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Aficionados mexicanos viven un giro de emociones tras la derrota del Tri

El giro dramático en el duelo de octavos de final entre México y Holanda pegó en el ánimo de los aficionados en las plazas públicas
dom 29 junio 2014 06:25 PM

Todo era risa y diversión hasta el minuto 87 del juego. Durante el primer tiempo ni México ni Holanda se hicieron daño y se fueron al descanso con un marcador a ceros. Sin embargo, era notorio el cansancio de los holandeses, quienes no están acostumbrados a jugar con altas temperaturas.

"El calor le va a afectar a Holanda", comenzaron a decir de manera esperanzada algunas de las personas que desde temprana hora se dieron cita en la plancha del Zócalo.

Era el partido de matar o morir, y aunque durante los primeros 45 minutos no llegó el gol a favor del Tri, la gente confiaba que en el segundo periodo, al menos, le sacarían un tanto a la Naranja Mecánica, resultado que les daría el pase a los cuartos de final.

"El partido ha estado muy parejo, yo pienso que van a quedar 1-0 favor México", comentó Arturo Morales, quien decidió ver el partido en el Zócalo para pasar tiempo con su hijo.

Delia Jorge Peña, quien viajó desde Pachuca con su hijo Ángel y hasta su perrita chihuahueña de nombre Tita, señaló que “México tiene que pasar y si gana nos lanzamos al Ángel”.

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Llegó la parte complementaria. La confianza hacia el equipo dirigido por Miguel el Piojo Herrera era evidente, y con tan solo dos minutos en el reloj Giovani dos Santos se convirtió en el autor del gol que cimbró el estadio Castelao de Fortaleza, al mismo tiempo que en la plancha del Zócalo la gente explotó en gritos y brincos.

Los que llevaban banderas de México las ondeaban en lo alto, quien llevaba espuma la lanzaba a los demás asistentes y el sonido de las matracas y trompetas hacían una fiesta. México estaba a punto de hacer historia.

Los primeros cánticos del ya tradicional Cielito Lindo se dejaron escuchar: "¡Ay, ay, ay, canta y no llores!" Lo de menos era el fuerte sol que golpeaba el primer cuadro de la ciudad. Lo que realmente importaba era vivir la emoción del juego con miles de personas y por un momento sentirse como en Brasil, ya que al igual que las personas en el estadio Castelao de Fortaleza, la gente en el Zócalo no dejaba pasar oportunidad para gritar el ya conocido: "¡Eeeeeeh putooo!", cada que los jugadores holandeses tocaba a balón parado.

Faltaban solo tres minutos para que se cumplieran los 90 de partido. Los rostros de las personas mostraban alegría e incluso sorpresa por el resultado favorable para el Tri. Sin embargo, había algo de nerviosismo ya que durante los últimos minutos los tulipanes habían dejado sentir su presión en la portería que resguardaba Guillermo Ochoa. “¡Ochoa, Ochoa, Ochoa!” eran las porras para el guardameta que entre aplausos y suspiros de alivio también recibía apodos como el de “Pared Ochoa”.

Minuto 87, un tiro de Wesley Sneijder derribó el muro de Ochoa y ponía el partido 1-1. “Calma, aún tenemos el empate y nos vamos a tiempos extras”, decían los asistentes en el Zócalo. El árbitro portugués Pedro Proenca añadió seis minutos al reloj, tiempo que podía jugar en contra o a favor de cualquiera de los equipos.

La gente en el Zócalo se llevaba las manos al rostro como si no quisieran ver las últimas acciones del partido. La alegría pasó a ser preocupación y desconcierto. Arjen Robben terminó con la ilusión . Un cara a cara con Rafael Márquez terminó en una falta dentro del área a favor del holandés y eso dio paso al penal que cobró Klaas-Jan Huntelaar al minuto 92 para sentenciar el marcador.

El mito del quinto partido

Caras tristes, decepción. A punto de llorar, Antonio Jaimes de 15 años nos confesó que estaba “agüitado” porque México estuvo a minutos de ganar. “Estaban jugando bien, pero anotando el primer gol se confiaron y el árbitro influyó bastante”.

En silencio muchos abandonaban la plancha del Zócalo y se metían a la estación homónima del Metro. Otros más, permanecían parados y en shock viendo a la nada. “Me siento triste, el equipo estaba dando lo mejor, pero desgraciadamente también se quedaron muy atrás y dejaron llegar a los holandeses”, comentó José Ramírez, quien tenía la ilusión de ir al Ángel si México pasaba al quinto partido.

Sin embargo, no todo era tristeza ya que había quienes a pesar de la derrota mostraban su felicidad por la actuación del equipo azteca. “Me siento muy contenta porque jugaron con una de las potencias y se la rifaron, y claro que me lanzaría al Ángel con un tequilazo”, señaló la señora Coral Hernández.

Vámonos al Ángel, ¿por qué no?

No faltaron los pretextos para hacer la fiesta. En contraste con el silencio de la decepción que se percibía en la plancha del Zócalo, la alegría se dejaba sentir en la calle de Madero que sirvió como salida para dirgirse al Ángel de la Independencia. Porras para México, el Piojo, El Cielito Lindo, una y otra vez, gente bailando, gente tocando tambores. Era como si México hubiera pasado al tan ansiado quinto partido.

Ya en el Ángel, la gente justificaba su estancia en el mítico lugar para festejar los triunfos de la Selección Mexicana y otros equipos de futbol con una satisfacción a la actuación del Tri. “Llegaron a donde tenían que llegar y lo hicieron bien”, aseguró Ricardo Vázquez.

“Estamos tristes, pero motivados porque jugaron como nunca y hay que apoyarlos ganen o pierdan, somos mexicanos”, declaró Shalma Zambrano quien acudió al Ángel con su novio.

Martín Gabriel Chapa, quien se caracteriza como el Piojo Herrera desde hace tres meses gracias a un concurso de televisión, señaló que se sentía contento porque el equipo mexicano había llegado hasta el final. “No estamos malditos, lo que nos falta es tener un poco más de orden y actitud”.

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