Del gozo al pozo: ¿cómo 'sobreviven' los jinetes a las lesiones graves?
Uno de los escenarios más temidos de cualquier deporte podría ser que un jinete se percate de que el animal de media tonelada debajo de él no podrá aterrizar después de volar sobre una obstáculo de casi dos metros de altura a casi 50 km/h.
El pasto se convierte en líneas verdes borrosas justo antes de antes de que el jinete y el caballo se detengan en el suelo de manera brutal.
En un abrir y cerrar de ojos, un caleidoscopio de colores se convierte en negro y las vidas se trastornan.
Es una pesadilla de cualquier jinete, su familia y sus amigos, en un deporte cuyos protagonistas constantemente son cuidados por una ambulancia: un recuerdo constante de la amenaza real de una lesión severa, una parálisis potencial y en casos extremos, la muerte.
"Me quedé inmóvil cuando escuché las noticias", dijo Fidelma Toole, cuyo hijo Peter estuvo en coma durante 13 días después de que scayera en el hipódromo de Liverpool Aintree, el día del Grand National, en 2011.
"No entendía lo que pasaba".
Afortunadamente, después de años de arduo trabajo de rehabilitación, que implicaron 18 meses para volver a aprender a hablar, el diagnóstico de este irlandés era extremadamente bueno.
Ahora, Peter, de 25 años, no solo camina y habla (aunque con paso más lento), sino que también, de manera milagrosa para muchos, vuelve a montar.
A pesar de sus experiencias, a Toole todavía se le traban las palabras cuando se encuentra con un compañero jinete irlandés.
En marzo, JT McNamara considerado por muchos como uno de los jockeys amateur más exitosos en la historia de las carreras en Gran Bretaña, se cayó en el Festival de Cheltenham.
Supuestamente, después de un mes en el retiro, el jinete de 37 años ha quedado paralizado desde el cuello hacia abajo.
"Nunca podré olvidar a John Thomas" dijo Toole, quien había visitado a su amigo un par de días antes de hablar con CNN.
"Solo le agradezco a Dios que no me sucedió a mí. Fue la más simple de las caídas y no se puede creer el daño. Puede mover la cabeza y puede hablar, pero no puede hacer otra cosa".
Dado su propio pasado, ¿Toole tiene algún consejo?
"Por supuesto que no", dijo. "Todo lo que puedo hacer es ir a verlo y estar ahí”.
Como sabe por experiencia propia, las ventajas de que alguien piense en ti pueden ser infinitas.
Desde el momento de su caída en el Classic Fly, un incidente que todavía no recuerda, la organización pionera IJF estuvo al lado de Toole. Literalmente.
Fundada en 1964 para ayudar a los jinetes paralizados, uno de los cuales se cayó en el Grand National de ese año, la organización le facilita la vida a los jinetes con lesiones inhabilitantes.
La IJF no solo ofrece apoyo logístico instantáneo y trabajo de rehabilitación ilimitado en un edificio de vanguardia, sino que ofrece beneficios que incluyen la oferta del pago de las hipotecas para aquéllos cuyos ingresos han resultado afectados por sus lesiones.
"Básicamente, somos una beneficencia que apoya de manera financiera médica y psicológica, dijo a CNN Lisa Hancock, directora del IJF. "Durante más de 49 años hemos apoyado a más de 1000 beneficiarios".
El año pasado, la organización con base en Suffolk apoyó a más de 500 miembros de la familia hípica, con 35 (7%) casos nuevos.
No todos ellos son jinetes, ya que una cuarta parte trabaja como ayudante de establo, aunque el procedimiento es el mismo cuando alguien sufre una lesión seria.
El cuidado médico se deja en manos de los doctores y la IJF se concentra inicialmente en solucionar las necesidades logísticas que pueden abrumar a amigos y parientes, enviando a uno de sus llamados almoners (oficial de asistencia social) para evaluar las diferentes necesidades.
"La parte más difícil del trabajo es cuando te toca alguien que tiene lesiones serias, ya que aunque trates de mantenerte a una distancia, no puedes evitar que te afecte", dijo Karen Sharpe, uno de los nueve oficiales de asistencia de la organización.
"Vives y respiras el accidente con la familia y amigos, aunque debes tratar de permanecer al margen y no dejar que te afecte.
"Si no puedes mantener la calma, no eres de ninguna ayuda para los demás y eso puede ser bastante difícil. Pero de la misma manera, si puedes brindar aunque sea un poco de ayuda, es muy gratificante".
Fidelma Toole describió a Sharpe como "una en un millón". Ella fue a quien enviaron a cuidar de la familia cuando Peter sufrió la caída que puso fin a su carrera.
Los doctores atendían a un jinete comatoso, Sharpe dedicaba su atención a la familia, arreglando su traslado desde Irlanda y el alojamiento en Aintree, entre varias otras medidas.
"Simplemente no puedo imaginarme lo que hubiera sido sin Karen o la IJF", dijo Fidelma. "Durante esos primeros días, no piensas. Estás en otro mundo, pensando cuál será el resultado.
"Tener a Karen ahí fue muy importante y te preguntas cómo podrías haber empezado sin ella. Desde el momento en que Peter se lesionó, ella estuvo en el hospital y nunca se fue".
Hoy Peter está de vuelta en casa en Irlanda, su carrera le fue arrebatada de manera cruel de sus manos, pero puede montar algunos caballos de uno de sus antiguos entrenadores.
Su exitoso camino hacia la recuperación se debió a su larga estadía en Oaksey House, el centro de rehabilitación construido con ese propósito que se encuentra en el condado del sur de Inglaterra, Berkshire y que lleva el nombre del fundador de la IJF, Lord Oaksey.
La beneficencia también llevó a Toole en avión de regreso a Irlanda. ¿Cómo, entonces pueden costear un servicio tan amplio?
"Donadores generosos, herencias y trabajo en Navidad", dice Hancock. "Necesitamos 4 millones de dólares para cubrir nuestros costos anuales y eso es lo que típicamente obtenemos. Somos muy afortunados de que la comunidad hípica haya adoptado a la IJF".
Veamos el caso de Chris 'Red' Kinane, una asistente de entrenador a quien un caballo dio una patada tan dura en la cabeza que su vida estaba en peligro.
Después de un año en el hospital y 14 operaciones para reconstruir su cráneo, los ingresos de Kinane se desmoronaron, así que la IJF prestó su ayuda.
"Nos hacemos cargo de las hipotecas de los jinetes que no pueden hacer sus pagos", explicó Hancock.
"Entonces, vinculamos la hipoteca al índice de precio de las viviendas, lo que significa que nuestro dinero está asegurado y que ellos no perderán su casa. Es una manera a largo plazo de ayudar a nuestros beneficiarios".
Es otro servicio notable de una organización poco conocida fuera del círculo de las carreras en Gran Bretaña.
El próximo año, la IJF celebrará su 50 aniversario, y para celebrarlo inaugurará un nuevo edificio en Yorkshire, en el norte de Inglaterra.
"No podemos abrir más centros ya que tendríamos que reducir nuestros gastos de manera considerable", dice Hancock. "Estamos razonablemente bien financiados y eso se debe a un cuidado prudente".
Mientras, la IJF seguirá haciendo su tarea principal: ser una organización que ningún jinete apto quiere conocer demasiado bien, pero una organización sin la que ningún jinete podría sobrevivir si tiene mala fortuna.