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El petróleo puede hermanar a Cuba y EU

Se estima que la isla cuenta con reservas de 4,600 millones de barriles de crudo en sus aguas; la mayor barrera sigue siendo el embargo que mantienen sobre La Habana, pero las pláticas existen.
mié 26 mayo 2010 06:03 AM
Los operadores están preocupados de que las regulaciones para las perforaciones costa afuera sean más estrictas. (Foto: Reuters)
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Entre las muchas buenas razones para echar por la borda nuestro fallido embargo económico contra Cuba, hay una razón con una nueva resonancia muy oportuna: el petróleo.

Cuba está llena de él, en las aguas de su zona económica exclusiva (EEZ por sus siglas en inglés), y las exploraciones están por tomarse muy en serio por las compañías estadounidenses que no tienen acceso a ella.

El Sondeo Geológico de Estados Unidos calcula que Cuba tiene cerca de 4,600 millones de barriles y cerca de 10 billones de pies cúbicos de gas natural en la cuenca norte, y tal vez cuatro veces esa cifra en su porción del Golfo de México. Las estimaciones más bajas colocan a Cuba a la par de Ecuador y Colombia.

Pero la monetización de estos recursos es un verdadero reto: el embargo de 48 años de antigüedad , y el brazo diplomático de Washington, han frustrado cualquier progreso significativo hasta este momento. Pero este edificio está sitiado: los españoles, por medio de su gigante energético, Repsol , estarán llevando las perforaciones petroleras subacuáticas a Cuba este mismo otoño.

Las sanciones comerciales establecen que las torres de perforación no pueden contener más allá del 10% de componentes hechos en Estados Unidos, porción que puede incluir software. La mayoría de las plataformas en todo el mundo superan esa cifra. Para darle la vuelta a las restricciones, Repsol contrató una plataforma hecha en China a la medida por la compañía Saipem, la unidad de perforaciones submarinas SpA de la compañía italiana Eni, que operará la plataforma. Cuando Repsol realizó perforaciones por primera vez en las costas cubanas en 2004, sus muestras principales eran lo suficientemente prometedoras para llevar socios a esta zona, incluyendo a Statoil de Noruega y la petrolera nacional de India. Repsol no respondió a nuestra solicitud de comentarios.  

Después de que Repsol comenzó con las perforaciones, otras firmas internacionales con concesiones de superficie limitada fuera de Cuba pretendían contratar la plataforma de Saipem, explicó Jorge Pinon, experto energético cubano, con 32 años de experiencia en la industria, pues fue presidente de Amoco Oil Latinoamérica antes de retirarse en 2003 de BP, que había absorbido a Amoco.

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"Esa plataforma va a andar flotando por aguas cubanas un buen rato", dijo Pinnon, ahora socio de la Universidad Internacional de Florida. "Y si alguna de esas perforaciones se saca la lotería y descubre reservas sustanciales, la presión en Washington será tal que veremos cómo se desbarata el embargo, al menos en lo que concierne a la industria petrolera".

Miedo de otro derrame

Lo que más preocupa a algunos es que haya una estampida de petróleo en Cuba con empresas estadounidenses y sus estándares ambientales.

"La lección es que un derrame en Cuba podría invadir cientos de miles de kilómetros de las líneas costeras estadounidenses y dañaría importantes hábitats marinos, por lo que es necesaria una planeación cooperativa y proactiva entre Washington y La Habana para minimizar o evitar tales calamidades", señaló un reciente ensayo del Instituto Brookings.

La EEZ de Cuba se extiende en menos de 50 kilómetros desde Key West pero el embargo prohíbe a Estados Unidos ofrecer cualquier tipo de ayuda. Por otro lado, existen acuerdos con Canadá y México para facilitar la ayuda estadounidense.

Tanto Statoil como Saipem tienen amplia experiencia en aguas profundas, pero otras operaciones en las 59 zonas de concesiones cubanas, en posesión de China, Malasia, Venezuela, y otros países, no tienen registros ambientales tan sobresalientes.

Los temores de un derrame como el de la plataforma Deepwater Horizon, contratada por BP, puede ser un argumento de Estados Unidos para intentar encabezar las exploraciones en mares cubanos , pero parece ser una costura cada vez más débil, sobre todo porque La Habana lleva años ofreciendo a compañías estadounidenses parte de la acción.

