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Por qué el técnico José Mourinho necesita sentirse amado otra vez

El técnico tuvo una carrera de éxitos hasta que se topó con el fracaso en el Madrid; ahora regresa al Chelsea, que lo encumbró en el futbol
lun 03 junio 2013 04:36 PM
José Mourinho Real Madrid
José Mourinho Real Madrid José Mourinho Real Madrid

“Los medios ingleses crearon un símbolo, un ser humano casi perfecto”. Paulo Texeira, agente de futbol.

Fuera de eso, José Mourinho solo necesita volver a sentirse amado.

El amor escaseó al final de su dolorosa agonía al mando del Real Madrid. El Barcelona le arrebató el título de la liga, el Borussia Dortmund lo eliminó de la Liga de Campeones y la prensa en Madrid lo atacó sin piedad en esta temporada a la que ha llamado la peor de su carrera.

El técnico de 50 años se va visiblemente agotado entre enfrentamientos evidentes en los vestidores e insultos, sus rivales dicen que es la “calamidad” del futbol español.

No sorprende que Mourinho decidiera regresar al Chelsea, el equipo inglés que ayudó a que el portugués se diera a conocer en el folclor del futbol moderno como El Especial.

Para un hombre que parece decidido a trazar nuevas fronteras y adoptar culturas diferentes en el continente, su deseo de pasar una segunda temporada en Stamford Bridge parece haber sorprendido a todo el mundo.

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Sin embargo, de acuerdo con el periodista portugués, José Carlos Freitas, la más reciente maniobra de Mourinho se resume al concepto del pater familias: llegó a un punto en su carrera en el que quiere moldear un club a largo plazo.

Freitas, quien escribe para el diario Record, dijo a CNN: “Creo que está listo para regresar al Chelsea de forma diferente, para tratar de construir algo desde cero”.

“Será un reto reconstruir el equipo del Chelsea. Este tal vez sea un trabajo en el que se mantenga durante cinco o diez años. Necesita ser el número uno del club, no solo ganar, sino pensar en el club, cambiarlo, prepararlo”.

“Cuando Mourinho iniciaba su carrera, quería ganar —ligas, copas y la Champions League—, pero ahora alcanzó cierto estatus en su carrera y necesita más.

“Me parece que esta podría ser una gran oportunidad para que finalmente cree una verdadera conexión (con el dueño del Chelsea, el multimillonario ruso, Roman Abramovich) de forma que puedan construir un Chelsea que se parezca a lo que era el Manchester United bajo el mando de Alex Ferguson”.

Freitas coincide en que el periodo que Mourinho pasó en el Real Madrid ha hecho humilde al entrenador que se hizo famoso al considerarse “especial”.

Durante los tres años que pasó en España obtuvo tres títulos locales, entre ellos el título de la liga que acabó con el dominio del Barcelona al mando de Pep Guardiola, aunque no se alzó con la décima corona de la Liga de Campeones europea que ansían sus fervientes fans.

Desde hacía tiempo había señales de disgusto, pero en cuanto la búsqueda de “la Décima” llegó a su fin, se hicieron evidentes.

Mourinho habló de las personas que lo “odiaban” en España y la confirmación de su salida ocasionó que el vicepresidente del Barcelona, Carles Vilarrubí, lo llamara “una calamidad en el futbol español” durante una entrevista radiofónica.

Vilarrubí también predijo que sería un “desastre” en el Chelsea.

Disidencia en los vestidores

Sus jugadores también lo han criticado, algo inusual para un técnico que se enorgullece de forjar un espíritu inquebrantable en su escuadra.

La decisión del técnico de dejar en la banca al portero, Iker Casillas —capitán de la selección española ganadora del Mundial y jugador del Real Madrid—, para incorporar al recién contratado Diego López, provocó gran parte de la consternación. Sus propios jugadores, entre ellos el portugués Pepe, criticaron la forma en la que trató a Casillas, sin embargo, Mourinho no cedió y dijo que los comentarios del arquero eran producto de los celos.

A pesar del desagradable final de su carrera en el Real Madrid, uno de los exjugadores de Mourinho tiene un punto de vista diferente respecto a la cultura del conflicto que dominó el capítulo final de su reinado en el Bernabeu.

“En el Real Madrid algunos jugadores estaban en su contra, pero tienes que verlo de forma distinta: ¿Por qué, en una carrera de 12 años, solo se han quejado dos o tres personas?”, pregunta Federico Castro Roque dos Santos, conocido como Freddy, quien jugó bajo las órdenes de Mourinho para el equipo portugués Uniao de Leiria.

“Para mí, esto es un éxito, esto es enorme. A donde quiera que vaya, la gente lo quiere; ha pasado por tantos clubes, tantos jugadores, tantas figuras y ahora solo unos cuantos se quejan”.

