Brasil se hunde en la recesión en el tercer trimestre

La economía de Brasil, la séptima del mundo, se hundió aún más en la recesión en el tercer trimestre de 2015, cuando el PIB se contrajo 1.7% respecto al trimestre inmediato anterior, más de lo previsto por los economistas locales.
En relación al mismo periodo de 2014, el PIB de Brasil cayó 4.5%, el mayor retroceso desde que comenzó la serie histórica hace 19 años, precisó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Economistas consultados por el diario económico brasileño Valor esperaban caídas menores (1.3% al tercer trimestre en relación al segundo trimestre, y 4.2% en relación al tercer trimestres de 2014).
En el primer y segundo trimestre de 2015 el país se contrajo 0.8% y 2.1% respectivamente en relación al trimestre inmediato anterior, según las últimas cifras revisadas y difundidas este martes.
Un obituario
En recesión técnica desde el segundo trimestre del año, la mayor economía de Latinoamérica empeora.
De enero a setiembre, el PIB acumula una caída de 3.2% en relación al mismo periodo del año pasado, el mayor retroceso acumulado desde el inicio de la serie en 1996.
En la medición de los últimos cuatro trimestres, la contracción del PIB acumula un 2.5%.
"La primera lectura de las cifras del tercer trimestre recuerdan un obituario", dijo el economista jefe de Gradual Investimentos en Sao Paulo, André Perfeito, que estima que los números pueden empeorar "por lo menos hasta mediados del año que viene".
El mercado proyecta un retroceso del PIB de 3.19% este año y de 2.04% en 2016. Si se confirman los dos años consecutivos de recesión, sería la primera vez que esto ocurre en 85 años, desde 1930-31.
Los retos de Rousseff
La presidenta Dilma Rousseff enfrenta un complejo cóctel que mezcla una contracción de la actividad, déficit fiscal, una inflación de casi dos dígitos y desempleo creciente.
Su popularidad está en apenas 10%, la oposición pide juicio político y el Congreso tarda en aprobar un crucial plan de austeridad.
A la inmensa corrupción destapada en la estatal Petrobras, que ha golpeado la economía y llevado a la cárcel a grandes empresarios, banqueros y figuras del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), se sumó la decisión de la agencia Standard and Poor's de retirar el grado inversor al país.
Otras dos grandes agencias, Moody's y Fitch, rebajaron la nota de Brasil al último escalón y lo dejaron al borde de perder el certificado de buen pagador.
"Lo que me preocupa bastante es la caída de la inversión. Eso sugiere que no va a haber incentivos en el futuro", lamentó el economista Perfeito.
La economía brasileña está en un proceso de ajuste recesivo, compuesto por tres aspectos, explicó Perfeito: una fuerte alza de las tasas de interés (14.25% anual), un ajuste fiscal -el Gobierno dejó de gastar todo lo que puede- y un pesimismo generado por una crisis política muy severa.
"El ajuste demoró mucho tiempo en concretarse, y eso creó una situación de agonía prolongada. Es un proceso que debía ser rápido, pero está siendo muy difícil" debido a la crisis política y las maniobras de obstrucción al corte del gasto de parte del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, archirrival de Rousseff, dijo Perfeito.
Brasil, ¿como Grecia?
El Gobierno de Dilma Rousseff precisa con urgencia que el Congreso le apruebe la meta fiscal de 2015, reducida varias veces hasta convertirse en déficit, porque si no estará violando la ley de responsabilidad fiscal. La votación podría tener lugar esta misma noche.
Para 2016 espera mejorar las cuentas y poder generar un superávit fiscal primario (sin tener en cuenta el pago de intereses de la deuda) de 0.7%, una meta que parece ambiciosa dados los actuales números.
"Tener un superávit mínimo el año que viene es esencial. Si no, quedaremos como Grecia, un país con problemas estructurales, que no consigue ahorrar nada para pagar la deuda", advirtió el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, en una entrevista con el diario O Globo publicada el lunes.
"En ese escenario nadie invertiría (en el país) y el empleo se hundiría", añadió.
Aunque acotó enseguida que "es claro que Brasil, con 200 millones de habitantes, toda la riqueza, la industria y la agricultura que tiene, no tiene cómo ser la Grecia de los últimos años. Tenemos que organizarnos y tener la disposición de adoptar las medidas necesarias".