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Grecia busca olvidar su drama

El regreso del país al mercado no debe desviarlo de sus reformas pendientes, dice Mohamed El-Erian; el Gobierno podría aprovechar para reducir su dependencia y sus compromisos políticos.
vie 04 abril 2014 06:00 AM
El país tiene un desempleo general de 27%. (Foto: Getty Images)
greece

El Gobierno griego causó un gran revuelo esta semana cuando anunció que pronto reingresaría a los mercados internacionales de capital. Y con mucha razón. Es algo grande para un estado soberano ser capaz de colocar su primera emisión de bonos voluntaria después de haber sufrido una considerable reestructuración de deuda que impuso pérdidas considerables a los inversores y que cerró el acceso voluntario al financiamiento de capital privado.

Con una tasa de desempleo general de 27%, y con el desempleo juvenil en 58%, pocos son lo suficientemente tontos como para confundir el posible retorno voluntario de Grecia al financiamiento de mercado con una señal clara sobre la economía. Sin embargo, el riesgo está en otra parte; en que la renovada disponibilidad de financiamiento privado posponga en vez de apoyar los esfuerzos de reforma económica que aún no han sido completados.

El renovado acceso a los mercados es consecuencia directa de los esfuerzos que Grecia ha hecho durante varios años para superar sus desequilibrios financieros masivos, así como del enorme apoyo de sus vecinos europeos y del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Como otros, el país también goza de un significativo, aunque menos sostenible, fenómeno de mercado: específicamente, un apetito aparentemente insaciable de los inversores por el comercio de bonos “bajos en calidad” en busca del cada vez más escaso rendimiento.

Dicho esto, debemos recordar que le tomó más de seis meses al Gobierno griego para llegar finalmente a un acuerdo con sus acreedores oficiales sobre el lanzamiento del financiamiento retrasado bajo el segundo paquete de rescate internacional del país. En el proceso, algunas medidas de política fueron diferidas; otras solo parcialmente implementadas.

Debido a las prolongadas negociaciones, el Gobierno no está muy entusiasmado con la negociación de un nuevo paquete. En todo caso, la tentación es utilizar la disponibilidad renovada de financiamiento de bonos privados para reducir la dependencia del financiamiento oficial y, en el proceso, diluir la condicionalidad política de los actores externos que eso conlleva.

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Hay tres grandes razones por las cuales tal curso de acción resultaría probablemente de cortas miras para Grecia; y también expondría a los nuevos inversores en bonos a riesgos más adelante.

Tres factores

Primero. A pesar de la disminución masiva de los rendimientos de los títulos griegos en el mercado, el nivel al cual probablemente el Gobierno pediría prestado estos días (en torno al 7%) es todavía superior a lo que sería considerado seguro en términos de sostenibilidad de la deuda. También es un múltiplo de lo que paga sobre los préstamos de los acreedores oficiales.

En segundo lugar, el volumen de la deuda griega existente sigue siendo incómodamente alto. También es menos flexible ahora que esa composición ha cambiado marcadamente en favor de deuda oficial de más alta calidad, y por lo tanto más difícil de reestructurar (incluyendo obligaciones considerables ante el Banco Central Europeo y el FMI).

En tercer lugar, el crecimiento económico sigue siendo anémico, y priva a Grecia del único remedio que permite a los deudores mejorar los niveles de vida mientras que lidian con las obligaciones previamente adquiridas.

Grecia todavía tiene bastante camino por recorrer antes de que pueda salir decisivamente de una crisis que ha causado estragos, que ha empobrecido a millones de ciudadanos, y provocado que muchos otros emigren en busca de una vida mejor. Sería una tragedia si su inminente retorno a los mercados internacionales de capital sirviera como una excusa para retrasar las reformas requeridas.

*Mohamed A. El-Erian, exdirector general y codirector de inversiones de PIMCO, es miembro del Comité Ejecutivo Internacional de Allianz y principal asesor económico de su consejo de administración, preside el Consejo de Desarrollo Global del presidente Barack Obama y es autor de When Markets Collide, editado por The New York Times/WSJ.

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