Japón sufre de ciberacoso escolar
Para muchos niños japoneses, el teléfono móvil es un salvavidas social sin el que no pueden imaginarse. Sin embargo, para un estudiante de instituto se convirtió en un instrumento de tortura psicológica que casi le llevó al suicidio.
"Incluso cuando dejé de ir al colegio y me quedé en casa, mi móvil seguía sonando con correos electrónicos de acoso", dijo Makoto, que cayó en la anorexia y apenas salió de su habitación en casi seis meses, después de convertirse en objetivo del "ciberacoso escolar".
Makoto, que ahora tiene 19 años y trabaja como estilista después de graduarse en el instituto, dijo que sus compañeros de clase colgaban en una página web fotos suyas con insultos, y le mandaban correos electrónicos a todas horas diciéndole que se muriera. Intentó suicidarse dos veces.
El acoso escolar en los patios de colegio ha atormentado a Japón y, como en otros países, ha tomado un giro de alta tecnología en los últimos años.
El 10% de los estudiantes de instituto dicen que han sido acosados a través de correos, páginas web o blogs, según una encuesta reciente de la Prefectura de la Junta de Educación Hyogo.
El ciberacoso escolar es una tendencia mundial, pero el anonimato que ofrece a los autores puede tener un significado extra en Japón, donde evitar la confrontación directa es una norma cultural, según el principal investigador del Proyecto Internacional sobre Ciberacoso Escolar en la universidad canadiense de McGill, Shaheen Shariff.
Según los expertos, el acoso de alta tecnología es mucho más difícil de controlar para padres y profesores que la violencia física, debido al anonimato del ciberespacio y a la falta de conocimientos técnicos.
Algunos padres y colegios japoneses ya emplean programas de filtrado de correos electrónicos o configuraciones especiales en los teléfonos y ordenadores para proteger a los niños del acoso, bloqueando mensajes de direcciones o servidores sospechosos.
Pero los expertos están de acuerdo en que la solución al ciberacoso escolar requiere más que la última tecnología.
"En cuanto a la tecnología, los sistemas de filtrado de correos son efectivos", dijo Motohiro Hasegawa, profesor asociado del Departamento de Información y Cultura de la Universidad Kinjo Gakuin.
"Pero al final, el problema no es por la tecnología, es por las personas".
