¿Cómo crecer con una economía de guerra?

Stanley Fischer, gobernador del Banco Central Israelí tiene la respuesta; la economía de su país se desarrolla gracias a una mayor inversión en educación y alta tecnolog
Fischer recomienda alta disciplina en el gasto de gobierno.

Stanley Fischer tiene la respuesta. Es el gobernador del Banco Central Israelí y todos los días tiene que lidiar con las amenazas terroristas y una economía pobre en recursos naturales.

Fischer, ex segundo hombre fuerte del Fondo Monetario Internacional, visitó recientemente el Banco de México y dio una lección de cómo lograr ser, pese a los conflictos, el segundo país con mayor número de empresas que cotizan en el Nasdaq, el mercado bursátil de tecnología de EU.

Frente a su homólogo, Guillermo Ortiz, Fischer sostuvo que la economía de su país se desarrolla gracias a una mayor inversión en educación y alta tecnología, lo que inhibe el temor por la inseguridad y el terrorismo.

“En Israel saben que cualquier empresario de alta tecnología puede irse a Silicon Valley en California, para mantenerlos no podemos tratarlos fiscalmente como a los demás, así es que no se les imponen gravámenes tan altos como en otros lados”, afirma Fischer.

En todos los sentidos, él se enfrentó, en 2005, a las peores situaciones: la renuncia de su jefe, el primer ministro Benjamin Netanyahu; el colapso de Ariel Sharon; el ascenso de Hamas y la guerra con Líbano.

Desde 2003, Israel ha logrado una inflación menor a 3% anual, mientras que espera crecer en este año 4.4%.

Con siete millones de habitantes, menos de la mitad de la población de la Ciudad de México, Israel tiene una economía con un Producto Interno Bruto (PIB) de 160,000 mdd y un PIB per cápita superior a 28,000 dólares, nivel de ingreso similar al de España y Portugal.

El éxito de Israel se basa en una política fiscal muy disciplinada (a pesar de que su gasto en defensa representa 9% del PIB), así como en una diversificación en las inversiones de sus empresarios en el exterior, la remoción de los controles de capitales y una economía totalmente abierta.

“Si no estuviéramos en esta situación (de inseguridad) creceríamos significativamente más, por ejemplo, Irlanda creció 7% anualmente por una década. Pienso que es difícil para un país crecer, pero si las circunstancias son correctas podemos mejorar, hay algunas señales de paz, hay algunos signos esperanzadores”, sostiene.