Publicidad
Publicidad

Ni un buey, menos fresas y jitomates; la balanza agro de México se debilita

En junio, el superávit apenas alcanzó 60.6 millones de dólares, por debajo de los 301.3 millones registrados en el mismo mes de 2024.
mié 27 agosto 2025 05:55 AM
Cero bueyes y menos jitomates: gusano barrenador y aranceles castigan a la ganadería mexicana
En la frontera, los corrales vacíos simbolizaron algo más que una crisis sanitaria. La plaga del gusano barrenador obligó a suspender los cruces de ganado hacia Estados Unidos.

El golpe se sintió en la frontera: ningún bovino cruzó a Estados Unidos en junio, cuando un año antes el ganado generó 125 millones de dólares. También una docena de productos, desde frijol y cebolla hasta fresas, jitomate y tabaco, retrocedieron con caídas que van desde 80% a 1.4%.

El doble candado de Washington —el brote de gusano barrenador y la incertidumbre de los aranceles de Donald Trump— pegaron al campo y a la ganadería mexicana. Lo que hasta mayo lucía como una fuente estable de divisas comenzó a desinflarse en la mitad del año, con un panorama más áspero para los exportadores.

Publicidad

La balanza comercial agropecuaria de México se debilitó en el sexto mes del año. El superávit apenas alcanzó 60.6 millones de dólares, cinco veces menos que los 301.3 millones registrados en el mismo mes de 2024, según cifras de Banxico. Las exportaciones sumaron 1,711 millones de dólares y las importaciones 1,651 millones.

El sector es, comúnmente, una de las columnas más firmes de la economía mexicana, pero en junio las exportaciones agropecuarias mostraron una disminución de 2.2% respecto al mismo mes de 2024. Si la comparación se hace con un mes antes, la caída fue de 12.5%.

La contracción reveló una fragilidad más amplia, ya que no solo fue el impacto de las plagas y los aranceles. La baja producción interna en varios cultivos, marcada por sequías y encarecimiento de insumos, redujo la capacidad de respuesta de los estados productores. En regiones que mantenían un dinamismo constante, los costos de fertilizantes y transporte asfixiaron a pequeños y medianos agricultores.

Por otra parte, las importaciones agropecuarias registraron un crecimiento anual de 14%, lo que representó una recuperación después de dos años consecutivos con fuertes reducciones en junio. Ese repunte reflejó, más que fortaleza, una dependencia creciente de productos que México dejó de proveer con la fuerza de antes.

El superávit, aunque más débil, se sostuvo gracias a una menor demanda interna por productos primarios y a un sector exportador que, pese al entorno adverso, mostró resiliencia frente a la incertidumbre y la debilidad de la demanda externa, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura.

Dentro de la canasta exportadora, el café, la miel, el algodón, los aguacates y los plátanos aportaron 208 millones de dólares adicionales respecto a lo registrado en junio de 2024. Pero esa ganancia no compensó la reducción de exportaciones de ganado bovino, trigo, frijol y cebolla. En general, la lista de retrocesos fue mayor que la de avances.

Productos estrella a la baja

La caída de las fresas frescas, con 26.6%, fue un golpe simbólico. México domina las exportaciones globales de esta fruta, que cada invierno llena los anaqueles de los supermercados estadounidenses. Lo mismo sucedió con el jitomate, otro producto nacional estrella, que en junio tuvo una disminución de 13.7%.

El panorama se ensombreció con los aranceles. Trump colocó un gravamen de 25% para aquellos productos que no cumplen con el T-MEC. Esa carga impositiva, la más dura en décadas, afectó de manera directa a las cadenas que no logran certificar su origen. Aunque el agro de México cumple casi con la totalidad, la incertidumbre golpea su dinamismo.

La historia se conecta con otros capítulos recientes. El jitomate, que desde 1996 vive bajo la amenaza de investigaciones antidumping en Estados Unidos, volvió a sentir el filo de las medidas comerciales. El arancel antidumping quedó en 17%, lo que volvió frágil el acuerdo de suspensión que alguna vez brindó certeza. El resultado es una cadena que cada temporada se tambalea entre la negociación política y el peso de los aranceles.

En la frontera, los corrales vacíos simbolizaron algo más que una crisis sanitaria. La plaga del gusano barrenador obligó a suspender los cruces de ganado hacia Estados Unidos. Un año antes, el flujo de bovinos generaba más de 100 millones de dólares en un solo mes.

El verano dejó claro que el campo mexicano no es inmune a la política, ni al clima. Su fortaleza depende de un equilibrio: cumplir con las reglas, sostener la sanidad y resistir a los aranceles que amenazan con desdibujarla.

Publicidad

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad