Los medallistas olímpicos, una 'clase privilegiada' del deporte nacional

Los atletas mexicanos que han ganado medallas olímpicas saben que con su logro dejan un legado que conlleva responsabilidad.

Víctor Estrada se convirtió en el primer medallista olímpico en taekwondo. En los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 regresó a casa con una presea de plata, pero nada sería igual a partir de ese momento.

“Eres un atleta y te estás volviendo un ejemplo para los jóvenes”, son las palabras que le dijo la mamá de Víctor una vez que él regresó tarde a su casa.

“Yo sí creo que como deportista, más allá de lo bueno o exitoso que seas, tienes que ser un ejemplo en tu vida de manera integral”, dijo.

La medallista Soraya Jiménez tuvo un papel aún mayor, al convertirse en la primera mujer en obtener una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos.

“Hay mucha responsabilidad, sobre todo con los jóvenes y los niños […] Les tienes que dar una buena imagen y seguir el ejemplo, hacer bien las cosas”, aseguró Jiménez, quien se llevó la medalla dorada en la categoría de 58 kilogramos en el levantamiento de pesas en los Juegos de Sydney 2000.

La medalla de oro que se obtuvo en el año 2000, fue la primera desde las competencias de 1984, con sede en Los Ángeles.

Raúl González fue el último mexicano que se logró subir al podio dos veces en los mismos Juegos Olímpicos. El marchista no figuraba entre los favoritos en Los Ángeles 1984.

“Te conviertes en un hombre público, donde la gente quiere ver siempre un ejemplo de disciplina y perseverancia, de lucha, porque así fue mi carrera. Es un compromiso muy grande pero da mucha satisfacción”, compartió Raúl González a MedioTiempo.com.

En las competencias de 1984 también participó Daniel Aceves, quien se llevó una medalla de plata en lucha grecorromana.

“Cuando eres medallista olímpico, cualquier cosa que hagas, para bien o para mal, va a trascender”, recuerda Aceves, al hacer referencia a las palabras que le dijo el también medallista Felipe el Tibio Muñoz.

A lo largo de los 116 años de Juegos Olímpicos, solo 76 mexicanos han logrado colgarse una medalla, lo que convierte a este grupo de deportistas en una clase selecta.

Fernando Platas, clavadista mexicano, le dio nuevamente a México la satisfacción de tener una medalla de plata en esta disciplina en Sydney 2000, en su tercera participación en unos Juegos Olímpicos.

Platas recuerda la frase del también clavadista Joaquín Capilla: “Una medalla olímpica es para toda la vida”.

“Tienes que aprender a vivir con el título de medallista olímpico”, dijo.

Carlos Girón protagonizó un caso emblemático en la disciplina de los clavados en Moscú 1980. Girón, quien tenía casi garantizada la medalla de oro, quedó en segundo lugar luego de que los jueces tomaran la decisión de darle una segunda oportunidad al clavadista local Alexander Pornov, quien terminó quedándose con la medalla de oro.

Pero la medalla de plata no dejó de cambiarle la vida a Carlos. “Cuando me bajé de ese podio, me cambió la vida […] Cuando bajas, te conviertes en una persona que todo el mundo ve”.

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