Cómo cambió la vida de los habitantes de Sochi por los Juegos Olímpicos
Ha sido llamada Las Vegas de Rusia. Un lugar donde el gobierno de Vladimir Putin asumió el reto de un gran proyecto para ayudar al mundo a replantear la forma en que hace negocios.
Más de 50,000 millones de dólares se gastaron en remodelar a Sochi para los Olímpicos de Invierno, mientras que el proceso trajo tránsito, una disminución del turismo y destrucción ambiental.
Si fue difícil para los habitantes locales, sin duda también fue igual de difícil para los expatriados que vinieron al lugar turístico del Mar Negro buscando una nueva vida y se quedaron preguntándose cuál es el legado que los juegos de este mes tiene para ellos.
Un empresario británico, que vino a Rusia en 1996, cree que se perdió una gran oportunidad por parte de las autoridades.
“Lo que los rusos no entienden es el precio de lo que tienen. Los recursos naturales aquí, los bosques, ríos; hay tanta naturaleza sin tocar aquí que es increíble", dice James Larkin.
“Puedes caminar en las montañas durante varios días y no verás ninguna casa, ningún camino, no hay forma de llegar aquí solo caminando. Realmente no hay muchos lugares en el mundo que queden para eso. Esa es una gran atracción turística en sí”.
Larkin abrió un spa “banya” en la región montañosa de Krasnaya Polyana sobre la ciudad costera, pero pasó el año pasado trabajando en Moscú debido al caos que trajo la reconstrucción de Sochi.
“Los últimos años fueron bastante malos, excavaron las carreteras, hubo muchos embotellamientos. Los habitantes locales, que son turistas que vienen desde Sochi, dejaron de venir.
“Los precios se elevaron… económicamente eso dificultó todo”.
Sin embargo, para el empresario estadounidense Bruce Talley, el flujo de miles de personas que se necesitaron para convertir a Sochi en un lugar olímpico fue una bendición masiva.
Talley, quien trabajó en la banca de inversión antes de detectar oportunidades para la inversión de bienes raíces en Sochi, encontró un nicho al ayudar a funcionarios, comunicadores y patrocinadores olímpicos a navegar por la burocracia rusa.
“Es increíble. Viví en California durante mucho tiempo y vi el crecimiento y desarrollo ahí, y por supuesto el sur de California es un área mucho más grande… en una región concentrada como esta, nunca atestigüé nada como los cambios aquí”, dijo a CNN.
“Hay muchas personas que se reubicaron aquí al trabajar para varios organismos. Reubicamos a algunas de esas empresas, al ayudarles a encontrar departamentos hasta ofrecerles servicios, administración financiera y contratos”.
En medio de estas dos perspectivas está Bastien Simmonneau, quien con su padre chef dirige un restaurante francés de mariscos con vista al puerto , una pastelería y un negocio de catering.
“Creo que después de los Olímpicos estará bien porque tendremos buenos hoteles, carreteras, un aeropuerto agradable; será muy rápido venir para las personas desde Moscú para disfrutar la nieve”, dijo el empresario de 31 años a CNN.
“En estos momentos, por supuesto, no recibes turistas”.
Eso fue a finales del año pasado, cuando la fuerza laboral de Sochi todavía luchaba con su fecha límite para estar listo para la ceremonia de apertura del 7 de febrero.
Desde ese entonces, la seguridad fue aumentada mucho más después de varias alertas terroristas, lo que resultó en una restricción al tránsito de la ciudad.
Sochi, que tiene un clima subtropical, tradicionalmente ha sido el centro de la “Riviera rusa”, un cinturón estrecho de dos kilómetros de costa que se extiende 145 kilómetros.
Es un lugar de veraneo popular para los rusos, pero hay algunas dudas sobre cuántos turistas extranjeros viajarán para los Olímpicos a pesar de los mejorados enlaces por aire y tierra.
“Antes pensábamos sí, pero ahora no sabemos”, dice Simonneau.
“Las autoridades, su prioridad son los terroristas, controlar a todos, así que no sabemos si habrán muchos extranjeros. Necesitas tener documentos para todo. Tenemos muchas preguntas sobre cómo funcionará, pero no nos responden”.
Pero no hay dudas del potencial turístico del grupo de montañas masivamente renovado de Krasnaya Polyana, que Simonneau recuerda solo tenía una telesilla (“creo que compraron una de segunda mano de Yugoslavia”) en el momento de su primera visita meses después de que se le concediera a Sochi la organización de los juegos en 2007.
“Realmente disfruté la calidad de la nieve pero me tomó 40-45 minutos llegar a la cima de la montaña”, dice. “Solo tenían una carretera. No había nada en Krasnaya, una pequeña villa y nada más, solo turistas rusos”.
