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El G7 enfría la ‘guerra cambiaria’

Los países más poderosos dijeron que los precios de las divisas deben ser fijados por el mercado; agregan que las políticas fiscales y monetarias no deben dirigirse a devaluar las monedas.
mar 12 febrero 2013 08:50 AM
Japón ha sido criticado por políticas que algunos afirman devalúan deliberadamente al yen. (Foto: Getty Images)
monedas

El Grupo de los Siete países más industrializados (G7) reiteró su compromiso con los tipos de cambio determinados por el mercado. Indicó que las políticas fiscales y monetarias no deben dirigirse a devaluar las monedas.

La declaración siguió a un aumento de la retórica sobre las guerras cambiarias, provocado en gran medida por el impulso del nuevo Gobierno japonés para una agresiva expansión de la política monetaria, que derivó en un brusco debilitamiento del yen.

Las potencias de grupo (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón, Canadá e Italia) habían acordado consultar en forma estrecha sobre los tipos de cambio, los cuales, si se permite que se muevan en forma desordenada, podrían perjudicar a la estabilidad económica y financiera.

"Reafirmamos que nuestras políticas fiscales y monetarias han sido y seguirán siendo orientadas hacia el cumplimiento de nuestros respectivos objetivos económicos, usando instrumentos domésticos, y que no apuntaremos a tipos de cambio", se manifestó en un comunicado divulgado por Gran Bretaña, que preside el foro del G8 (el G7 más Rusia) este año.

A pesar de eso, existen pocos indicios de que Tokio vaya a ser presionado seriamente cuando se encuentren al final de la semana los ministros de finanzas y banqueros centrales del G20 en Moscú, en parte debido a que Estados Unidos también aplica políticas similares.

El ministro de Finanzas japonés, Taro Aso, se mostró complacido con la declaración, al decir que se reconoce que las medidas de Tokio no apuntaron a afectar los mercados cambiarios.

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"Fue significativa para nosotros porque (el G7) reconoce adecuadamente que las medidas que estamos tomando para vencer a la deflación no apuntan a influir en los mercados cambiarios", dijo Aso a la prensa.

La funcionaria del Tesoro estadounidense, Lael Brainard, dijo el lunes que si bien las devaluaciones competitivas deberían evitarse, Washington respalda los esfuerzos de Tokio para reactivar el crecimiento y poner fin a la deflación.

El dólar subía levemente a 94.21 yenes, desde 94.16 yenes antes de la emisión del comunicado.

Preocupación

Los responsables estadounidenses y europeos han estado inquietados sobre los comentarios de los funcionarios japoneses que sugieren que Tokio busca algún nivel específico para el yen.

La semana pasada, Francia incluso llegó a pedir un objetivo de mediano plazo para el euro, ante los temores de que la divisa se haya fortalecido demasiado.

Berlín rechazó esa sugerencia y dijo que no consideraba que la moneda estuviera sobrevalorada.

El lunes, el ministro de Finanzas francés, Pierre Moscovici, hizo pocos avances durante un encuentro de ministros de la zona del euro.

Desde fines del año pasado la moneda europea ha trepado más de 10 centavos desde algo debajo de 1.27 dólares, antes de ceder un poco en días recientes después de que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, hiciera una sutil intervención verbal al asegurar que él vigilaría el impacto del fortalecimiento del euro.

Tanto la Reserva Federal de Estados Unidos como el Banco de Japón amplían sus hojas de balance velozmente por medio de la impresión de dinero, mientras que la del BCE se ajusta en parte debido a que los bancos devuelven unos préstamos muy baratos que el banco central les había concedido el año pasado.

Si todo se mantiene constante, eso podría impulsar aun más al euro, lo último que necesita la vapuleada economía de la zona de la moneda única.

Y en los mercados emergentes, el dolor también se sentiría.

A medida que el nuevo dinero se vuelca a las economías en vías de desarrollo en búsqueda de mayores rentabilidades, o bien se apreciarán sus monedas, encareciendo sus exportaciones, o deberán recortar las tasas de interés y/o intervenir para deprimir a sus divisas.

Eso podría alimentar burbujas del crédito y de precios de activos que siembran las semillas de la inflación.

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