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Europa busca evitar una corrida bancaria

El Banco Central Europeo propone crear una autoridad que proteja los depósitos bancarios; los bancos alemanes rechazan la medida por considerar que sólo protege a los países periféricos.
lun 09 julio 2012 01:07 PM
Aunque los líderes europeos alcanzaron un acuerdo, los expertos creen que éste se ha quedado corto. (Foto: Cortesía CNNMoney)
euro crisis ruptura europa (Foto: Cortesía CNNMoney)

Europa está comenzando a parecerse cada vez más a ese Estados Unidos que se encaminaba hacia el precipicio en el otoño de 2008. El sistema bancario del continente es frágil y está sobreapalancado . Y lo que hace aún más aterradora su situación es la falta de una autoridad central creíble que proteja a los depositantes de los bancos europeos contra las pérdidas si sus bancos llegaran a quebrar. Aunque Europa no ha experimentado -todavía- ninguna corrida bancaria (bank run), los bancos de Grecia, España y, en menor medida, Italia han registrado un  "trote bancario" (bank jog) donde los depositantes han retirado cantidades importantes de dinero en efectivo.

Los clientes de las entidades financieras en esos países atribulados están protegidos por los sistemas nacionales de seguro de depósitos, pero están comprensiblemente nerviosos, pues dichos sistemas son tan buenos como los bancos y los gobiernos que los respaldan. Los depositantes griegos, en particular, temen que si su país termina por abandonar la zona euro, puedan despertar una mañana y encontrar que sus depósitos en euros han sido convertidos a dracmas a sólo una fracción de su valor anterior.

Las corridas bancarias, una vez que comienzan, son muy difíciles de detener, y acaban con todo tipo de instituciones, débiles y fuertes, de manera indiscriminada. En los inicios de la década de 1930, Estados Unidos tuvo que cerrar miles de bancos solventes porque eran incapaces de soportar los retiros masivos de un público asustado.

Aquella ocasión aprendimos por las malas que los préstamos del banco central no fueron suficientes para prevenir un pánico bancario a gran escala; por lo que, en 1934, nació la FDIC, la Corporación Federal Aseguradora de Depósitos.

Al reconocer que la mermada confianza de los depositantes representa una amenaza para la estabilidad del sistema bancario europeo, los principales miembros de la Comisión Europea y el titular del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, han demandado la creación de un organismo paneuropeo que asegure los depósitos , estructurado de manera similar a la FDIC.

Esta nueva entidad aseguradora de depósitos estaría financiada por los propios bancos, con la capacidad de pedir prestado tanto al BCE como al Mecanismo Europeo de Estabilidad como un recurso temporal. Además, tendría la autoridad para confiscar los bancos insolventes y forzar su venta o reestructuración.

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Este tipo de sistema traslada las pérdidas al sitio al que pertenecen - a los accionistas y los acreedores - y cualquier pérdida adicional se cubriría a través de evaluaciones en el sector bancario, un rasgo atractivo para los contribuyentes europeos hartos ​​de tanto rescate.

La necesidad de un nuevo asegurador de depósitos es obvia, pero se ha topado con la resistencia de los bancos alemanes , que en su miopía argumentan que la medida ayudaría a los bancos del sur de Europa, no a ellos.

Nos guste o no, los bancos alemanes tienen una exposición importante al sur de Europa. Y mientras que el Deutsche Bank se las arregló bien durante la crisis, él y otros bancos alemanes privados se beneficiaron grandemente de los rescates gubernamentales que impidieron el colapso de las instituciones mal administradas. De hecho, su fondo de seguro de depósitos no ha tenido que pagar un solo euro para proteger a los depositantes de los bancos, gracias a la generosidad de los contribuyentes alemanes. En contraste, los bancos estadounidenses van a absorber alrededor de 100,000 millones de dólares en pérdidas de seguros de depósitos derivadas de la crisis financiera.

Una y otra vez, las obvias reformas se han visto obstaculizadas por los intereses particulares de los países miembros individuales. Mientras los líderes de los gobiernos europeos pierden el tiempo, su sistema bancario y su economía se han carbonizado lentamente. Años de discusiones bizantinas y de medidas a medias se han traducido en una mayor confusión sobre el futuro de Europa. Como Draghi dijo recientemente, es el momento de "disipar la niebla."

Los líderes europeos deben promover el bienestar económico de toda la zona euro, incluso si ello exige sacrificios a corto plazo por parte de los países miembros. Una autoridad central encargada de asegurar los depósitos podría representar un primer y definitivo paso. Estaría financiada por los bancos, y beneficiaría a la población en general.

Vale la pena señalar que en Estados Unidos, el programa de rescate TARP fue aprobado sólo después de que el Congreso incluyera disposiciones para incrementar los límites de seguro de depósitos para ayudar a la mayoría de los estadounidenses.

Si bien no es un remedio mágico, esa "unión de seguros de depósitos" podría demostrar de forma contundente que una Europa unida es más que una frase política con gancho, y que los líderes del continente están comprometidos en hacerla realidad.

Este artículo pertenece a la edición de Fortune del 23 de julio de 2012.

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