Construcción, la otra apuesta de Peña
Un nuevo plan de infraestructura del Gobierno, una prometida reforma energética y una ley que impulsa la inversión privada en obra pública en México auguran contratos millonarios para el sector de la construcción que le permitirían hasta duplicar su tasa de crecimiento en los próximos seis años.
El presidente Enrique Peña Nieto, quien asumió en diciembre, anunció como prioritario el desarrollo de infraestructura para empujar el crecimiento de la segunda economía de América Latina, donde los ferrocarriles, puertos y aeropuertos muestran rezago.
El plan nacional de infraestructura, que debe presentarse en mayo pero que podría lanzarse antes, incluiría proyectos por hasta 415,000 millones de dólares para el lapso 2013-2018, casi el doble que en el sexenio anterior, según la Cámara de la Industria de la Construcción (CMIC).
El monto, que equivaldría a cerca del 6% del Producto Interno Bruto (PIB), llevaría a México a escalar posiciones en el ranking mundial de calidad de infraestructura, donde ocupa el puesto 68 de un total de 144 países, donde Hong Kong, Singapur y Alemania son los tres primeros.
En 2012, el sector de la construcción en México creció a una tasa del 3.3% respecto del año previo, menos que el resto de la economía, pero las mayores inversiones acelerarían su ritmo de expansión en algunos años, según analistas y agentes del sector.
"Viendo el historial de Enrique Peña Nieto como gobernador del Estado de México, que dio un gran impulso a la infraestructura y después como candidato, con un 30% de sus compromisos de campaña que se refieren a desarrollo de infraestructura (...) Vemos un gran potencial", dijo Marco Medina, analista de Ve por Más.
Durante su gestión como gobernador del Estado de México, Peña impulsó millonarios proyectos de infraestructura, como el viaducto elevado Bicentenario y el circuito exterior mexiquense para atender problemas de vialidad.
Su Gobierno hizo alianzas estratégicas con empresas privadas como la operadora de concesiones Impulsora del Desarrollo y el Empleo en América Latina (IDEAL), de Carlos Slim, y la constructora OHL México, unidad de la española Obrascon Huarte Lain.
Buena parte del impulso a la infraestructura provendrá de cambios a normas de obra pública y de la nueva ley de Asociaciones Público Privadas (APP) -aprobada en 2012- y que permitirá a los empresarios una mayor participación en obra pública.
Bajo el esquema APP (inspirados en los Public Private Partnership en inglés), un 60% de los recursos esperados para obras de infraestructura provendrá de privados, estimó recientemente Luis Zárate, presidente de la CMIC.
"Esperamos que va a ser un plan positivo, con un compromiso del Gobierno de mantener los niveles de inversión pública pero potenciada con inversión privada", dijo por su parte Carlos Hermosillo, analista de Banorte.
Por otro lado, Peña planea enviar al Congreso en el segundo semestre una iniciativa de reforma energética que abriría la puerta a la inversión privada en un sector controlado por el Estado, dándole a la infraestructura un panorama prometedor, no visto en años.
México, el séptimo productor de crudo en el mundo, requiere de una mayor inversión para aprovechar sus reservas de hidrocarburos y la reforma fomentaría la realización de grandes obras como refinerías, plataformas e instalaciones petroleras.
"El Plan Nacional de Infraestructura, la inversión privada con la reforma energética y la inversión adicional gracias a la nueva Ley APPs, crearán un contexto único de mayor inversión en el sector de infraestructura para los próximos años", dijo Grupo Financiero Monex en un reporte reciente.
La expectativa sobre estos planes ha impulsado el alza de acciones como ICA, la mayor constructora del país, y que durante el Gobierno pasado ejecutó un 47% de la obra pública, que acumuló en el primer trimestre año un alza del 28%.
También, los papeles de OHL e Ideal registraron un avance del 20% y del 12%, respectivamente, entre enero y marzo, en tanto que la operadora y constructora Pinfra acumula un alza de casi un 16% en el periodo.
Aeropuerto en la mira
Peña, que recién cumplió 100 días de mandato, anunció la construcción del tren Transpeninsular Yucatán-Quintana Roo y otros dos que conectarán a la capital de México con Querétaro y Toluca, cerca de la capital.
Además Raúl Murrieta, subsecretario de Infraestructura, anunció recientemente la construcción de la Autopista Siglo XXI, que conectará la región del Golfo de México con la de Pacífico y poco más de 1,000 licitaciones para infraestructura carretera.
El plan también reviviría un antiguo y polémico proyecto para construir un nuevo aeropuerto internacional para la Ciudad de México a fin de desahogar al actual, dijo a Reuters una fuente de alto nivel del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El aeropuerto capitalino, que está en medio de la sobrepoblada Ciudad de México y que atendió en 2012 a casi 30 millones de pasajeros, es el mayor del país y el segundo con más tráfico de América Latina, pero está cerca de saturarse.
La industria aeronáutica considera que una de las condiciones necesarias para crecer en México es contar con un nuevo aeropuerto capitalino y revitalizar los ya existentes para poder atender a un mayor tráfico de pasajeros.
Grandes esperanzas
Sin embargo, para muchos analistas y jugadores del sector, los planes de infraestructura pública generan siempre grandes expectativas que en ocasiones no llegan a cumplirse.
"A veces, después de largos procesos las obras no se llevan a cabo y quedan sólo en proyectos, en buenos deseos (...) puede ser por falta de recursos, burocratismo, situaciones políticas o externas", comentó el gerente de un fondo de inversión que pidió que ni se mencionara su nombre.
En el 2002, un nuevo aeropuerto que iba a costar entre 12,000 y 15,000 millones de dólares fue cancelado por el entonces presidente Vicente Fox -que lo consideraba la mayor obra pública de su Gobierno-, tras una rebelión de habitantes del municipio donde iba a instalarse y en medio de graves disturbios.
Años después, el entonces presidente Felipe Calderón anunció con bombos y platillos un megaproyecto para el gran puerto de altura Colonet, en la costa del Pacífico, con el que México esperaba captar parte del comercio entre Estados Unidos y Asia y hasta triplicar la capacidad de su manejo de carga.
Sin embargo, la licitación para el puerto, con un costo de entre 5,000 millones y 6,000 millones de dólares y considerado el proyecto de infraestructura más grande de su gestión, fue postergada en medio de la crisis económica mundial, que originó una caída del movimiento de mercancías en contenedores.
Otra licitación para otro polémico aeropuerto, el de la Riviera Maya, cerca del balneario de Cancún en el Caribe Mexicano, fue declarada desierta y no ha vuelto a lanzarse.
"Hay muchos pendientes que no se han realizado en otras administraciones, todavía tenemos un rezago en infraestructura frente a otros países, por eso hay tanto potencial", dijo el analista Medina de Ve por Más.
La Cámara de la Industria de la Construcción ha dicho que México requiere una planeación de largo plazo en cuanto a obras de infraestructura y de un banco de proyectos ejecutivos que garantice la realización de las obras a pesar de los cambios de Gobierno.