Recrean la última cena del Titanic

Un restaurante en Houston ofrece un menú y una ambientación similares al día del hundimiento; el paquete incluye una visita a una exposición sobre el desastre y un recorrido en limosina.
titanic (Foto: AP)

El cristal tintinea mientras mujeres con vestidos de noche y copas de champaña en las manos prestan atención a la alocución del capitán. El Aremagnac que beben es de 1900. Los platos, vasos y cubiertos son también de una era pasada: cuando el Titanic zarpó hacia altamar, antes del desastre.

En esta noche, no obstante, el capitán es Ryan Roberts, director ejecutivo del restaurante Cullen's, en Houston.

"Estamos aquí para recordar a las personas que perecieron esa noche fatídica", dijo Roberts, luciendo guantes blancos que hacían recordar la opulencia de la era Eduardiana, cuando nacieron las lujosas cabinas de primera clase y los salones de cena del que fue entonces el barco de pasajeros más grande del mundo.

Es

, que chocó con un iceberg en el Atlántico Norte en una noche fría, matando a 1,514 personas.

Para recordar la ocasión, 12 personas en Houston disfrutaron una recreación de la cena de 10 platillos que los pasajeros más ricos en el barco disfrutaron antes del desastre.

La

desde Nueva York hasta Memphis, Tenesí, y al otro lado del océano, en Hong Kong, con chefs tratando de transportar a los comensales al pasado.

En Cullen's, Roberts y el chef Paul Lewis pasaron meses investigando el menú, el vestuario de los camareros, la porcelana, la cristalería, los cubiertos, el vino y los cognacs, tratando de ofrecer a sus invitados una experiencia lo más cercana posible a la original.

En colaboración con el Museo de Ciencias Naturales de Houston, para incluir una visita a su exposición del Titanic, Robert y Lewis elaboraron un festín de 12,000 dólares por cada grupo de 12 que será ofrecido hasta septiembre, cuando las reliquias del buque van a ser trasladadas a un nuevo destino.

Tras visitar la exposición, los comensales son llevados en limosina al restaurante 32 kilómetros al sur del centro de Houston, donde son sentados en un área exclusiva suspendida sobre el salón principal.

Allí se les sirve una serie de platillos de todo el mundo, preparados por cocineros que llevan meses practicando y analizando cómo interpretar un menú demasiado extravagante para la actualidad: lengua de gallo castrado y filete de res con rábano picante.