Bolt busca hacer historia y el adiós a Isinbáyeva, en Mundial de Atletismo
Tres medallas de oro es todo lo que necesita Usain Bolt en los Mundiales de Moscú para superar a Carl Lewis y ser exaltado al lugar preferente en la galería de mitos del atletismo, coincidiendo con el adiós definitivo de la "zarina" Yelena Isinbáyeva.
Para cualquier otro atleta, tres medallas y todas de oro, constituye un reto descomunal. Para el jamaicano, que lo viene haciendo con regularidad en casi todas las grandes ocasiones, supone una conquista rutinaria, tan accesible para él, que todo el mundo la da por hecha.
Sobre todo si, como ocurre ahora, el bólido de Trelawny se ha ido quedando sin adversarios por el camino. El estadounidense Tyson Gay, líder del año en 100 metros (10.75) y el jamaicano Asafa Powell, su antecesor como plusmarquista mundial, dieron positivo en controles de dopaje y el defensor del título mundial, su compañero de entrenamientos Yohan Blake, se encuentra lesionado.
Sus principales enemigos en Moscú serán, previsiblemente, el estadounidense Justin Gatlin (9.89), el único que le ha vencido este año -el 6 de junio en Roma- y Nesta Carter, rescatado para el equipo de Jamaica tras la baja de Blake y tercero en la lista mundial del año con sus 9.87 de Madrid.
Carl Lewis, velocista y saltador de longitud que extendió sus dominios entre los Mundiales de Helsinki 1983 y los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, figura al frente del cuadro de honor de los Mundiales con 10 medallas (8 de oro, 1 de plata y 1 de bronce). Bolt tiene 7 (5 de oro y 2 de plata).
Convertido, finalmente, en leyenda al revalidar en Londres 2012 su doblete olímpico de la velocidad individual (100 y 200), Bolt se propone darse un nuevo baño de gloria en el estadio Luzhniki con los títulos cantados de 100 y 200. La única duda reside en el relevo 4x100, donde no solo depende de sí mismo.
Además de aumentar su colección de medallas, Bolt se batirá por recuperar el título de 100 metros que dos años atrás, en Daegu (Corea del Sur), se dejó al precipitarse en la salida. Su descalificación fue aprovechada por Blake para hacerse con la corona.
En los Juegos de Londres, un par de atletas se las arreglaron el pasado año para disputarle el protagonismo: el keniano David Rudisha, que ganó el oro en 800 con récord mundial tirando desde el disparo y el británico Mo Farah, campeón olímpico de 5,000 y 10,000. En Moscú no estará el africano, lesionado.
Mo Farah, sí. El fondista nacido en Somalia y entrenado por el estadounidense Alberto Salazar acude eufórico a Moscú tras arrebatar al español Fermín Cacho el récord de Europa de 1,500 con 3:28.81, una marca que delata una punta de velocidad letal en un fondista.
En determinados círculos ya empieza a comparársele con el marroquí Said Aouita, que en la década de los 80 era capaz de correr los 800 en 1:43.86, los 1,500 en 3:29.46, los 5,000 en 12:58.39 y los 10,000 en 27:26.11. Farah ya cerró con Bolt una exhibición benéfica de 600 metros. En Moscú le disputará la gloria.
Los aficionados rusos asistirán con nostalgia al último vuelo de Yelena Isinbáyeva, que dejará el atletismo sin haber cumplido su objetivo de batir el récord de plusmarcas mundiales. Ha logrado 28 hasta hoy, lejos de las 35 que amasó, centímetro a centímetro, el también pertiguista Sergey Bubka.
La Zarina, que obtuvo en Londres 2012 un "modesto" bronce olímpico -para una atleta de su rango-, intentará arrebatar el título a la brasileña Fabiana Murer en un combate al que se suma la campeona olímpica, la estadounidense Jennifer Suhr y la cubana Yarisley Silva, líder del año con un salto de 4.90.
Los años posteriores a los Juegos ejercen en algunas figuras mundiales una inclinación irresistible a tomarse un descanso en sus carreras deportivas y ofrecen, por tanto, a los talentos emergentes una excelente ocasión para abrirse un hueco entre la élite.
En esa guerra se alistarán dos saltadores de habla española que han revolucionado este año el ránking de longitud: el mexicano Luis Rivera, de 26 años y el español Eusebio Cáceres, de 21. Los dos explotaron el mismo día, el 12 de julio. El primero venció en la Universiada de Kazan (Rusia) con 8.46, el segundo conquistó el título europeo sub-23 en Tampere (Finlandia) con 8.37. Entre ambos se intercala un ruso, Alexander Menkov, con 8.42.
La batalla contra el dopaje volverá a llevarse una parte importante del presupuesto. Todos los atletas participantes –casi 2.000, según la inscripción provisional- pasarán controles de sangre previos a la competición, de acuerdo con los planes de la IAAF, que ha vuelto a lanzar una proclama contra este mal que ha acaparado los reflectores en 2013, en vísperas del campeonato.
La decimocuarta edición de los Mundiales se aseguran un récord antes de empezar. El estadio Luzhniki acogerá a 1,974 atletas (1,106 hombres y 868 mujeres) procedentes de 206 países, cifras jamás alcanzadas antes en el torneo. Hasta ahora el récord lo compartían Sevilla 1999 y Berlín 2009 con 200 países.