Las interrogantes tras la cumbre del G20

Los líderes del grupo lograron acuerdos en Londres, ¿pero funcionarán para salir de la recesión?; Estados Unidos o China, ¿quién marcará las pautas para la recuperación económica global?
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¿Funcionará todo?

Los líderes mundiales lograron el mínimo deseable en su reunión de Londres, arreglando más recursos para el Fondo Monetario Internacional y prometiendo regular de una mejor manera los mercados financieros.

Pero ningún país se movió de su principio básico, así que las metas principales no se lograron.

No obstante, los mercados globales lo aplaudieron, felices de que el Grupo de los 20 Países más Industrializados y las Principales Economías Emergentes pudieran demostrar unidad en medio de la peor crisis financiera en décadas.

Al final, la habilidad del presidente estadounidense, Barack Obama, y de los otros líderes para ocultar sus diferencias podría resultar el mayor logro de todos.

A pesar de algunos discursos rudos en las reuniones, incluida la amenaza del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de retirarse si las cosas no resultaban como quería, los líderes salieron a flote con una demostración de propósito común.

Su comunicado final incluyó de hecho una sorpresa agradable, en la forma de una promesa de 1.1 billón de dólares para ayudar a asegurar que las economías emergentes como las de Europa Oriental y de Latinoamérica puedan aprovechar recursos suficientes del Fondo Monetario Internacional para resistir la turbulencia actual.

El cúmulo de dinero fue más fácil de obtener porque no obligará a Estados Unidos u otras naciones a incrementar su déficit para suministrar los recursos adicionales al FMI. En lugar de ello, gran parte de la ayuda adicional llegará en forma de préstamos que los países principales acordarán proporcionar al FMI si la agencia necesita más fortaleza.

Los líderes también se comprometieron a cubrir las actuales fisuras en la regulación financiera que han sido puestas al descubierto por los problemas que comenzaron en los préstamos hipotecarios de alto riesgo en Estados Unidos y que se han propagado a otros tipos de créditos, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.

Obama se mantuvo firme contra una presión determinada de Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel, para la creación de un regulador global que ataque lo que los europeos ven como una marca estadounidense de capitalismo sin restricción que puso de rodillas a la economía global.

Al final prevaleció el argumento de Estados Unidos. En lugar del regulador global más poderoso, la reunión hizo un llamado a una mejor coordinación entre reguladores de países en lo individual y a incrementar la transparencia para proporcionar más supervisión de fondos de alto riesgo y otros documentos financieros de regulación superficial.

¿Quién guiará la salida de la recesión?

EU y China tienen la mejor esperanza de guiar una recuperación económica global, aunque les puede faltar fuerza suficiente para sacar al mundo firmemente de la recesión.

Obama advirtió a sus compañeros líderes mundiales en la cumbre del Grupo de los 20 en Londres, que no deberían contar con que los "voraces" consumidores estadounidenses generen el nivel de demanda que ayudó a conducir ocho años de fuerte crecimiento económico global.

 

Pero sin una maquinaria de crecimiento obvia que reemplace el flojo consumo estadounidense, la economía global parece encaminada a una prolongada caída, seguida por sólo un tímido repunte.

"Va a ser una paradoja difícil para el mundo, con la economía en el epicentro de la crisis -Estados Unidos- vista todavía como el salvador del mundo en general", dijo Eswar Prasad, socio senior de Brookings Institution.

Antes de que Estados Unidos pueda salvar al mundo, debe lidiar con sus propios problemas de la turbulencia financiera, todavía encarnizada y el peligroso estado de los bancos.

Pero hacer eso no regenerará plenamente al consumidor estadounidense, que ha sido el mejor cliente del mundo para todo, desde calcetines hasta televisores de plasma de 60 pulgadas en los últimos años.

Inclusive con la Reserva Federal estadounidense y el Gobierno federal prometiendo billones de dólares para revivir a la economía, los estadounidenses perdieron 11.2 billones de dólares en patrimonio el año pasado y no están de humor para seguir en una gran farra de gasto.

