Autos chocolate crean negocios satélite
La importación de autos usados proveniente de Estados Unidos impulsó la creación de negocios satélite como la venta de autopartes y los servicios de cruce para internar las unidades al país, muestra una investigación de la revista Manufactura.
Las autopartes de segunda mano se comercializan en los deshuesaderos instalados a lo largo de la franja fronteriza, a un precio hasta 10 veces inferior a los de una pieza original, señaló Óscar Albin, presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA).
Este mercado alcanza un valor de 4,000 millones de dólares (mdd) al año y representa el 5% de la producción de refacciones en México.
Cerca del 80% de los autos usados importados están en condiciones de circular, y el resto se usa como fuente de refacciones. Son unidades que se compraron hasta en 100 dólares y de cada una se recuperan alrededor 20,000 piezas (un vehículo tiene entre 70,000 y 90,000 componentes).
La venta de estas refacciones se realiza bajo la lógica de que “quien tiene un auto usado modelo 2001 difícilmente va a invertir en una transmisión nueva de 20,000 pesos. Lo más probable es que vaya a un deshuesadero y compre una usada, de un modelo similar al suyo”, explicó Albin.
Los fabricantes agremiados al INA han advertido que estas piezas son riesgosas y no garantizan un funcionamiento óptimo del auto, pues se obtienen de vehículos que en promedio tienen entre 160,000 y 200,000 kilómetros.
Servicio de cruce
Este negocio consiste en remolcar los vehículos de Estados Unidos al lado mexicano y entregarlos a los dueños.
Tan sólo por Mexicali cruzan 350 unidades al día, según datos de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de la ciudad (Canaco).
El cruce 'hormiga' de algunos de estos modelos representa un buen negocio para varios exloteros, como Rafael González, que después de la cancelación de su amparo para importar autos usados y de una auditoría fiscal del Servicios de Administración Tributaria (SAT), dio un giro a su negocio y se convirtió en intermediario de particulares o comerciantes ‘novatos’ que quieren cruzar coches, pero desconocen el procedimiento.
Además de este negocio, González inició otro que consiste en revivir baterías eléctricas usadas, las cuales compra a empresas recicladoras establecidas en la frontera. Son baterías de carros de golf o montacargas; las consigue en 250 pesos, las arregla y las vende como reconstruidas en 130 dólares, con un año de garantía.