¿Qué gana China con su moneda en la cesta del FMI?
Tras años llamando a la puerta de los mercados, China, la segunda economía más grande del mundo, cuenta desde este lunes con el aval del Fondo Monetario Internacional (FMI) para sus planes para la expansión mundial de su moneda, el yuan.
El Directorio Ejecutivo del FMI votó hoy a favor de que el yuan entre, a partir de octubre de 2016, a la cesta de los Derechos Especiales de Giro (SDR, en inglés), la divisa interna del organismo, en la que ya figuraban el dólar estadounidense, el euro, la libra esterlina y el yen japonés.
Aunque las implicaciones económicas de esta decisión se verán seguramente en el largo plazo, en lo inmediato el yuan o "renminbi" (abreviado RMB y que podría traducirse como "moneda del pueblo") da un simbólico paso en su larga marcha hacia la internacionalización.
"Es una forma de reconocimiento internacional, porque aporta confianza y credibilidad", declaró el catedrático de la Universidad Suroccidental de Economía y Finanzas de Chengdu (China), Chen Yongsheng.
La resolución del FMI constituye un hito en un proceso impulsado por Beijing desde hace años y que busca que el peso del yuan en los mercados financieros se acerque al que tiene la economía china en el contexto mundial.
Según explica el economista del Instituto para los Estudios Internacionales de Shanghái, Dan Steinbock, la evolución de las grandes divisas mundiales ha empezado por el comercio, ha seguido con la inversión y se ha consolidado con su uso como reserva.
"Primero, los acuerdos comerciales han extendido su liquidez por todo el mundo. Después, la inversión y los ahorros han hecho que la moneda sea más atractiva. Finalmente, el uso como reserva refleja la 'llegada' de la moneda como una divisa mundial", detalla Steinbock.
El yuan ya se encuentra en esa tercera fase: China ha llegado a acuerdos con autoridades monetarias de una treintena de países para llevar a cabo acuerdos de permuta de divisas ("swap") y ha establecido centros de emisión de bonos denominados en yuanes en capitales financieras como Londres, París, Singapur o Seúl.
Así, el yuan fue en septiembre la quinta moneda más utilizada del mundo (por detrás del dólar, el euro, la libra y el yen), con una cuota de un 2.45% en los pagos globales, según la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (SWIFT).
Pese a los evidentes progresos -hace tres años no se encontraba entre las diez más usadas del mundo y su participación no llegaba al 0.8%-, la importancia internacional de la divisa china sigue muy alejada de la que tiene la economía de este país en el mundo.
La vieja aspiración de las autoridades chinas es que el catalizador de ese proceso sea el respaldo del FMI, que había quedado pendiente cuando la institución con sede en Washington realizó la última revisión de las divisas que configuran los SDR, en 2010.
"En 2010, el yuan no estaba listo para entrar en los SDR", señala Steinbock.
El FMI tiene dos criterios para incluir nuevas monedas en su divisa interna: el primero -tener peso en los intercambios internacionales de bienes y servicios- dado el músculo comercial de China, mientras que el otro -el libre uso- chocaba con el control que el Gobierno ejerce sobre las transacciones de capitales.
El Banco Central chino reformó en agosto pasado su sistema cambiario para dar más protagonismo al mercado a la hora de fijar las tasas de cambio de referencia, un movimiento que estaba pensado para convencer al FMI , pero que se vio ensombrecido por las devaluaciones de la moneda que lo acompañaron.
Steinbock añade que, aunque Beijing mantiene las restricciones a los movimientos de capitales, ha acelerado las reformas y ahora satisfacen al FMI, cuyo apoyo permite vislumbrar que el cambio está a punto de empezar para el yuan.
Aunque el Gobierno chino haya relajado su control sobre la moneda, la falta de convertibilidad del yuan pone en duda que se cumplan las previsiones más optimistas que ligan la entrada de la moneda en los SDR con un incremento en su uso .
"A corto plazo, es cierto que la decisión del FMI tiene más simbolismo que efectos reales y su influencia es sobre todo psicológica. Va a aumentar la atracción del yuan, pero no va a contribuir directamente a ampliar su uso", matiza Chen.
Falta por comprobar, por tanto, si el FMI se convierte en la llave que abra la puerta de los mercados para el yuan y eso, según los analistas, se verá a largo plazo.