China quiere ser el paladín del libre comercio
Dos días antes de que Donald Trump juramentara como el presidente número 45 de Estados Unidos, una legión de funcionarios chinos de alto nivel estaba en Davos, Suiza, para participar en el encuentro anual del Foro Económico Mundial.
La atención estaba en el discurso que daría el presidente de China, Xi Jinping.
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“Es como encerrarse a solas en un cuarto oscuro y cortar la luz y el aire”, dijo Xi al describir posturas proteccionistas como las de Donald Trump. El mandatario estadounidense sacó a su país del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), un pacto de libre comercio de 12 países que incluía a México, y amenazó con revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o retirarse de él.
El final del TPP, que serviría como una estrategia geopolítica para limitar la influencia de China, abre la puerta para que Beijing impulse su propia agenda.
“Es posible que China tome el liderazgo y los acuerdos comerciales se vean distintos ”, dice Chad Bown, exasesor del gobierno del expresidente Barack Obama.
Las autoridades chinas impulsan la Asociación Económica Integral Regional (en inglés, RCEP), un pacto de libre comercio firmado por más de una docena de países del que Estados Unidos está excluido, y que, de aprobarse, representaría una de las zonas mundiales más grandes de libre comercio.
Hasta el momento, las autoridades mexicanas han dicho que no se ha descartado ninguna opción.
Retos comerciales
El potencial es grande, pues China es un mercado de 1,300 millones de personas.
“Beijing tiene un interés muy grande en la industria aeroespacial y de telecomunicaciones”, dice Amapola Grijalva, representante del Consejo para el Desarrollo del Comercio de Hong Kong. La consultora sostiene que también puede haber mayor colaboración en las cadenas de valor de las manufacturas, como el intercambio de circuitos de distintos aparatos electrónicos.
“China está dentro de cadenas de proveeduría de los aparatos, ya sea que se hagan con marcas japonesas o estadounidenses”, agrega Grijalva.
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Se trata de una oportunidad más allá de los productos minerales que, actualmente, le exporta México a China.
Sin embargo, un mayor acercamiento al dragón asiático también implica tomar consideraciones especiales. Un pacto comercial, como el RCEP, no incluye varias disposiciones como las tenía el TPP.
El Acuerdo Transpacífico incluía disposiciones novedosas, como reglas sobre comercio electrónico y propiedad intelectual.
“El pacto (que impulsa China) difícilmente exigirá que sus miembros tengan los requerimientos del TPP ”, dice Shuhui Chia, analista para Asia de la firma BMI Research.
La experta agrega que el desmantelamiento de barreras comerciales, como aranceles o subsidios, puede no ser tan considerable como lo era en el TPP, algo que deben considerar países dependientes del comercio exterior, como México y Japón, que es miembro del RCEP.
NOTA DEL EDITOR: Esta nota se publicó originalmente en la edición 1208 de la revista Expansión