‘Abenomics’ de Japón, a punto de naufragar

Hace tres años, Shinzo Abe puso en marcha un gran experimento diseñado para despertar a la economía de Japón tras décadas de estancamiento.
Ahora, hay un creciente consenso de que el programa del primer ministro está a punto de naufragar.
Conocido como “Abenomics”, incluyó tres llamadas 'flechas': estímulo monetario masivo, aumento del gasto público y reformas económicas significativas.
El plan tuvo un comienzo excelente. Alguna vez reacio a involucrarse en la política monetaria no convencional, el Banco de Japón adoptó la visión de Abe y puso en marcha un amplio programa de compra de bonos. El gobierno central abrió la llave del gasto. Los mercados se recuperaron y el yen se hundió frente al dólar.
La idea era que a medida que los precios subieran y las empresas consiguieran ganancias y trasladaran una mayor participación de las ganancias a los trabajadores, quienes gastarían más en bienes y servicios. Si funcionaba, el “círculo virtuoso” generaría un crecimiento económico sostenido.
Sin embargo, el programa se tambalea. El crecimiento de los salarios es mediocre, y la inflación se mantiene muy por debajo del objetivo del banco central del 2%. El Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo a un ritmo anualizado de 1.2% en el segundo trimestre, y hay evidencia de que la economía volvió a caer en recesión en el tercer trimestre.
“Los datos económicos publicados desde la última reunión del Banco de Japón a mediados de septiembre han dado una prueba más de que la recuperación económica se ha detenido”, dijo Marcel Thieliant de Capital Economics.
Las agencias de calificación, por su parte, están cada vez más preocupadas por la astronómica deuda pública de Japón, que asciende a casi el 250% del producto interno bruto anual. La última rebaja provino de Standard & Poor's, que advirtió que las Abenomics “no podrán revertir” el deterioro de la calidad crediticia de Japón.
Entonces ¿por qué falló Abe?
Una explicación es que su tercera flecha —la reforma económica— falló por mucho el objetivo. Las propuestas para permitir la entrada de más inmigrantes, necesarios para hacer frente al rápido envejecimiento de la población, no se concretaron. Los cambios previstos en el mercado laboral y en el sistema fiscal también se han estancado.
Pero Abe y sus aliados en el Banco de Japón no se dan por vencidos todavía.
El banco central probablemente amplíe aún más su programa de estímulo, ya sea esta semana o finales de este mes. Eso es “casi inevitable”, según Thieliant.
El primer ministro, que podría permanecer en su puesto durante tres años más, también disparó “tres nuevas flechas”. Sin embargo, las medidas fueron criticadas por su falta de detalle y ambición. Abe no especificó cuánto tiempo tardaría en materializarse la flecha sobre el compromiso de impulsar el PIB nominal en un 22%.
“Es probable que este nuevo plan acelere el trabajo para implementar reformas y bien podría añadir confusión a un proceso que muchas personas dentro y fuera de Japón ya encuentran frustrantemente complejo”, dijo Scott Seaman, analista de Eurasia Group.
Algunos economistas mantienen una visión más optimista de Abenomics. Si dejas fuera a los precios de la energía, los números de inflación lucen mucho mejor, argumentan. El ingreso per cápita sigue el ritmo de otras economías desarrolladas y el consumo está aumentando.
“Japón se enfrenta a un panorama mucho menos difícil que lo que sabiduría convencional dicta”, dijeron analistas de Barclays.