Migración y seguridad, las apuestas de México para defender comercio ante Trump
México busca defender el libre comercio con Estados Unidos usando la seguridad fronteriza y la política migratoria para ganar influencia en las conversaciones con Donald Trump, después de que asuma la presidencia estadounidense en enero próximo, dijeron funcionarios de alto nivel.
Para disipar las amenazas de Trump de interrumpir el comercio y la inversión, funcionarios dicen que México intentará lograr un equilibrio entre escuchar las preocupaciones del republicano sobre la inmigración ilegal y los empleos en Estados Unidos y adoptar una posición firme en la protección de sus propios intereses económicos.
México quiere que la seguridad, la inmigración y el manejo de la frontera entre Estados Unidos y México estén en la mesa junto con el comercio cuando converse con el gobierno de Trump, dijo una persona que conoce las intenciones del Gobierno mexicano y que habló bajo condición de anonimato.
Una táctica que podría traducirse en que México ofrezca reforzar su frontera norte para frenar el tráfico de drogas y el paso de migrantes ilegales, dijo un ex funcionario de alto nivel familiarizado con las discusiones en México.
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También podría significar dar a Estados Unidos un mayor peso en la seguridad en la frontera de México con Guatemala, donde miles de migrantes ilegales de América Latina cruzan cada año en su camino a Estados Unidos, dijo un funcionario de alto rango del Gobierno mexicano.
Después de que Trump asuma el poder el 20 de enero, México necesita mantener una discusión con Washington tan amplia como sea posible, dijo Victor Giorgana, un legislador del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), del presidente Enrique Peña Nieto.
"No puede ser monotemática porque estaríamos en condiciones de desventaja", dijo Giorgana, quien preside la comisión de relaciones exteriores de la Cámara de Diputados.
Trump provocó indignación y enojo en México durante su campaña presidencial al decir que el país enviaba a Estados Unidos violadores y narcotraficantes y al prometer construir un muro en la frontera pagado con fondos mexicanos para impedir la entrada de inmigrantes ilegales.
Si bien ya hay conversaciones bilaterales informales con el equipo de Trump, aún no está clara exactamente la postura que tomará el empresario ya como presidente.
El Gobierno de México ha mostrado su disposición a conversar con Trump, pero no se ha fijado una fecha para un diálogo formal.
Preocupaciones por libre comercio
La principal preocupación económica de México es el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre Estados Unidos, México y Canadá, que sostiene la mayor parte de su inversión extranjera directa.
Trump ha amenazado con abandonar el TLCAN si no puede renegociarlo a favor de Estados Unidos. México ha dicho que podría considerar agregar nuevos capítulos al acuerdo, que incluyan temas como estándares laborales para tranquilizar a los sindicatos estadounidenses preocupados por la mano de obra barata de los trabajadores mexicanos.
Pero, siendo México el primero o segundo mercado de las exportaciones de casi la mitad de los 50 estados de Estados Unidos, hay confianza en que la esencia del acuerdo se mantendrá.
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"Al final del día está claro que la cantidad de inversión estadounidense en México basada en el TLCAN prevalecerá", dijo Andrés Rozental, exsubsecretario de Relaciones Exteriores involucrado en conversaciones bilaterales comerciales en curso entre ejecutivos de alto nivel.
Autoridades mexicanas creen que líderes empresariales y políticos de Estados Unidos entienden la estrecha integración que existe entre las economías de los dos países y que pueden convencer a Trump de no poner gravemente en riesgo 500,000 millones de dólares de comercio bilateral anual.
De no ser así, legisladores mexicanos apuntan a temas como el compromiso de su país de ayudar a combatir el creciente consumo de heroína -las muertes estadounidenses por el uso de la droga subieron en un quinto a casi 13,000 en 2015- así como sus mayores esfuerzos para frenar la inmigración ilegal como posibles fichas de negociación.
Las deportaciones de inmigrantes ilegales desde México han aumentado en el gobierno de Peña Nieto a 181,163 en 2015, más del doble de los expulsados en 2012, el último año de su predecesor.
Entre los miles de inmigrantes que México procesó estuvieron africanos, asiáticos, árabes, centroamericanos y sudamericanos, así como "riesgos latentes de que haya terroristas", dijo Enrique Jackson, vicecoordinador del PRI en la cámara baja.
"Esos van buscando cómo se meten al territorio norteamericano, pues es un tema en común. En algún momento tenemos que ponerles en la mesa las cosas y que abran los ojos", dijo.
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Para ayudar a lidiar con Trump, Peña Nieto está tratando de encontrar un puesto para uno de sus colaboradores más cercanos, el exsecretario de Hacienda Luis Videgaray, según tres personas familiarizadas con el asunto.
Videgaray organizó la reunión de Trump con Peña Nieto en la Ciudad de México en agosto, que resultó en un desastre para la imagen del presidente mexicano y provocó fricciones en el gabinete. Una semana después, Videgaray dejó el cargo.
Pero Videgaray es respetado entre los principales defensores estadounidenses de la relación comercial bilateral, e incluso algunos críticos locales opinan en privado que podría ser un importante constructor de puentes.
Por esta razón, pronto podría ser nombrado secretario de Relaciones Exteriores, según las tres personas. Un portavoz presidencial describió la idea como "rumores".