Antecedentes de esfuerzos fallidos

Los políticos han deshecho propuestas de intercambios en el pasado: durante una cumbre en 2006 en México, entre autoridades cubanas y ejecutivos petroleros estadounidenses, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos insistió en que los cubanos fueran sacados del hotel estadounidense en el que se estaban hospedando. Pero, una vez más, la industria está cabildeando silenciosamente, y Washington parece estar escuchando. Después de un año de intentos por obtener una licencia para visitar Cuba, la Asociación Internacional de Contratistas Perforadores (IADC por sus siglas en inglés), con base en Houston, fue autorizada recientemente a visitar La Habana.

"Es inevitable que Cuba explore y explote sus recursos de hidrocarburos en sus aguas, y sería benéfico tanto para la población de Estados Unidos como para la de Cuba que esto se haga adecuadamente", señaló un informe reciente de la IADC que circulaba en Washington.

Lo más impactante es el fuerte cabildeo que han realizado las Asociaciones de Proveedores de Equipo Petrolero (PESA por sus siglas en inglés), cuyos miembros incluyen a Halliburton, Fluor y Bechtel. Las fuentes de la industria acreditan a PESA por una provisión en una propuesta de ley energética que permitiría contactos industriales extensos con Cuba.

Un ejecutivo de una firma miembro confirmó que la industria ve "una gran oportunidad" en Cuba, y expresó su preocupación sobre el tiempo que toma arreglar las condiciones más apropiadas (protocolos fiscales y protección de inviolabilidad de contratos), pues esto podría dejar a las compañías estadounidenses rezagadas de sus rivales internacionales.

Relajar el embargo es sólo un paso que el Gobierno de Barack Obama necesita tomar medidas para abrir el comercio bilateral con Cuba. La única excepción real al embargo (para la venta de agricultura aprobada después del devastador huracán Michelle en 2001) es bloqueada porque Cuba, hambrienta de crédito, debe pagar en efectivo. La eliminación de esta restricción podría duplicar las ventas en cerca de 1,500 millones de dólares al año.

Eso es parte de "la gran autoridad" que el presidente debe ejercer para promover las relaciones bilaterales, dijo Jake Colvin, vicepresidente de asuntos de comercio global en el Consejo Comercial Nacional y Extranjero, que se opone al embargo.

Recientemente, el Consejo se unió a otras ocho organizaciones de negocios líderes para apoyar la próxima ley de Libertad de Viaje a Cuba, para posicionar mejor a los negocios estadounidenses cuando ocurra el eventual levantamiento del embargo. Ver a Exxon Mobil invertir en Cuba tal vez requiera "cambios fundamentales" en las relaciones bilaterales, agregó Colvin.

No todos quieren que ya no haya embargo

La fata de acción por parte de la Casa Blanca y el Congreso Democrático para acelerar el proceso ha frustrado a algunos partidarios que notan la influencia que los exiliados cubanos tienen en Washington.

Albert Fox Jr., fundador de la Alianza de Políticas Responsables para Cuba, señaló que una recaudación de fondos realizada el 15 de abril en Miami produjo 2.5 millones de dólares para el presidente Obama. La anfitriona el evento fue la cantante Gloria Estefan, cuyo padre fue guardaespaldas del dictador cubano Fulgencio Batista, quien fue derrocado por Fidel Castro en 1959.

"La percepción de que las cosas se están aflojando no tiene sentido. El embargo es más fuerte hoy que en cualquier otro momento durante los últimos 51 años", dijo Fox.

Pero incluso ahora que las peticiones para levantarlo son más fuertes, mientras el liderazgo actual en Cuba parece estar listo para un cambio, muchos advierten a Estados Unidos no dar pasos en falso.

"Las compañías estadounidenses necesitan tomar en cuenta que los intereses de los negocios no necesariamente son los intereses de la nación", dijo Frank Calzon, director ejecutivo del Centro por Una Cuba Libre, una organización independiente que promueve la transición democrática en la isla. "El régimen cubano está llegando a su fin, y no cabe duda que están en su última fase y creo que es el peor momento posible para invertir".

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