Brasil sale a defender a su moneda

El Banco Central del país lanzó un programa de 60,000 mdd para frenar la depreciación del real; la moneda se ha visto afectada ante la posibilidad de que la Fed reduzca su estímulo monetario.
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El Banco Central de Brasil dijo este viernes que lanzará un programa de 60,000 millones de dólares (mdd) para frenar la depreciación de su moneda, que ha caído en los últimos días a su nivel más bajo desde 2008.

La subasta de swaps de divisas y préstamos, por el orden de 3,000 mdd por semana, se realizará periódicamente durante el resto del año natural.

El banco, que previamente había anunciado una intervención menor, indicó en un comunicado que se reserva el derecho de tomar medidas adicionales si es necesario.

La decisión se produce en un momento en que los mercados emergentes han sufrido la salida de inversionistas ante

.

La Reserva Federal estadounidense ha comprado cerca de 3 billones de dólares en activos desde que implementó la flexibilización cuantitativa en 2008. Gran parte de ese dinero llegó a los títulos bursátiles de economías en desarrollo, pues los inversores se aventuraron en activos más riesgosos.

Ahora que

, las monedas de países como India e Indonesia han tocado nuevos mínimos en días recientes. La moneda brasileña se cotizaba a dos reales por dólar en abril, pero hoy se sitúa en 2.44 unidades por billete verde.

La súbita desvalorización del real plantea la posibilidad de una mayor inflación, que ya ha superado la tasa anual del 6% y se acerca peligrosamente al límite de 6.5% fijado por el Gobierno.

El índice Bovespa del país, por si fuera poco, ha sido uno de los peores del mundo, perdiendo más del 15% de su valor desde enero. El desmantelamiento del conglomerado industrial, propiedad del empresario brasileño Eike Batista, ha contribuido a la caída del mercado de valores.

La inyección proyectada para frenar la caída del real es, irónicamente, contraria a lo que predicaban algunos círculos políticos brasileñas.

Algunos de sus políticos, no hace mucho tiempo, acusaban a los países ricos de entablar una guerra de divisas mediante la aplicación de bajas tasas de interés, lo que a su vez empujaba a los inversionistas a los mercados emergentes en busca de rendimientos más altos, apreciando con ello sus monedas y complicándoles la vida a los exportadores.

Fuga de capitales

Estas preocupaciones cambiarias, sin embargo, han sido sustituidas por los temores sobre la fuga de capitales. La economía del país carioca se ha enfriado tras haber crecido a un ritmo vertiginoso en los últimos años, debido a que el consumo interno no ha compensado la disminución de la demanda de recursos naturales.

redujo su pronóstico para el crecimiento de Brasil este año hasta el 2.5%, frente al 3.0% proyectado en abril.

El Gobierno, entre tanto, ha incrementado el gasto en infraestructura mientras el país se prepara para acoger el

y los Juegos Olímpicos en 2016. Pero eso no ha bastado para compensar el impacto del descenso de los precios de los commodities y ha originado por el contrario una mayor tensión en las finanzas públicas.