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3,763 mdp en tablets y laptops, gasto cuestionado a la SEP

La OCDE y académicos ponen en duda la eficacia educativa de los dispositivos entregados; el gobierno mexicano dice que habrá un replanteamiento del programa.
mar 05 enero 2016 06:00 AM
Alumnos de quinto y sexto grado trabajan con las tabletas entregadas por la SEP (Foto: Cuartoscuro/Archivo)
tablets (Foto: Cuartoscuro/Archivo)

A Érick le dieron el año pasado una tableta electrónica en su primaria ubicada en Nezahualcóyotl, Estado de México, como parte del Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD), con que el gobierno federal ha comprado miles de esos dispositivos para entregarlos a niños de quinto año de escuelas públicas.

La tableta viene con la plataforma .MX, una herramienta de contenido educativo que la Secretaría de Educación Pública (SEP) precargó en los dispositivos para que funcionen sin internet. Se trata de lecturas, videos, audios y animaciones, en diferentes bloques de aprendizaje para los alumnos.

En la escuela de Érick, en un inicio, no tenían acceso a la red, aunque los alumnos podían llevarse la tableta a casa. Y ahí empezaron a hacer descargas de juegos.

Molesta por las distracciones de su hijo con el dispositivo, su madre decidió entregarla a una profesora de la escuela para que la resguardara.

Lee: México, el más "tacaño" de la OCDE en inversión educativa 

Promesa de campaña

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Cuando era candidato a la presidencia, Enrique Peña Nieto (2012-2018) prometió que todos los alumnos de quinto y sexto grado tendrían computadora con internet.

Al llegar al gobierno, la nueva administración puso manos a la obra y la SEP inició el Programa de Inclusión y Alfabetización Digital, con la meta de poner seis millones de dispositivos en manos de los alumnos, al término del sexenio.

En los tres primeros años que lleva el gobierno de Peña Nieto, se han invertido 3,763 millones 869,669 pesos para adquirir 240,000 laptops y 1 millón 669,864 tabletas para niños de escuelas públicas.

Los primeros equipos llegaron a los estudiantes de quinto y sexto de primaria la mañana del 30 de octubre de 2013 —como parte de un programa piloto denominado MiCompu.MX— que se puso en marcha en Colima, Sonora y Tabasco.

Sin embargo, un estudio de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) sobre la Cuenta  Pública de ese año informaría sobre las insuficiencias de MiCompu.MX. Al hacer visitas a 26 escuelas, la ASF detectó que las laptops solo eran usadas solo una vez a la semana por los estudiantes de sexto grado.

Los profesores y directores mencionaron que había dificultad para conectarse a internet, que había muchos equipos descompuestos, que no tenían conectores eléctricos, y que los aparatos se hacían lentos porque los alumnos habían bajado música, videos y juegos.

La Auditoría Superior determinó que la SEP no dio información que demostrara el beneficio de las computadoras; y subrayó que el programa carecía de evaluaciones y un plan integral que explicara la razón de comenzarlo en Colima, Tabasco y Sonora, así como la forma en que se determinó la cantidad de alumnos que tendrían equipos.

Ante ello, la Auditoría recomendó investigar e iniciar un procedimiento administrativo, por actos u omisiones de los servidores públicos involucrados en el programa.

El cambio a tabletas

Para 2014, tras la experiencia de “MiCompu.MX”, el gobierno ya no compraría laptops, sino 709,824 tablets a las empresas IUSA Medicion y Synnex de México, para distribuirlas de forma gratuita entre los estudiantes mexicanos. Esta vez, se sumaron al programa el Distrito Federal, Puebla y el Estado de México.

Al siguiente año, en 2015, la asociación IUSA y JP-Inspiring Knowledge ganaría otra licitación, para venderle al gobierno 960,040 tablets, con un costo de 1,805 millones 836,800 pesos.

En el Tercer Informe de Gobierno, se indicó que en el ciclo escolar 2014-2015 se capacitó a más de 30,000 autoridades educativas para trabajar con las tabletas y computadoras portátiles.

Pero hay casos como el de Paola García, profesora de quinto año en una primaria pública de Atizapán, que asegura que no ha recibido capacitación sobre el uso de las tabletas.

