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EU, ¿rumbo a un ‘boom’ de inversiones?

Luego de años de estancamiento, las empresas preparan un gasto masivo de capital, dice un estudio; de ser cierto, esta medida iniciaría un círculo virtuoso que impulsaría a la economía de EU.
jue 03 abril 2014 06:04 AM
Analistas sugieren que Estados Unidos tendrá una nueva época de bonanza. (Foto: Getty Images)
estadosunidos

El más potente tónico para la decaída economía estadounidense sería un aumento notable en la inversión de capital. La disposición de los fabricantes de semiconductores y productos químicos para ampliar sus plantas y fábricas, y de las líneas aéreas y los servicios públicos para ordenar jets y construir redes que requerirán de muchos años y de una creciente base próspera de clientes para resultar rentables, sería un indicador de un largo y fuerte periodo de crecimiento.

Hasta ahora, los instintos primarios que propulsan el gasto de capital a nuevas alturas han estado dolorosamente ausentes en una economía que ha estado avanzando a marchas forzadas a 2.5%. En un nuevo informe, la estratega jefe de inversiones de Charles Schwab & Co, Liz Ann Sonders, sostiene que una serie de señales prominentes están apuntando hacia el inicio de un robusto ciclo de inversión empresarial. “Los medios, los recursos -el encendido- están todos ahí”, dice Sonders. “Y los crecientes gastos de capital serán de suma importancia para hacer crecer las ganancias de las empresas, y para mantener la buena evolución del mercado de valores”.

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De hecho, un académico de la Universidad de Chicago, John Cochrane, entre otros muchos destacados economistas, sostiene que las expansiones económicas de larga duración casi siempre comienzan con una oleada de inversiones de capital por parte de líderes corporativos que se anticipan a los buenos tiempos por venir.

Como Sonders detalla en A New Machine: Is a Capital Spending Cycle Imminent?, el gasto de capital corporativo nunca se recuperó después de la crisis financiera de 2008-2009. Ahora se ubica en poco más del 12% de la producción nacional, en comparación con alrededor del 13.5% del PIB en 2007. Desde el colapso, las ganancias empresariales se han disparado, alcanzando máximos históricos en cada métrica importante: como proporción del PIB, valor contable y ventas.

Pero esas ganancias abundantes han sido destinadas principalmente a hinchar la recompra de acciones, dividendos y el dinero en efectivo en los balances generales, no para financiar el equipo que fabrica más productos. “El diferencial entre las ganancias y las inversiones ha seguido aumentando”, dice Sonders. Desde 2011, la inversión empresarial, excluyendo al sector vivienda, ha aumentado solo 100,000 millones de dólares, o un total de 5.2%.

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En el mismo periodo, las empresas han añadido cuatro veces esa cantidad, alrededor de 400,000 millones de dólares a sus balances generales, en los que esas hordas de efectivo crecientes se asientan mientras acumulan tasas de interés insignificantes. Eso reflejó el nerviosismo de los presidentes ejecutivos sobre si pueden vender mucho más de lo que están fabricando en este momento, incluso unos pocos años hacia adelante.

La bonanza de las ganancias se produjo a partir de una prisa notable en la productividad que siguió a la profunda recesión. Las empresas redujeron las nóminas y realizaron gastos generales mucho más altos que el descenso en sus ventas, estirando la producción de cada trabajador que aún conservaba el empleo . Pero durante los últimos tres años, la productividad -la producción por cada hora que trabaja un empleado- se ha estancado, aumentando a un ritmo tibio de 1% anual. “El largo periodo de escasez de inversión parece haber cobrado un precio en la eficiencia empresarial”, señala Sonders.

El envejecimiento de las instalaciones y la maquinaria en Estados Unidos es testigo de los años de negligencia. La edad promedio de la flota de aviones estadounidenses es de 10.3 años, un récord. Para las instalaciones de fabricación es de 23 años, superando el máximo anterior registrado hace 68 años, y las estructuras no residenciales se ubican cerca de la misma larga y obsoleta antigüedad.

Estas tendencias colocan severas restricciones sobre los presidentes ejecutivos de Estados Unidos. Ya no pueden contar con ampliar los márgenes de ganancias para hacer crecer los ingresos. De hecho, el auge de ganancias prácticamente terminó a mediados de 2012, y desde entonces las ganancias operativas del S&P 500 han subido un insignificante 6%.

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Sonders concuerda con que los márgenes están destinados a caer desde los niveles récord actuales a algo cercano a los promedios de largo plazo. Para compensar esa caída inevitable, las empresas necesitan restaurar la trayectoria ascendente de la productividad y, sobre todo, lograr un crecimiento mucho más fuerte en las ventas. Ambos aspectos requieren de un cambio importante desde acumular el dinero en efectivo a financiar nuevas plantas, almacenes y edificios de oficinas.

Razones del optimismo

Pero, ¿sucederá? Sonders ve tres razones para el optimismo. En primer lugar, la confianza de los CEO está en aumento. Y cuantos más directores ejecutivos anticipen buenos tiempos, más tenderán a invertir en la expansión de sus negocios. Su investigación muestra que el aumento del optimismo de los CEO está estrechamente correlacionado con los fuertes incrementos en el gasto de capital, tanto para las plantas como para la propiedad intelectual.

En segundo lugar, encuestas de la Fed de Filadelfia y de otros grupos muestran que las empresas planean gastar mucho más en la inversión de capital en 2014 que en cualquiera de los últimos tres años. En tercer lugar, los préstamos de los bancos a las grandes y pequeñas empresas se está disparando, al aumentar desde alrededor de 75,000 millones de dólares, o alrededor de 6%, solo en los primeros meses de 2013. El aumento del endeudamiento muestra que las empresas están apostando una vez más a la expansión, en lugar de a la inmovilidad.

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Un resurgimiento de la inversión de capital es lo que Estados Unidos ha estado esperando. Crearía un círculo virtuoso de crecimiento que se reforzaría a sí mismo. Naturalmente, el consumidor tiene que ser tan optimista como los CEO: a medida que aumenta la producción, cortesía de toda esa nueva inversión, el consumidor está allí para abordar los aviones y derrochar en PC; el ultranuevo equipo aumenta la productividad y, por lo tanto, los salarios. Y a medida que las ventas aumentan, las empresas finalmente comienzan a contratar a lo grande. Suena pintoresco y muy lejano en la actualidad, pero así es como Estados Unidos típicamente se ha recuperado de los tiempos difíciles. Esto podría ser el comienzo de algo grande.

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