“Una condición necesaria para el crecimiento es tener ahorro que se convierte en inversión, infraestructura. Estos recursos no se utilizan para invertir, es puro gasto corriente. Esa es la razón por la que [las remesas] no tienen un trascendido en el crecimiento económico”, afirma Gabriel Pérez del Peral, académico de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana (UP).
La informalidad y la falta de inclusión y de cultura financiera, agrega, juegan en contra de la inversión productiva.
“En México hay pocos esfuerzos por impulsar las actividades productivas, no solo en esos estados, lo cual implica que aunque se tengan recursos líquidos no se puedan canalizar a aumentar la producción y que haya un despegue de las regiones donde se reciben”, señala Sergio Castellanos-Gamboa, líder de la región Centro-Sur del FAIR Center y académico de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
También hay dos temas recurrentes y que no están asociados con la actividad productiva, que son los sociales, relacionados con la demografía y la migración, y los de Estado de derecho, vinculados a seguridad, criminalidad y violencia, agrega el especialista.
El académico de la Panamericana estima que para retener en México al capital humano, es necesario poner como prioridad la inversión, la educación, la capacitación y la innovación, y serían necesarios alrededor de 15 años para ver los primeros resultados.
“Mientras haya una diferencia entre los salarios y el poder adquisitivo de la moneda, van a existir incentivos para que las personas se vayan para Estados Unidos”, agrega Castellanos.
El reto en materia de políticas públicas tiene que ver con entender el fl ujo de remesas para incluir este capital en el mercado formal, coinciden los especialistas consultados.
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Nota del editor: Esta información se publica originalmente en la revista Expansión, correspondiente a octubre de 2024, ' Los 100 empresarios más importantes de México' .