Ahora hay tres resorts de alta gama, para el deleite del presidente de Rusia que ama el esquí, Vladimir Putin, quien tomó un enfoque práctico para asegurar que su gran proyecto saliera como fue previsto.
Sin embargo, los habitantes locales en la villa Akshtyr fuera de Sochi se quejaron sobre los efectos que toda la construcción tuvo en su medio ambiente.
Alexander Koropov dijo a CNN que una línea de tren construida a 18.2 metros de su granja de frutas dejó sus productos en descomposición debido a la contaminación en los sitios de construcción.
“Cada 10 minutos, dice, el tren a alta velocidad pasa por su casa, y lo vuelve loco”, reporta Ivan Watson de CNN, quien dice que otros residentes le dijeron que el gobierno no pudo cumplir las promesas de ofrecer plomería centralizada y calefacción.
“Alexander dice que este era un lugar hermoso antes de los Olímpicos. No puedes imaginarte cuántos árboles se destruyeron aquí para construir esto”.
Sin embargo, los organizadores de Sochi dicen que realizaron programas extensos de reforestación para reemplazar cientos de miles de árboles en áreas afectadas en la ciudad y regiones circundantes.
Se crearon áreas para las especies animales y de plantas en peligro de extinción, según la Estrategia Ambiental 2014 de Sochi.
La cuenca del río Mzymta también es restaurada, con millones de peces lanzados al agua, y el objetivo de Sochi es ser unos juegos de “cero desperdicio” que tengan un “impacto mínimo en el clima” en términos de emisiones de gases de efecto invernadero, según en el comunicado de políticas oficiales.
Sin embargo, Larkin se desespera por el impacto del desarrollo en lo que previamente era una región montañosa relativamente virgen.
“La mayoría de los rusos, especialmente los políticos, no lo entienden. Por una copia mala de lo que tienes en Suiza, hecha en un par de años, no vas a impresionar a las personas”, dice.
El plan del presidente Putin para mejorar la reputación de Rusia como un participante grande internacional pudo haber sacrificado algo de la belleza natural el país en expansión pero, dicen algunos, es revitalizar a una región que cayó en el olvido después de la era soviética.
“La antorcha olímpica va a encenderse donde solía vivir”, dice Rima Seferyan, una de los miles de residentes de Sochi que tuvieron que reubicarse. “Estoy muy feliz con mi nuevo hogar”.
Bruce Talley, un empresario estadounidense, está emocionado por las oportunidades de negocio que se presentarán para la ciudad, que organizará la primera carrera de Fórmula Uno de Rusia en octubre y ofrecerá uno de los estadios para el Mundial 2018 de futbol.
“Sochi renace de alguna manera”, dice el empresario de 54 años, quien publica lo que dice es la única fuente de información en inglés en la ciudad .
“Tendrán muchos eventos durante mucho tiempo aquí.
“Tuvimos el foro económico, uno de los mayores foros de negocio en Rusia; hay uno en San Petersburgo y uno en Sochi cada año. Decenas de miles de personas vienen aquí para hacer contactos”.
Rusia, como Bastien Simonneau también reconoce, no es un lugar fácil para hacer negocios.
A través de sus empresas, el propietario de un restaurante dice que fueron ayudados por el amor a la cultura francesa de su gente.
“El mayor reto es encontrar a alguien en quién confíes. Lo segundo es encontrar y entrenar al personal”, dice, al añadir que la mayoría de sus trabajadores viene de otras partes del país.
El dueño del spa, Larkin, dice que podría ser mucho más difícil ahora para los extranjeros establecer negocios en Sochi.
“Es una cuestión del costo inicial de esto; el precio de la tierra y los materiales de construcción fue exagerado, es más costoso que en Moscú”, dice Larkin de 58 años.
“El segundo problema es encontrar personas. Hicieron que todos los extranjeros se mudaran, principalmente personas de países como Tayikistán quienes trabajaban aquí.
“Tuvieron que irse así y es más costoso encontrar personas que puedan hundir pilas o poner ladrillos o cosas así. Posteriormente tienes todos los otros problemas de conseguir proveedores”.
A pesar de las dificultades que los Olímpicos le trajeron, Larkin espera que los visitantes internacionales vengan a Sochi y experimenten la vida en Rusia; aunque podrían tener que escapar de los confines del área olímpica para hacerlo.
“Soy inglés pero Rusia es mi hogar, tengo mucho cariño a este país y las personas aquí. Tienen muchas buenas cosas que ofrecer”, dice.
“Las personas son agradables; son un poco duras al principio, un poco hostiles pero, en el interior, la mayoría de los rusos tiene un corazón muy cálido y son rápidos para ser tus amigos.
“Tuve situaciones en las que tienes un pequeño accidente automovilístico con alguien, gritan, maldicen y se enojan; pero después de aproximadamente 10 minutos te invitan a casa a cenar”.