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China supera su ‘momento Lehman’

La contracción crediticia del país no es responsabilidad total del banco central, dice Minxin Pei; sólo el gobierno chino pudo haber ordenado las acciones para combatir a los ‘bancos en las sombras’.
vie 28 junio 2013 06:02 AM
Los gobernantes chinos deben idear otro plan para un desapalancamiento financiero. (Foto: Cortesía de Fortune)
chinaconst (Foto: Cortesía de Fortune)

La peor contracción del crédito en China en los últimos tiempos parece haber terminado.

Después de que el Banco Popular de China (PBOC), el banco central del país, emitiera un comunicado tranquilizador el 25 de junio que disipó las preocupaciones de los inversionistas sobre la falta de liquidez en el mercado de préstamos interbancarios, los mercados de valores chinos detuvieron su caída y las tasas de préstamos interbancarios cayeron desde más de 20% a cerca de 6% (aún dos a tres veces mayores que la tasa promedio antes del reciente pánico). Parece que el momento Lehman de China se evitó, al menos por ahora.

Aún quedan muchas preguntas tanto sobre las causas de la reciente crisis en el sistema bancario de China como sobre sus implicaciones para la economía del país.

En cuanto a lo que provocó el reciente congelamiento del mercado de préstamos interbancarios de China, las teorías no escasean. El banco central, del que ampliamente se sospecha que diseñó una restricción crediticia artificial para aplicar mano dura al sector bancario paralelo o "en la sombra" de China, ha dado explicaciones inocentes, pero no muy creíbles.

Culpa del pánico a un conjunto de factores fortuitos, como la fecha límite de junio para que los bancos reporten sus cifras (un requisito que obliga a muchos bancos a reducir los préstamos pendientes y adornar sus perfiles de riesgo), las fechas de vencimiento de declaraciones de impuestos a finales de mayo y mediados de junio (los pagos de impuestos sacan dinero de circulación) y una mayor demanda de dinero en efectivo antes de un día festivo tradicional chino.

Una explicación alternativa, popular sobre todo entre economistas e inversores, es que el Banco Central estaba participando en un juego de altas apuestas con los jugadores del sistema bancario paralelo de China, todo con la bendición del nuevo liderazgo político. Debido a que los préstamos interbancarios constituyen la mayor parte del financiamiento para los prestatarios del sistema bancario paralelo, hacer que este tipo de préstamos estén menos disponibles envía un poderoso mensaje de que el Gobierno Central ya no tolerará comportamientos de riesgo ni seguirá inflando la burbuja crediticia de China. Algunos analistas fueron tan lejos como para sugerir que esta es la primera señal del Gobierno chino para indicar el inicio de un proceso de "desapalancamiento".

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Hay una tercera explicación, que es más simple y tal vez más razonable. Este incidente es más probablemente una respuesta fallida de las autoridades monetarias chinas a un problema que ha estado gestándose desde hace mucho tiempo, pero que estalló sin previo aviso y los tomó por sorpresa.

El crecimiento del sistema bancario paralelo de China (con créditos pendientes de liquidación estimados en el equivalente a entre 10 y 15% del balance general del sector bancario formal) ha sido señalado como una fuente de riesgo en el sector financiero. Los responsables políticos del país son conscientes de las actividades de riesgo en este sector, pero han optado por no hacer nada porque el sistema tiene varias funciones útiles y tiene poderosos grupos de interés.

Los gobiernos locales, promotores inmobiliarios y empresarios privados que no pueden obtener préstamos del sector bancario formal manejado por el Estado pueden aprovechar este sistema de financiamiento mediante el pago de una tasa de interés más alta. Los bancos de propiedad estatal y las firmas de inversión se embolsan lucrativas comisiones de transacción por el comercio de productos de gestión patrimonial (WMP, por sus siglas en inglés) emitidos por los prestatarios a los depositantes en busca de altos rendimientos. Cuando el juego va bien, mucha gente rica y poderosa gana dinero mientras que el riesgo aumenta en el sector financiero.

Como en casos similares de irresponsabilidad financiera, la confianza puede evaporarse rápidamente, provocando una salida de pánico en el mercado. Incluso reguladores sofisticados y capaces están a menudo mal preparados para tales eventos imprevistos y altamente perjudiciales. Si analizamos los últimos giros en el mercado de préstamos interbancarios de China desde esta perspectiva, podemos obtener una mejor comprensión de las causas del pánico de corta duración y evitar reaccionar exageradamente o interpretar en exceso este evento.

Por supuesto, la opacidad del proceso de toma de decisiones, la falta de libertad de prensa, y insensibilidad de los responsables políticos sobre la necesidad de comunicar sus intenciones a los participantes del mercado, contribuyen en su conjunto a la dificultad de tomar las decisiones correctas. Para evitar cometer errores en el futuro, los analistas deben hacerse a sí mismos un favor, enfocándose más en los factores políticos que en la economía.

En el caso de la reciente agitación en el sistema financiero de China, la idea de que la contracción fuera diseñada deliberadamente por el banco central para acabar con el sistema bancario paralelo no tiene mucho sentido político. Solo el Comité Permanente del Politburó, el organismo más poderoso del Partido Comunista en el poder, podría haber tomado tal decisión. Pero es improbable que autorizara tal medida en un momento tan delicado como este.

El Partido Comunista prevé celebrar su tercer pleno del comité central en otoño, cuando se darán a conocer sus más importantes iniciativas económicas. Es inconcebible que el liderazgo del partido se arriesgue a una inestabilidad económica y que desbarate sus planes con una medida audaz contra el sistema bancario paralelo antes de relajarse durante el verano.

Para llevar a cabo cualquier tipo de reforma significativa del sistema bancario paralelo, el liderazgo chino primero tendría que llegar a un consenso entre sus altos mandos, vencer la resistencia de los grupos de interés, y elaborar planes complejos para hacer frente a las consecuencias de la reforma. Todo esto requiere tiempo y una negociación feroz. Con base en la rápida retirada emitida por el BPOC, es evidente que la alta dirección no tiene tales planes en mente por ahora.

Sin embargo, esto no quiere decir que Beijing pueda evitar durante más tiempo lidiar con los riesgos masivos en el sistema bancario. En todo caso, el reciente baño de sangre en el sector financiero de China debe hacer ver a los máximos líderes chinos que tienen que tener un plan más amplio para un "desapalancamiento" financiero cuando se reúnan en el otoño. De lo contrario, es casi seguro que enfrentarán una explosión de la burbuja de crédito en China que hará que la agitación de la semana pasada luzca insignificante.

*El autor fue el Profesor de Gobierno Tom y Margot Pritzker del 1972 del Claremont McKenna College y es miembro distinguido no residente del German Marshall Fund of the United States.

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