"Soy afortunado en el universo": mexicano con récord en el Everest
David Liaño mira en su computadora las fotografías que tomó en el Monte Everest y describe la sensación de llegar a la cima del mundo, a más de 8,800 metros de altura.
"Me siento muy pequeño, comparado con el lugar en el que estoy. Sé que estoy alejado de todo. Aislado de la civilización y bueno, que soy un parte muy pequeña del planeta y del universo y me siento muy afortunado", dice.
En su plática con CNNMéxico, viste una camisa a cuadros, jeans y tenis. Como muchos jóvenes de 33 años, revisa su cuenta de Facebook y le gustan los deportes, aunque hace poco (19 de mayo) logró una hazaña que rompió un récord Guinness: escaló el Everest en tan solo ocho días, por sus caras norte y sur, la vertiente tibetana y nepalí, respectivamente.
En 60 años de ascensos a la montaña más alta del mundo, nadie había hecho algo similar en un lapso tan corto. “Lo que viene a mi mente cuando llego a la cima del Everest no es tanto sentirme que conquisté la montaña. Yo creo que es al contrario”, dice Liaño.
Sonríe cuando presiona una tecla y en la pantalla continúan desplegándose postales del Everest. Imágenes de las banderas con oraciones budistas que colocan los sherpas (habitantes de regiones cercanas al Everest que ayudan a subir a los alpinistas) o incluso de algunos cuerpos de personas que murieron en su intento por superar el principal reto del alpinismo.
“El momento de mayor satisfacción no es cuando estoy en la cima, sino una vez que bajo al campamento y estoy dentro de mi tienda de campaña, con seguridad, en ese momento es cuando cierro los ojos y realmente disfruto lo que acabo de lograr”, agrega.
David sabe que logró algo importante, pero dice que no quiere anquilosarse. De hecho ya tiene en la mira el próximo reto.
“Tengo un proyecto para este año, que no necesariamente está ligado con el alpinismo, que es realizar una vuelta al mundo veleando, en solitario y sin paradas… esto en México nadie lo ha conseguido. La primera vez que se hizo fue en 1969 y hasta esta época nadie de mi país lo ha hecho”, narra el deportista del Distrito Federal.
“Es un reto, creo que es muy ambicioso. Me llevaría siete, ocho meses, en alta mar, dar esta vuelta al mundo. Llevo dos años de preparación personal, y del velero y es algo que tengo planeado empezar a finales de septiembre”, dice.
La cima no se compra con dinero
“Algunos piensan que con dinero se puede comprar la cima y eso no es necesariamente cierto. Sí es posible a lo mejor tener un poco más de factores de seguridad, con más recursos, pero nada está garantizado”, explica David.
Al deportista le ha tocado observar en años recientes cómo se crean “embotellamientos” de aspirantes al escalar el Everest, que está ubicado en la frontera entre China (la región del Tíbet) y Nepal.
Si se cuenta con cierta capacidad económica, se puede pagar a una empresa que proporcione la ayuda de los sherpas y hacer el intento de llegar a lo alto de la montaña, después de obtener los permisos necesarios (con un costo mínimo de 10,000 dólares por persona).
Las aglomeraciones en el Everest y la falta de experiencia de algunos montañistas, han provocado un aumento en los accidentes. David cuenta que hay muchos factores de riesgo en las etapas de ascenso y descenso, como la falta de oxígeno en la zona, las avalanchas, las caídas de rocas o un posible congelamiento de varias partes del cuerpo por las bajas temperaturas.
Por esa razón, comenta, es necesario hacer una preparación previa y tomar en cuenta todos los detalles.
“En la parte física, lo que hago es un entrenamiento muy parecido al del triatlón: nadar, correr, y la bicicleta. Eso se me hace una combinación perfecta para un deporte como el alpinismo. También subir otras montañas, es lo que mejor me prepara para subir una como el Everest”, indica David.
“La parte mental es muy importante. El tener la motivación para llegar a la montaña, tener la paciencia , para superar las situaciones difíciles, el mal clima, momentos complicados, también durante meses estoy visualizándome, con la idea de llegar a la cima y superar todos esos obstáculos que nos vamos encontrando en una expedición”, agrega.
Al trabajo duro que debe hacer cualquier alpinista, apunta David, se suma el apoyo que brindan los sherpas para tener éxito en la conquista del Everest, los héroes a los que no se suele reconocer y que no aparecen en las fotografías.
“Son personas muy fuertes, que durante generaciones han vivido a más de 3,000, 4,000 metros de altura y es por eso que genéticamente están ya adaptados a trabajar a esa altura. Si no fuera por ellos o por su ayuda, creo que muy pocas personas lograrían llegar a la cima del Everest” , menciona el alpinista mexicano.
David tuvo que viajar en helicóptero, después de completar su primer ascenso por la zona de Nepal, para que le diera tiempo de escalar por la otra cara del Everest, en una misma temporada -de finales de abril hasta el inicio de junio, cuando existen condiciones climáticas favorables para ascender-.
Organizar la logística de forma adecuada y tener el clima a su favor son otros factores que ayudaron a David para lograr su récord.
Un “like” desde la montaña
“19 de Mayo, 4:30 am hora de Nepal. En la cima del Everest por segunda ocasión en la misma temporada subiendo por rutas diferentes”, publicó David en Facebook, desde la montaña, cuando cumplió con su objetivo.
Durante toda la expedición, utilizó esa red social para narrar sus experiencias. La tecnología le permitía estar en comunicación casi en cualquier zona del mundo. Cuando llegó a la cima, utilizó un teléfono satelital para hablar con su familia y contarles que estaba bien, aunque todavía tenía que cumplir con la etapa más peligrosa: el descenso.
Trató de narrarles lo que veía a más de 8,000 metros de altura, aunque dice que es complicado expresar en palabras una emoción así.
David es vegetariano desde hace 13 años. En el ascenso al Everest, consumió pastas y galletas de chocolate, entre otros alimentos con muchos carbohidratos, para reponer la pérdida de calorías.
Además de escalar, practicar el velerismo y hacer recorridos en bicicleta (completó este 15 de junio un recorrido del Distrito Federal a Acapulco), David es empresario.
“Estudié las licenciaturas de Administración y Contaduría Pública… Pero afortunadamente creo que mi trabajo no es lo que me define. Trato de tener un equilibrio en mi vida profesional y en las aventuras que hago, en las expediciones en las que participo. Este equilibrio me permite tener una vida completa, porque no todo es trabajo y no todo es aventura y diversión”, explica.
Después de la experiencia que ha tenido con los ascensos al Everest (lo escaló por primera vez en 2005; ha llegado a la cima en cinco ocasiones), a David le parece que vale la pena soñar en grande y luchar porque esos sueños se hagan realidad.
“Creo que todos tenemos el potencial de ser personas extraordinarias. Lo que le diría a la gente es que den ese primer paso, que hagan una lista de los sueños que tienen, de las aventuras que quieren seguir y que hagan todo lo posible por seguirlos, porque es posible conseguir esas metas y esos sueños”, concluye.