Gas: el arma secreta de Rusia
En el pasado, Rusia ya ha tomado la decisión de detener el abastecimiento de gas a Europa, pero esta vez reflexionará mucho antes de utilizar la energía como arma en la disputa que libra con Occidente por Ucrania.
La última vez que Moscú interrumpió las exportaciones a Ucrania y la Unión Europea fue en enero de 2009, después de no llegar a un acuerdo sobre precios y aranceles de tránsito con Kiev, creando con ello una situación de emergencia humanitaria en algunas zonas de los Balcanes y problemas económicos en países como Hungría y Eslovaquia.
Cerca de la mitad del gas que Rusia envía a Europa viaja a través de Ucrania, una nación que hoy atraviesa una crisis económica y cuyo nuevo Gobierno pro-europeo está sometido a presión por la movilización de las tropas rusas en su región sur de Crimea. Ucrania está en apuros para pagar sus cuentas y le debe a Gazprom, la compañía gasística de Rusia, alrededor de 2,000 millones de dólares, pagos atrasados que crecen cada día.
Gazprom ha dicho que a partir del 1 de abril cancelará un descuento en el gas que le vende a Ucrania, y ha amenazado con repetir la crisis de 2009 a menos que se paguen las deudas.
Moscú también podría ordenar el cierre de los gasoductos como represalia por las sanciones de Occidente . El miércoles, los líderes del G7 volvieron a advertirle a Rusia que si se anexiona a Crimea enfrentará “más acciones, individuales y colectivas”.
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Pero la historia de 2009 tal vez no se repita. ¿Por qué? Existen cuatro razones cardinales para creer que la amenaza de Rusia quizás sea, en esta ocasión, vana.
La económica: La debilitada economía rusa es muy dependiente de las exportaciones de petróleo y gas natural , la energía representa aproximadamente 70% de sus exportaciones anuales. Las consecuencias de una interrupción en el suministro podrían resultar mucho más devastadoras para Rusia que para cualquier otro.
El Gobierno ruso ya tiene previsto que las exportaciones totales se contraerán cerca de 2% este año, y cerrar el grifo del gas sólo empeoraría las cosas.
Las exportaciones de gas de Gazprom valen cerca de 66,000 millones de dólares al año, aproximadamente el 13% del total de las exportaciones rusas que ascienden a 515,000 millones de dólares. También representan el 5% de los ingresos fiscales del país.
La economía de Rusia es más débil hoy que en 2009. El año pasado el Producto Interno Bruto creció 1.3%, frente al 3.4% de 2012. Muchos analistas esperaban un ligero repunte en 2014, pero el enfrentamiento con Ucrania puede entorpecer el crecimiento este año, según algunos analistas.
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La climática: La primavera ha llegado. A medida que el clima se hace más cálido, la demanda de gas natural para calentar los hogares disminuye.
Las autoridades rusas saben que cualquier interrupción en el suministro de gas natural no tendría el mismo impacto que en 2009, cuando los suministros se redujeron a la mitad del invierno.
Emily Stromquist, analista del sector energético ruso para Eurasia Group, pronostica que si Rusia fuera a cortar el suministro, la interrupción se produciría en las próximas semanas cuando Ucrania y Rusia intenten negociar los precios del gas para el segundo trimestre.
Las reservas de gas natural: Este invierno más cálido en Europa ha permitido que los países aumenten sus reservas de gas natural, lo que los deja en mejores condiciones para hacer frente a cualquier interrupción temporal del suministro.
Oswald Clint, analista de Sanford Bernstein, estima que si Rusia interrumpiera las exportaciones de gas en estos momentos, los inventarios europeos mantendrían la marcha de la región por más de un mes, un lapso de tiempo que duplica con creces la duración del corte aplicado en 2009.
Los últimos datos de la asociación Gas Infrastructure Europe, que representa a los operadores de gasoductos, reflejan que las reservas están aproximadamente al 47% de la capacidad total, una cifra que supera los niveles en el mismo periodo de los tres años anteriores.
La amenaza del gas de esquisto: Los líderes europeos ya están buscando reducir su dependencia de la energía rusa mediante el desarrollo de fuentes alternativas como el gas de esquisto.
Y aunque la industria del gas shale está todavía en su infancia, cualquier nueva interrupción de los suministros rusos simplemente serviría para impulsar los esfuerzos de diversificación energética y promover el fuerte crecimiento proyectado en la próxima década.
“Sería contraproducente para Rusia en el largo plazo porque alentaría a otros países a dejar de depender del gas ruso,” apunta Pavel Molchanov, analista de energía en la firma Raymond James.
“Gazprom es una gran fuente de ingresos para el Gobierno ruso. Si dentro de cinco a diez años, Europa Oriental ya no necesita comprar tanto gas natural procedente de Rusia como lo hace hoy, Rusia se verá afectada en el largo plazo,” afirma Molchanov.
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