China enfrenta una situación similar. Aunque puede potencialmente representar un rol importante en la recuperación, sus nerviosos consumidores están más propensos a ahorrar que a gastar, lo que hace poco para levantar al crecimiento global, dijo Prasad.

Eso deja a ambos países aun más dependientes de las exportaciones para levantar la producción, lo que no es una buena posición para estar, considerando que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos dijera esta semana que el comercio estaba "en caída libre" y que probablemente descendería un 13.2% este año.

"Esto crea un gran problema para la economía mundial", dijo Prasad. "Los dos potenciales conductores del crecimiento están viendo a las exportaciones en orden de generar crecimiento o al menos mantenerse a flote", agregó

Eso es parte de la razón por la que el G20 acordó poner a disposición 250,000 millones de dólares en financiamiento para el comercio. Pero para Estados Unidos y China, el gran tema es encontrar clientes. Los exportadores necesitan importadores, y pocos países se ven dispuestos a intervenir para llenar el vacío dejado por la caída de la demanda estadounidense.

Las importaciones de Estados Unidos han aumentado en más del doble desde 1999, tocando los 2.5 billones de dólares el año pasado. No obstante no es algo sorpresivo que hayan estado cayendo este año. Bajaron un 6.7% en enero a su menor nivel desde marzo del 2005. Las cifras de febrero, que se darían a conocer la próxima semana, probablemente van a mostrar más de lo mismo.

¿Quién saldrá primero?

Europa fue más lenta en sucumbir a la caída económica y por eso probablemente sea más lenta en salir de ella. La OCDE espera que la economía de la zona euro se contraiga este año y el siguiente.

Peter Hooper, economista jefe del Deutsche Bank en Nueva York, dijo que una reparación de la crisis normalmente requiere cuatro elementos que funcionen en armonía: tasas de interés más bajas, alivio fiscal, reestructuración bancaria y estímulo de la confianza. Pero dijo que Europa en particular era muy lenta en eso y espera que "el final de la turbulencia global sea iniciado por Estados Unidos y China".

Muchas potencias emergentes son exportadores ricos en materias primas que luchando con la caída de los precios y la demanda por sus productos.

Los países en desarrollo enfrentan una brecha de financiamiento tan grande como de 700,000 millones de dólares, según cálculos del Banco Mundial, y no están en posición de propulsar un repunte saludable.

Para estar seguro, hay una evidencia creciente de que la economía global no se está desenmarañando tan rápidamente como lo estaba haciendo hace sólo unas pocas semanas.

Los sondeos sobre el sector manufacturero dados a conocer el miércoles incrementaron la opinión de que el ritmo de la recesión estaba aflojando, con los índices en Estados Unidos, Gran Bretaña y la zona euro subiendo en marzo.

Quizás más prometedora, la lectura del sondeo sobre los nuevos pedidos fabriles -aunque todavía débil- alcanzó su mayor nivel desde agosto del 2008, un mes antes de que el colapso del Lehman Brothers provocara un pánico global que agravó la recesión.

La estabilización ciertamente removería una gran resistencia de la economía mundial. Pero no suministraría el nivel de crecimiento necesario para terminar con la recesión, y mucho menos la generación de nuevos empleos.

Hacer de la estabilización una recuperación hecha y derecha requerirá arreglar el sistema financiero y restablecer la confianza. Esas son dos tareas hercúleas que Prasad dijo podrían necesita nada menos que "un acto de magia" de Obama y de otros líderes mundiales.

Los reportes de esta semana que mostraron una drástica alza en el desempleo en Estados Unidos y Europa fueron un penoso recordatorio de que la estabilización y la recuperación son dos cosas muy distintas.

"No se deberían confundir los primeros brotes con una recuperación", dijo Joseph Brusuelas, director de Moody's Economy.com.

"A lo más tenemos algunos indicios de que quizás la economía se estabilizará posteriormente en el año y de modo significativo el 2010".