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El cazador de fraudes

Harry Markopolos pasó 9 años intentado convencer a la SEC de que Madoff era un gran fraude; hoy se dedica a merodea los bares cercanos de los grandes corporativos buscando “soplones”.
lun 01 marzo 2010 06:02 AM
Madoff calificó a Harry Markopolos como un “chiste del sector”. Hoy el detective de fraudes le considera “la peor escoria que hay”. (Foto: Michael Edwards)
madoff-fraude-stanford-eu-obama (Foto: Michael Edwards)

Harry Markopolos pasó nueve años intentando convencer a la Comisión de Mercados y Valores (SEC por sus siglas en inglés) de que las operaciones de inversión de Bernard Madoff eran un fraude, pero no tuvo ningún resultado.

Markopolos, ex gestor de derivados que se convirtió en investigador de fraudes, comenzó a brillar después de que el fondo de Madoff reventara, convirtiéndose en una de las pocas figuras respetables de la crisis financiera. Se considera a sí mismo un látigo, y admite que le tomó cinco minutos darse cuenta de que los rendimientos milagrosos que recibía Bernard eran imposibles.

Ahora Markopolos caza fraudes en corporativos importantes. Busca "soplones" en lugres como exposiciones comerciales y bares cerca de las oficinas, y los convence de que denuncien lo que saben bajo la Ley de Declaraciones Falsas. Él se lleva una porción de cada acuerdo.

Él aún sigue esperando su gran pago, pero la próxima semana sale al mercado su libro Nadie quería escuchar: un verdadero suspenso financiero. Esta historia narra sus hazañas por exponer a Madoff y a su fraude financiero.

James Bandler platicó con Markopolos en Boston para discutir el libro y la forma en la que lidia con su vida como agente revelador de información:

Desde que ocurrió lo de Madoff, me imagino que todos los "soplones" de Estados Unidos quieren hablar con usted.

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He recibido una gran cantidad de evidencia interesante por correo, y parte de esa información es una verdadera locura, como quién mató verdaderamente a Kennedy. Otros me han enviado información bien fundamentada, pero no son casos que me pertenezcan. El punto en contra es que mis días de incógnito ya pasaron, y ya no puedo trabajar en el anonimato. No quiero que los "soplones" me reconozcan, porque eso sería dañino para sus carreras. Quiero seguir usando disfraces.

¿Qué usa? ¿pelucas?

No quiero hablar de eso porque sería una imprudencia; es seguridad operativa.

Usted fue un denunciante dentro de su propia empresa y ahora trabaja con esas personas. ¿Cuál es el perfil de la personalidad de un informante?

Si no cuentan con un fuerte sistema de creencias, no podrán ser informantes internos. Tienen que ser muy valientes, y los riesgos se compensan por completo.

¿Muy valientes?

Sí, no pueden dudar de sí mismos. Sólo tienen que hacer las cosas sabiendo que creen en Estados Unidos. Yo creo en esos valores centrales, sé que si me descubren y me atrapan, estoy cometiendo un suicidio económico para mí y para mi familia, y voy a estar en la lista negra del sector. 

Escribió que temía que Madoff o que los clientes de un mafioso intentaran matarlo si lo consideraban un informante. Tuvo que revisar que su auto no tuviera bombas y llevaba una pistola a todas partes.

No sabía si iba a salir vivo de esas.

También temió tanto ser descubierto por Madoff que usó guantes (en 2002) cuando entregó un conjunto de información a un ayudante de Eliot Spitzer para que sus huellas digitales no aparecieran en los documentos. ¿Actuó con demasiada paranoia?

Mis gemelos iban a nacer tres meses después, y quería asegurarme de que tuvieran un padre. Yo sabía que Spitzer venía de una familia muy rica, y que era posible que fuera un inversionista de Madoff (de hecho, su compañía de bienes raíces perdió dinero en el escándalo).

¿Hubiera hecho algo diferente?

Se me ocurren dos cosas que hubieran tenido un efecto en este asunto y hubieran logrado una resolución exitosa. La primera es haberme acercado a Spitzer de frente, tomar el riesgo, estrechar su mano, mirarlo a los ojos y decirle: "Soy Harry Markopolos, presidente de la Sociedad de Analistas de Valores de Boston, una compañía con 4,000 miembros; soy experto en derivados y esto es lo que sé de Bernie Madoff: es un fraude".

Desearía haber confrontado al Sr. Spitzer de frente, o haber ido con Bill Galvin (Secretario de la Mancomunidad de Massachusetts). Él había enfrentado a titanes de Wall Street al igual que Spitzer. Fue un muchacho provincial al igual que yo.

En su libro narra que cuando Madoff fue entrevistado por el inspector general de la SEC, él preguntó por usted, y lo calificó como un "chiste del sector". ¿Qué le diría a Madoff si pudiera hablar con él?

No me gustaría hablar con él; creo que es un mentiroso patológico y un depredador. Creo que tiene trastornos mentales, y sé mucho más de él de lo que él sabe de mí. Él cazaba en bodas y funerales, y es la peor escoria que hay. No quiero conocerlo a él ni a su familia, no quiero tener nada que ver con él, no quiero estar cerca de la maldad.

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