“Terminamos buscando formas como Dios nos da a entender, en todos los aspectos”, cuenta la maestra que está al frente de 30 alumnos, en referencia a que cada profesor tiene que idear su propia estrategia didáctica ante la tecnología.

En su escuela, dice, los directivos no le piden un reporte o evaluación sobre el uso de la tableta ni ideas para incorporarla a su método de enseñanza. Así que considera que no son de tanta utilidad para dar clase.

Pero un estudio encendería cuestionamientos respecto a la efectividad educativa de esos aparatos.

Cuestionamientos

El análisis “Estudiantes, Computadoras y Aprendizaje: Haciendo la Conexión”, presentado por la OCDE el 21 de septiembre de 2015, indicó que en países donde se han hecho fuertes inversiones en tecnologías de la información y comunicación (TIC) no se ha visto “ninguna mejora evidente” en el rendimiento educativo de los estudiantes.

"Asegurar que cada niño alcance un nivel básico de competencia en lectura y matemáticas hará más para crear igualdad de oportunidades en un mundo digital, que sólo ampliar o subsidiar el acceso a los servicios y dispositivos de alta tecnología”, indicó la Organización.

En ese sentido Gabriela Ramos, directora de Gabinete de la OCDE, “reconoció la importancia de los esfuerzos que está llevando a cabo el gobierno de México para reducir la brecha digital”, aunque insistió en que la tecnología no es un fin en sí mismo, sino un medio para fortalecer el aprendizaje.

"Pensar que simplemente por darles una tablet los niños van a usarla para estudiar, sí es muy ingenuo”, dice José Gabriel Martínez, director de la maestría en Políticas Públicas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

El académico critica que con la entrega de laptops y tablets en México, el gobierno mexicano no tiene un objetivo de rendimiento educativo, y que ese programa solo será evaluado en términos de cuántos dispositivos se entregaron.

Marco Fernández, investigador asociado de México Evalúa, lamenta que el gobierno federal no tome en cuenta la experiencia internacional en donde este tipo de programas ha fracasado.

“El programa de Uruguay que, supuestamente, inspiró al caso mexicano, tiene un montón de evaluaciones que se han hecho de parte del bid y del Banco Mundial. Ahí se señala que para que un programa de esta naturaleza tuviera un efecto adecuado sobre resultados educativos, era esencial la parte de los cursos de formación de los docentes”, explica el también profesor-investigador de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey.

Un replanteamiento

Unos días después de la presentación del estudio de la OCDE, el secretario de Educación, Aurelio Nuño, reconoció que el uso de la tecnología no está teniendo impacto favorable en la calidad de la educación.

"Sabemos, y esto lo tengo que decir con toda claridad, por muchos estudios que se han dado no en México, sino a nivel internacional y de manera comparada, que no necesariamente la tecnología tiene un impacto en la calidad de la educación”, expresó el secretario al comparecer en la Cámara de Senado el 30 de septiembre.

El funcionario recordó que el objetivo de la entrega de tabletas, desde el origen, era cerrar la brecha digital, pero resaltó que por instrucciones del presidente Peña Nieto la SEP realizaría una revisión al programa, para saber qué no está funcionando.

Expansión le pidió a la SEP una entrevista con el responsable del Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD), pero no se obtuvo una respuesta inmediata.

El académico Alberto Serdán, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), considera que debe hacerse una reflexión sobre el uso de los recursos públicos para tabletas, a partir de los indicadores sobre el impacto educativo que muestre el gobierno. Por lo pronto, dice que es buena noticia que la SEP reconsidere el programa.

"Si fue una promesa (de Peña Nieto) y la evidencia muestra que en realidad no era tan buena idea, más vale decirlo así, que entrar en una simulación donde terminan pagando los niños y los maestros, con recursos que se pudieron aprovechar de una mejor manera. Sería inútil destinar más recursos a algo que no funciona”.

Para 2016, los diputados aprobaron un presupuesto más de 1,641 millones de pesos para continuar con el PIAD, el programa que ha guiado la entrega de laptops y tablets. 

NOTA DEL EDITOR: El reportaje completo se publicó en la edición del 20 de noviembre de la revista Expansión. Adquiere la revista o suscríbete a nuestra edición digital en  iOS  o  Android

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