Incluso cuando era más joven, Mourinho estaba sentando las bases en las que descansaría su éxito. Su primer paso es demostrar y exigir lealtad a toda prueba a sus subalternos.

Entonces, ¿cómo era el juego para él?

“Nos protegía de todos, del presidente, de los aficionados, de los periodistas. Cuando se trata de proteger a su gente no le importan las consecuencias externas”, explicó Freddy.

“Incluso cuando dejó el Inter de Milán, un jugador que casi no había jugado, (el defensa italiano, Marco Materazzi), lo abrazó y lloró con él, lo que revela su efecto al interior de un equipo.

“Te hace creer que eres el mejor jugador. En mi caso, yo tenía 20 años y me dijo que sería el mejor jugador de la liga. Aunque no lo fui, le creí. Es como un padre con su hijo, tu hijo es siempre el mejor. Esta es su principal arma”.

“También es bueno para las relaciones personales… es como un psicólogo. Tiene muchas virtudes que no son comunes en los entrenadores”.

“Creo que es la misma persona, pero cuando eres el técnico del Chelsea o del Real Madrid, tienes más enemigos, digamos. Es una lucha más ardua cuando estás en un equipo grande, pero protegerá a todos hasta el fin”.

Relaciones con la prensa

La llegada de Mourinho al Chelsea en 2004 fue inolvidable.

Entró con gracia y sofisticación a su nuevo puesto como ganador de la Champions League con el Porto y al instante declaró a los medios: “Creo que soy alguien especial”.

Esta frase se volvió el símbolo de su cercana relación con la prensa inglesa. Amaban la arrogancia que emanaba, la forma que merodeaba por la línea de banda, admiraban sus principios del juego limpio.

Aunque para cuando salió del Chelsea en 2007 la relación se había deteriorado, el haber asegurado cinco importantes trofeos —entre ellos el primer título de la liga del club en 55 años— seguía representando el punto más alto de sus relaciones con los medios. Su etapa como entrenador del Internazionale en Italia, en la que obtuvo dos títulos de la Serie A, dos copas locales y otro triunfo en la Liga de Campeones, estuvo salpicado de enfrentamientos con los periodistas: uno de ellos lo acusó de haberlo agredido físicamente.

Las relaciones con la notoria prensa de Madrid oscilaban entre difíciles e imposibles; Mourinho deseaba moldear al club a su gusto y su estilo contencioso irritaba a muchos.

“Siempre entendió algo muy importante en el futbol moderno: que hay que representar un personaje, como si se tratara del teatro”, explica Freitas.

“Si vas al teatro y ves a un actor haciendo un personaje, verás que él hace eso. Creo que a veces lo hace de forma positiva, a veces de forma que la gente no lo entiende. La prensa de Madrid nunca lo entendió. La prensa apoya totalmente al club. En España, cuando ven que alguien está tratando de cambiar la situación en un club se vuelve algo personal”.

“Trató de cambiar la organización; tuvo problemas con (el anterior director del Real Madrid) Jorge Valdano al tratar de tener el control del equipo profesional. Ni la prensa ni los jugadores lo percibieron como algo positivo”.

“No tenía escapatoria, aunque hubiera ganado la Champions League. Si hubiera ganado ‘la Décima’ tal vez habría podido salir por la puerta grande como un dios, pero no lo hizo”.

La carrera de Freddy como jugador está a punto de terminar, pero ya tiene su permiso “UEFA ‘B’” para ser  entrenador y quiere seguir los pasos de Mourinho. Dice que las viejas tácticas de su técnico sentarán las bases en las que soportará su rol.

“Como dijo Mourinho, siempre podemos mejorar al individuo”, explicó. “No tenemos que tomar a los mejores jugadores para tener el mejor equipo, podemos poner juntos a dos tipos y hacerlos mejores juntos. Lo vi con mis propios ojos, así que quiero hacerlo con los niños en mi país, Angola”.

“Aprendí de Mourinho que todos deben recibir un trato diferente. No puedes tratar a Frank Lampard de la misma forma en la que tratas a John Obi Mikel. Tratas de sacar las virtudes de un tipo más explosivo, lo mismo de un tipo más técnico, no necesitamos criticar”.

“Estuvimos en un equipo sencillo y luchábamos por ser campeones con un presupuesto limitado y con jugadores inferiores, pero como equipo funcionábamos, lo vi con mis propios ojos. Podemos inyectar actitud y conocimientos en cualquier individuo”.

“Mourinho es un técnico casi perfecto. En Inglaterra lo conocen como El Especial, pero cuando lo conoces, sabes que no es broma. Es especial”.

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