Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

La rana de oro de Panamá

El anfibio, que sirve como inspiración para amuletos de buena suerte, está al borde de la extin el zoológico El Níspero, cuyo costo fue de 300,000 dólares, se dedica a preservar la especie.
vie 02 mayo 2008 10:21 PM
Sin Pie de Foto
Un hongo letal y la destrucción del entorno natural por el h

El biólogo panameño Edgardo Griffith y un famoso visitante se sorprendieron cuando encontraron sobre una piedra en medio del bosque nuboso a una ranita dorada.

El animal es un ícono cultural que está a punto de desaparecer en Panamá, expresó Griffith. El regocijo fue doble porque se trataba de una hembra.

''Fue una emoción encontrar una rana sobre la roca; nos dio la esperanza y alegría comparable a haber encontrado un rinoceronte negro en las sabanas del África, un oso polar en el Ártico o un águila calva en Estados Unidos'', manifestó el presentador de Animal Planet, Jeff Corwin.

El episodio data de comienzos de abril en la región de El Copé, uno de los hábitats de la rana dorada y en donde casi es un milagro encontrar al anfibio.

Reverenciada por los indígenas, que hasta hacían objetos de oro con su figura y la consideraban una especie que daba suerte y fertilidad, ahora la ranita está al borde de la extinción y su futuro apunta a vivir en cautiverio, como especie de exhibición.

La gente vende objetos preciosos de artesanía con la figura de la ranita, anuncios publicitarios la toman como emblema y el gobierno la usa en los billetes de lotería. Una calle de El Valle tiene el nombre del animalito.

Publicidad

Pero lo que vive la rana dorada es un drama que impacta a la comunidad científica y conservacionista.

Un hongo letal que se esparce desde hace años en las quebradas en tierras altas y la destrucción del entorno natural por el hombre amenazan con borrar del mapa en pocos años a este anfibio de color naranja y puntos o manchas negras, que pertenece a la familia de los ''Atelopus'', originaria de Sudamérica.

Pero Griffith y su esposa norteamericana Heidi Ross, en colaboración con colegas y veterinarios de zoológicos de Estados Unidos, como el de Houston y el de Nueva Inglaterra, entre otros, buscan salvar al menos en cautiverio a la rana dorada y a decenas de otras especies, a través del Centro de Conservación de Anfibios de El Valle, un experimento inédito en América Latina.

El centro opera desde hace algo más de dos años dentro del zoológico de El Níspero en este valle, a unos 110 kilómetros al oeste de la capital, donde muchos extranjeros y panameños acaudalados buscan establecer su residencia de descanso.

Los científicos reportan unas 195 especies de anfibios en Panamá, incluyendo 34 endémicas o que sólo tienen hábitat en una zona en particular, como la rana dorada, así como un total de seis especies del género Atelopus, característico por sus llamativos colores. A nivel mundial se documentan unas 6,000.

Griffith señala con preocupación que de las cerca de 62 especies que comúnmente se veían desde hace años en la zona de El Valle, sólo se encuentran en la actualidad no más de diez. El Valle es otro de los hábitats de la rana dorada.

“Antes eran tan abundantes que las ranitas doradas se encontraban hasta en los jardines de las residencias en El Valle”, refirió. “Ahora prácticamente no existen en el campo”.

El famoso anfibio y otras numerosas especies afrontan diversas amenazas, principalmente un letal hongo acuático que ataca en zonas altas y de bosques nubosos, como El Copé y El Valle.

El hongo pertenece al grupo de los ''quitridiomicetos'', que descomponen materia orgánica, pero esta cepa en particular es patógena de anfibios. Ingresó al continente a fines de los años 30 al utilizarse un tipo de rana del sur de África para pruebas de embarazo, según algunos estudios. Ese animal era resistente al hongo, pero para otras especies resultó mortal.

El hongo ataca la piel de los anfibios afectando gravemente su intercambio gaseoso y su metabolismo, llevándolos a la muerte por infección y asfixia.

El cambio climático también estaría afectando a la especie, según los expertos.

Los científicos reportaron el hongo en El Copé en 2004 y en El Valle en 2006, aunque la enfermedad se documentó mucho antes en Monteverde, Costa Rica, en donde exterminó al sapito dorado y la rana arlequín, y en regiones panameñas cerca de la frontera con ese país. El hongo aún no ha pasado a la región este de Panamá, la cual es rica en biodiversidad.

El biólogo panameño Roberto Ibáñez, Griffith y otros, preocupados por el avance de la enfermedad, impulsaron a comienzos del 2000 el proyecto ''Rana dorada'', mediante el cual se hizo un estudio de campo detallado sobre la especie, a fin de enviar un grupo entre hembras y machos a zoológicos de Baltimore, Detroit y Cleveland para un experimento de reproducción, el cual rindió frutos y sirvió como programa pionero.

El Houston Zoo le pidió después a Griffith que dirigiera los esfuerzos de conservación y reproducción de anfibios en Panamá. Inicialmente se impulsó el proyecto en un hotel campestre, para luego pasarlo al centro en el zoológico El Níspero, cuya construcción se inició en agosto de 2005 y costó unos 300,000 dólares.

El centro o ''Arca de Noé'', como lo llaman algunos, tiene alrededor de 500 anfibios de entre 45 y 50 especies, aunque el inquilino más atractivo es la rana dorada, de las que hay 35, entre hembras y machos.

El inmueble, que opera al 50%, cuenta con decenas de tanques o peceras con plantas silvestres dentro y adecuado a temperaturas semejantes al hábitat natural de los anfibios.

Los animalitos son vigilados minuciosamente y se les alimenta con insectos como hormigas y grillos que se crían en un cuarto aparte. Hay una zona para cuarentena en donde son colocados los animales recolectados para ser curados con sustancias antihongos y desparacitarlos, al tiempo en que se construye una sala de exhibición.

Hasta ahora se han dado dos procesos de reproducción de rana dorada, incluyendo uno a comienzos de abril, por lo que el centro tiene entre sus inquilinos a un grupo de renacuajos.

Pero el centro también ha sufrido la muerte de tres de ocho ranitas doradas encontradas en El Copé en diciembre, debido a que estaban ''grávidas'' o llenas de huevitos infértiles. Las hembras necesitan a un macho para desovar o de lo contrario pueden morir por estrés e infección.

En el recorrido a El Copé también se recolectaron, además de la ranita sobre la roca, a 12 posibles machos juveniles, que podrían ser emparejados en el futuro.

Griffith y su esposa Ross alcanzarán un éxito pleno en el proyecto de conservación si logran en el futuro retornar a los anfibios a su medio, pero el biólogo afirma que por ahora eso es imposible, ya que el hongo sigue presente y cada vez más se destruye el corredor biológico de estos animales. Proyectos residenciales y hoteles campestres, así como una fábrica de pollos en la zona, amenazan el hábitat, advierte.

''Quizás la rana dorada de la única forma que permanezca en el planeta va a ser en cautiverio'', sentenció Griffith.

No te pierdas de nada
Te enviamos un correo a la semana con el resumen de lo más importante.

¡Falta un paso! Ve a tu email y confirma tu suscripción (recuerda revisar también en spam)

Ha ocurrido un error, por favor inténtalo más tarde

Publicidad
Publicidad