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Los inversores huyen de Rusia

La anexión de Crimea y las sanciones de EU provocan una reducción de inversiones en renta variable; la asignación promedio de los fondos en valores rusos se redujo en una quinta parte en febrero.
mar 01 abril 2014 06:03 AM
La nación era una de las preferidas entre los BRIC. (Foto: Getty Images)
rusia

No hace mucho tiempo, Rusia era considerada una de las potencias del BRIC entre los mercados emergentes, junto con Brasil, India y China. Hacia finales de 2013, muchos administradores de dinero respetados estaban entusiasmados con Rusia o eran alcistas.

El entonces jefe de estrategia de inversión de Morgan Stanley Wealth Management, David Darst, dijo que Rusia era una de sus principales tres mejores ideas (junto con Japón y las acciones de empresas mineras de oro). El equipo de inversión global de First Eagle Investment Management acababa de regresar de un viaje de debida diligencia para reunirse con empresas de la antigua Unión Soviética, cuyas acciones se negociaban a tentadoras valoraciones de cinco o seis veces las ganancias, una fracción de las valoraciones de las acciones estadounidenses, y entre las más baratas de los mercados emergentes.

“Rusia es una geografía seductora”, dijo en aquel entonces el gerente de cartera de Global Income Builder Fund de First Eagle, Giorgio Caputo.

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No fueron los únicos en encontrar seductor a Rusia. Para diciembre de 2013, instituciones estadounidenses habían vertido más de 37,000 millones de dólares en el país que lidera Vladimir Putin, casi el doble de lo que habían invertido ahí mismo solo tres años atrás, según eVestment.

El número de nuevos propietarios de la cadena de tiendas de abarrotes rusa Magnit había crecido un 200% respecto al trimestre anterior, según Morningstar. “Simplemente no sabíamos lo que Rusia iba a hacer hace dos meses. Simplemente no lo sabíamos”, explicó el jefe de inversiones en activos múltiples en Schroders, Nico Marais, al dirigirse a periodistas en un evento reciente en Nueva York.

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Entonces, estallaron las protestas en Ucrania, las cuales derrocaron al presidente. Pero los inversores realmente se retorcieron cuando las fuerzas rusas entraron en Crimea , y el Kremlin rápidamente redactó el papeleo para anexar formalmente la región.

Desde el comienzo del año, el índice bursátil ruso MICEX ha caído 12%. El valor de todas las acciones operadas públicamente domiciliadas en Rusia es ahora de 430,000 millones de dólares, según FactSet; menos de la capitalización de mercado de Apple, señala Darst.

Es demasiado pronto para medir el impacto total de la reacción de los inversionistas estadounidenses a las noticias provenientes de Rusia y Ucrania, ya que muchos fondos solo reportan sobre sus participaciones de manera trimestral y eso todavía podría tardar algunas semanas más. Pero las preocupaciones sobre la próxima Guerra Fría ya han tenido un efecto significativo. Los fondos de inversión de renta variable que reportaron participaciones tanto en diciembre como en febrero tenían alrededor de 9,100 millones de dólares en acciones rusas a finales de 2013; esa cantidad había caído 13% a 7,900 millones de dólares a finales de febrero, estima la analista de investigación senior de Morningstar, Annette Larson. La asignación promedio de los fondos en valores rusos se redujo en una quinta parte, a 0.76%.

¿Gangas irresistibles?

Ahora bien, algunos inversionistas que pensaban que las acciones rusas parecían increíblemente baratas antes, creen que son gangas prácticamente irresistibles ahora. Las empresas en el MSCI Russia Index han operado tan bajo como tres o cuatro veces las ganancias en las últimas semanas; aunque eso también podría significar que las empresas son tan riesgosas que incluso los descuentos no justifican el peligro.

“Para mí, eso está gritando que, si pudieras cerrar los ojos y no mirar de nuevo, podrías quedar muy gratamente sorprendido dentro de algunos años tal vez. Solo tal vez”, dice Darst, quien ahora es asesor senior en Morgan Stanley.

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De hecho, la directora del grupo de renta fija de mercados emergentes y gerente del fondo Emerging Market Fixed Income de DoubleLine, Luz Padilla, dice que los bonos rusos todavía lucen excelentes.

Cuando las sanciones occidentales contra Putin asustaron al mercado, ella aumentó su ya significativa exposición a Rusia en alrededor de un punto porcentual. De hecho, habría comprado más, de no ser porque los precios rebotaron demasiado rápidamente que “no hubo una gran ventana de compra”, dice.

El fondo actualmente mantiene bonos corporativos emitidos por bancos rusos que incluyen a VTB y Sberbank, y por la empresa energética controlada por el estado Gazprom. Incluso cuando la interferencia del gobierno ha arruinado empresas en el pasado, añade Padilla, los tenedores de bonos han recibido su pago en su totalidad. “Rusia, para nosotros, es un cálculo diferente”, dice. “Esta no es la Rusia de 1998”.

Aún así, para muchos gestores de cartera, la respuesta a invertir en Rusia en estos momentos suena más bien como: por supuesto que no.

En 2005 y 2006, el exgerente de cartera de Artio Global Investors (antes de que fuera vendida a Aberdeen Asset Management) Rudolph-Riad Younes, que lanzó recientemente R Squared Capital Management, había invertido cerca de 16,000 millones en alrededor de 50 empresas a lo largo de Rusia y Europa del Este.

“Éramos uno de los mayores, si no es que el mayor inversor en Rusia”, dice. Pero hace unos meses vendió la última de las acciones que poseía en Sberbank —antes de que las tensiones en Ucrania aumentaran— porque no estaba satisfecho con la forma en las empresas se estaban comportando. “Estaban volviéndose menos amigables con los accionistas que antes”, dice. “Cuando uno pasa de ser bueno a menos bueno, o de malo a más malo, por lo general no es un buen momento para ganar dinero”.

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Así que, por ahora, está esperando en la banca, pero mantiene una estrecha vigilancia sobre algunos nombres (que se niega a revelar), en especial de empresas privadas, en contraposición a las controladas por el Estado ruso.

“Sentimos que (los precios) han caído mucho, y estamos esperando el punto de entrada correcto, para tener un pie en la puerta, o un dedo del pie en el agua”, dice.

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