Los precios al consumidor de Estados Unidos subieron en septiembre por un alza de la gasolina, aunque esto no sería suficiente para desviar a la Reserva Federal de su política monetaria expansiva. El índice de precios aumentó 0.6%, frente a una expectativa de un incremento del 0.5%, mostró el martes un informe del Gobierno.
El precio de la gasolina subió un 7% tras haber aumentado otro 9% en agosto. Un aumento del precio del combustible podría obligar a muchos estadounidenses a reducir el gasto en otros sectores.
El índice subyacente de precios al consumidor, sin embargo, mostró que las presiones inflacionarias se mantienen estables. La inflación estructural, que excluye energía y alimentos, fue de apenas 0.1% por tercer mes consecutivo.
En los 12 meses a septiembre, el índice general de precios acumuló un alza del 2%, la más alta desde abril.
La inflación estructural también fue de 2% en la medición anualizada, una décima más alta que a agosto.
La mayoría de los economistas no cree que la inflación pueda convertirse en una amenaza en el corto o largo plazo.
Varios apuestan a que la Fed toleraría un alza por encima de la meta del 2% para permitir que la economía se recupere con más fuerza.
Los precios de los alimentos subieron un leve 0.1% en septiembre pese a la fuerte sequía que afectó este año al corazón agrícola de Estados Unidos.
Mientras, el costo de la indumentaria subió 0.3% y los de los vehículos nuevos cayeron 0.1%.