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Los estadounidenses sí quieren pagar más

El rechazo de la derecha de EU a subir los impuestos de la ciudadanía contradice la opinión pública; 67% del público favorece una combinación de alzas impositivas y recortes al gasto, según un sondeo.
vie 15 julio 2011 02:09 PM
20% de los estadounidenses quiere un acuerdo que sólo consista en reducir gastos, impulsado por el líder de los republicanos, Eric Cantor. (Foto: Cortesia CNNMoney)
eric cantor (Foto: Cortesia CNNMoney)

Los legisladores republicanos que se niegan a considerar un alza en los impuestos como parte del acuerdo para elevar el límite de deuda no representan a la mayoría de los estadounidenses, según revelan dos recientes sondeos. 

No ajustarse a la opinión popular es mala noticia para los republicanos que se oponen a elevar la carga impositiva a los ricos. 

Cuando se trata de reducir la deuda, los políticos pueden emplear dos tácticas: la primera es recortar el gasto, la segunda es subir los impuestos. En opinión de la mayoría de los expertos en presupuesto, ambas son necesarias. 

Sin embargo, los republicanos del Congreso se niegan a considerar cualquier tipo de aumento impositivo, sin importar a quién afecte. 

Pero resulta que la mayoría de los estadounidenses no comparte esa convicción. 

De acuerdo con un sondeo publicado el jueves pasado por la Universidad de Quinnipiac, 67% de los estadounidenses está a favor de un acuerdo para elevar el techo de deuda que incluya más impuestos a individuos y empresas.

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Según una encuesta de Gallup, sólo 20% de los estadounidenses quiere un acuerdo que únicamente consista en reducir los gastos. Esa es la posición que ha tomado el líder de la mayoría republicana en el Congreso, Eric Cantor, y muchos de sus colegas. 

En contraste, la mayoría de la población quiere un acuerdo que incluya una combinación de alzas impositivas y recortes al gasto, algo que se acerca más a la posición que defienden los demócratas. 

¿Pero qué tipo de incrementos tributarios están en discusión?

La Casa Blanca quiere cerrar las lagunas fiscales que benefician a los propietarios de aviones privados, y subir los impuestos a los gestores de fondos de cobertura que pagan poco por sus ingresos diferidos, aquellos derivados del llamado carried interest o participación en los beneficios. 

Otras propuestas buscan modificar la forma en que se gravan los inventarios de las empresas, eliminar los subsidios gubernamentales a las compañías de petróleo y gas, y limitar las deducciones a las que tienen derecho los estadounidenses más ricos.

Pero dado que la eliminación de esas exenciones fiscales se traduciría en impuestos más altos, gran parte de los republicanos están obligados a oponerse por haber firmado una promesa anti-impuestos diseñada por Grover Norquist, presidente y fundador de la organización Americans for Tax Reform, que se opone a toda alza en los impuestos. 

Los republicanos dicen que elevar los impuestos inhibe el crecimiento económico, pues aumentar la carga a los ‘creadores de empleo' descarrilaría la recuperación que, a lo mucho, ha sido accidentada.

Hasta ahora, los miembros de la bancada republicana , liderada por Cantor, han mantenido su postura. El mes pasado, Cantor rompió negociaciones con el vicepresidente Joe Biden porque los demócratas "continúan insistiendo en que cualquier acuerdo debe incluir un alza en los impuestos".

Desde entonces se ha avanzado poco. El miércoles pasado, Cantor reiteró la oposición del partido republicano a elevar las tributaciones. 

Sin embargo, hay otro factor que se ha infiltrado en los cálculos políticos a medida que se aproxima el plazo del 2 de agosto para elevar el límite de deuda: el temor a ser culpados por un impago. 

Desde una perspectiva histórica, los republicanos tienen que remontarse a 1995, cuando Newt Gingrich (en ese tiempo líder de la Cámara Baja) se opuso al presidente Bill Clinton y cortó el presupuesto del Gobierno federal, inmovilizándolo. Clinton pudo culpar a los republicanos por el perjuicio económico, una medida que según muchos observadores le ayudó a ganar la reelección. 

Mitch McConnell, líder republicano en el Senado, declaró el pasado miércoles que él no quería repetir ese episodio de la historia. "La razón por la cual un default no es mejor idea hoy que cuando Newt Gingrich lo intentó en 1995, es que... le daría al presidente la oportunidad de culpar a los republicanos por la mala economía", dijo el senador a la presentadora de radio Laura Ingraham. 

"Si caemos en impago, él (Obama) dirá que los republicanos han empeorado la economía. Esa es una muy mala posición de cara a las elecciones", agregó.

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