La angustia de estar embarazada y contraer zika

Los días pasan mas lentos que de costumbre para Arely Méndez. En la población de Melgar, Tolima, a unos 117 kilómetros al sur de Bogotá, la temperatura no baja de 40 grados centígrados bajo sombra desde el mes de diciembre. Y tampoco baja la preocupación de esta mujer que ya tiene 20 semanas de embarazo y se enteró a comienzos de enero que había sido contagiada con el virus del Zika.

“El miedo que siento es por mi hijo. Es lo primero que a uno le da. De que pues no le vaya a nacer a uno mal, con enfermedades, porque uno siempre le pide a Dios que sea un niño sano, una niña sana en este mundo. Y la verdad ahorita estoy encomendada a Dios, a que todo salga bien”, afirma Arely.

En Melgar han sido registrados 50 casos confirmados de la enfermedad. Cuatro mujeres embarazadas están contagiadas, entre ellas Arely. Al comienzo no sabía muy bien los riesgos que conlleva estar embarazada y tener zika. “Hasta este año en el mes de enero pues ya con las noticias y todo eso de que el zika era perjudicial para los bebés  y eso, pues ya me preocupé como paciente y como persona y por mi bebé. Y fui al médico otra vez y exigí que me viera un ginecólogo”, sostiene la futura madre.

Para ella no ha sido fácil saber que su bebé puede tener complicaciones como alteraciones neurológicas y también microcefalia. A medida que pasa el tiempo crece su angustia. La incertidumbre pesa mas que los kilos que ha ganado en este tiempo de embarazo. “El miedo que siento es por mi hijo. Es lo primero que a uno le da. De que pues no le vaya a nacer a uno mal, con enfermedades”, afirma visiblemente preocupada Arely Méndez.

Y no es para menos. Arely tiene un pequeño de 6 años y ahora espera su segundo hijo. Su esposo la anima a no pensar tanto en eso y resignarse a esperar hasta el final. Pero no es tan fácil. “Casi todos los días se me vuelve obsesivo porque ya uno sueña con la situación. Y yo ya estoy ilusionada con mi embarazo y el riesgo de perderlo es terrible. Ya uno sueña con que va a nacer mal y que no vaya a tener algún problema”, sostiene esta paciente embarazada y con zika.

En Colombia, por sentencia de la Corte Constitucional, existe la posibilidad de interrumpir el embarazo en situaciones de riesgo para la madre, en casos de violación o fecundación no consentida o en caso de grave malformación del feto que haga inviable su vida. Aunque los exámenes médicos que se le han practicado a Arely muestran un desarrollo normal del feto, siempre existe una duda razonable en lo mas íntimo de sus pensamientos. “Si viene con malformaciones graves para el bebé creo que se puede. Pero si viniera, Dios no quiera mi bebé con malformaciones muy graves, lo pensaría”, nos confiesa Arely.

El secretario de Salud de Melgar, Carlos Alberto de la Cruz, le dijo a CNN en Español que “los riesgos que hay básicamente son para el bebé. Son riesgos de poder tener alteraciones neurológicas o, en este caso, microcefalia”.

Pero no a todas las personas les afecta el virus el igual proporción. Any Pinilla, una habitante de Melgar, fue infectada en diciembre, pero los síntomas no pasaron de tres días. “Se me inflamaron los ojos, los tuve llorosos, rojos, pero el brote era pequeño y picaba. Era como sensación de hormigas en el cuerpo. Duré así tres días, se me inflamaron las articulaciones, no podía mover bien las manos ni caminar porque los tobillos estaban inflamados” nos dijo Anny.

Según cifras del Ministerio de Salud, hasta la tercera semana de enero estaban confirmados 20,297 casos de zika. De esos casos, 2,116 son de mujeres embarazadas como Arely . Lo que hace que hace que Colombia sea el segundo país, después de Brasil con mas casos reportados. Lo complicado es que solo uno de cada cinco casos se reporta por parte de los afectados según estudios del Ministerio.

El Instituto Nacional de Salud de Colombia estima que al finalizar el año se reporten unos 650,000 casos de zika en Colombia. Los expertos estudian la relación del zika con la microcefalia y enfermedades como el Guillán-Barré, un transtorno autoinmune que puede llevar a la parálisis de los músculos.

Mientras tanto Arely seguirá en controles médicos para evitar cualquier desarrollo imprevisto y tratar de tener certeza sobre la salud del feto. Una angustia que solo terminará cuando le realicen la cesárea que está programada para cuando llegue la hora del parto.

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