezas de los atletas o detalles sobre su familia, los obstáculos que superaron a lo largo de su carrera, las estrictas dietas y el arduo régimen de entrenamiento.

En los últimos años, con la fuerza que han tomado los medios digitales y por supuesto con el esplendor de las redes sociales, la historia ha cambiado. 

Ahora es común escuchar o leer publicaciones sobre entrenadores que critican a sus atletas por estar pasados de peso. 

Las historias de proezas atléticas continúan, pero en una población ávida de información inmediata, los intereses son otros. 

La presión por mantener un código de conducta impecable aumenta según se abren nuevas líneas de comunicación, dice el profesor David Rowe, del Instituto para la Cultura y Sociedad de la Universidad de Sydney, Australia. 

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Los atletas que no están familiarizados con este tipo de presión pueden sentirse como si fueran observados bajo lupa. 

Stephanie Rice, nadadora australiana, estuvo en medio de una controversia cuando subió a su cuenta de Twitter una foto en la que usaba un diminuto bikini. La fotografía provocó las críticas de los usuarios e incluso pidieron que la atleta saliera del equipo olímpico. 

No es la primera vez que la medallista olímpica da de qué hablar en las redes sociales. En 2008, subió una fotografía de ella misma con un uniforme de policía muy ajustado a su cuenta de Facebook.

Y en 2010 escribió una ofensa homofóbica dirigida al equipo sudáfricano de rugby en su cuenta de Twitter. 

Los nadadores australianos, Nick D'Arcy y Kenrick Monk, estuvieron en el ojo del huracán al publicar una foto en las redes sociales de ambos, jugando con unas armas dentro de una tienda. 

El campeón olímpico, Michael Phelps se metió en problemas cuando salieron a la luz pública unas fotografías de él fumando marihuana de una pipa. 

Scotty Lago, snowboarder que ganó medalla de bronce en los Juegos de Invierno de 2010, fue puesto en evidencia con una foto en un bar en la que se colocó su medalla de bronce en la cintura mientras que una mujer se arrodilla frente a él con la medalla en su boca. Lago abandonó voluntariamente la Villa Olímpica en Vancouver, Canadá, después del suceso.

Evan Morgestein, agente deportivo que ha representado a 150 atletas olímpicos, comenta que la clave radica en la forma en que manejes la presión y el daño a consecuencia de los rumores y las bromas. 

“Debes de entender cómo manejar ciertas situaciones que ocurren cuando representas a atletas jóvenes”, dijo. “Algunas veces no comentas sobre el escándalo porque siempre hay otras noticias por atender”.

Hace diez años, sin teléfonos inteligentes, las fotos de Rice, Lago y Phelps probablemente no hubieran llegado a la pantalla de una computadora. 

El Comité Olímpico Internacional (COI) repartió un folleto de redes sociales como ayuda a los atletas para tener control sobre lo que se puede compartir en medios digitales. 

Los competidores no pueden publicar videos de las pruebas o de la Villa Olímpica, ni mencionar nada acerca de sus patrocinios o de los productos que promocionan , a menos que sea autorizado por el COI. Tampoco pueden utilizar algún símbolo olímpico, como los aros o todo lo relacionado con la palabra “Olimpiada”.

El nadador Mark Spitz, ganador de siete medallas de oro en 1972, reconoce que la atención de los medios puede ser abrumadora.

“Descubrí que la mejor manera de lidiar con los medios era mantener todo en perspectiva y mantenerme enfocado en mis prioridades”, dice.

Su consejo para los atletas jóvenes es: “Tomen buenas decisiones. Es difícil hacerlo por las presiones que vienen con el aumento de la fama, pero centrarse en el deporte ayuda".

El Comité Olímpico de Estados Unidos considera a las redes sociales como algo positivo. “Las redes sociales son una buena oportunidad para que los atletas olímpicos y paralímpicos atraigan a sus fans, den a conocer a nuevos competidores en su deporte y demuestren su personalidad fuera de la competencia. Al final del día, lo que importa es que más personas conozcan a los atletas en un aspecto distinto al que retratan los medios”.

A Rowe, el profesor de la Universidad de Sydney, no le sorprende que hoy en día los medios estén más interesados en revelar la caída de los atletas en las redes sociales que en hablar sobre su desempeño deportivo. 

“No cabe duda de que hay un enorme interés en los aspectos del desempeño no deportivo de los atletas”, dijo. “Los medios internacionales prefieren indagar en otros aspectos más personales de los deportistas que en sus proezas".

“El auge de las redes sociales es cada vez mayor y los atletas y sus agentes encuentran más dificultades para controlar su imagen. Solía ser más sencillo cuando los medios se mostraban más dóciles o no tenían acceso a tanta información”.

Las redes sociales son actualmente parte de la rutina de preparación de los atletas .

Morgestein, el agente de deportistas, señala que un solo "tuit" puede “afectar a un atleta durante mucho tiempo”.

Fotografías controversiales y comentarios malintencionados hacen pensar al espectador que para los atletas, los Juegos Olímpicos son algo superfluo, pero eso no es cierto, comenta el representante deportivo. 

Rowe declara que algunos solo ven la cobertura olímpica por el drama que se pueda suscitar en medio de la justa. “Entre más grande la celebridad, más grande el escándalo. Algunas personas disfrutan ver a los atletas caer de su pedestal”.

Los Juegos Olímpicos iniciaron como un movimiento meramente amateur, comenta Rowe, pues en el pasado los competidores no esperaban fama o riqueza. “Desde hace 10 años, hemos visto a algunos atletas subir a ese nivel. Son reverenciados e inflados con fama y contratos multimillonarios".

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