Los vehículos eléctricos y autónomos amenazan la sobrevivencia de automotrices
El auge automotriz de Estados Unidos que impulsó ventas y ganancias récord está perdiendo potencia. Lo que sigue: una transformación radical que podría amenazar la supervivencia de algunos fabricantes de automóviles.
“La industria automotriz está cambiando más hoy de lo que lo ha cambiado en los últimos 50 años (...) No hago esta afirmación a la ligera. Creo que estamos al borde de una revolución en el transporte personal”, ha declarado la presidenta ejecutiva de General Motors, Mary Barra.
Es cierto que el sector automotriz estadounidense apenas salió con vida de la crisis financiera en 2008, cuando tanto General Motors como Chrysler necesitaron rescates federales para sobrevivir a la bancarrota. Pero esa fue una crisis bastante directa, causada por el exceso de costos laborales y una caída en las ventas de autos debido a una economía destrozada.
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El desafío actual es planteado por los automóviles eléctricos y de conducción autónoma, lo cual es mucho más fundamental.
Las automotrices están invirtiendo miles de millones para desarrollar estos nuevos vehículos. Al mismo tiempo, enfrentan una tremenda amenaza competitiva de grandes empresas como Tesla y Uber, así como de gigantes de la tecnología con bolsillos profundos como Google y Apple.
“Estamos en una encrucijada importante en la industria”, dijo Michelle Krebs, analista de AutoTrader. “La naturaleza de los vehículos será diferente y los modelos mediante los que conseguimos transporte podrían ser completamente diferentes”.
Ella compara el ambiente con los años 60, cuando las importaciones japonesas como Toyota y Honda alteraron la industria.
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Y todos esos cambios vienen acompañados de apretarse el cinturón.
A finales de abril pasado, Ford reveló que podría tener que recortar 3,000 millones de dólares en costos para invertir en nueva tecnología. Hubo informes esta semana que, para hacerlo, la automotriz podría recortar su fuerza de trabajo global en un 10%, hasta en 20,000 puestos de trabajo.
“Si las automotrices están aquí para quedarse, tienen que estar invirtiendo en estas nuevas tecnologías (...) Y es difícil porque todavía no hay rendimientos, y no hay un marco de tiempo para saber cuándo lo habrá”, dijo Krebs.
Los fabricantes también están reduciendo los costos gracias a una desaceleración en las ventas de autos en Estados Unidos después de siete años consecutivos de crecimiento de ventas que alcanzaron niveles récord.
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GM ha recortado la producción en cuatro de sus líneas de montaje en Estados Unidos y despidió a cerca de 4,400 trabajadores de fábrica. Fiat Chrysler también despidió a 1,300 trabajadores en una línea de montaje del área de Detroit. Y Toyota y Nissan han señalado que podrían recortar la producción también.
Otra señal de los tiempos: el valor de mercado de Tesla es ahora mayor que el de Ford o General Motors.
Pero ni siquiera las perspectivas a largo plazo de Tesla están garantizadas, a medida que la unidad Waymo de Google continúa probando autos que se conducen solos y Apple también avanza en el sector.
“Creemos que la competencia más importante de Tesla llegará en última instancia [no de las automotrices, sino] de las firmas tecnológicas más grandes y mejor capitalizadas del mundo”, dijo Adam Jonas, analista automotriz de Morgan Stanley, quien se había mantenido alcista hasta hace poco. “Tenemos cada vez más dificultades para imaginar a Tesla como el jugador dominante y como una compañía independiente en el largo plazo”, finalizó.
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