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Una pequeña agencia de calificación europea quiere dar la batalla a las de EU

Scope Ratings busca contrarrestar la influencia de las estadounidenses Standard and Poor’s, Moody’s y Fitch.
vie 26 agosto 2016 05:20 PM
Torsten Hinrichs
Torsten Hinrichs El principal objetivo de Scope, servir de contrapeso a las agencias estadounidenses.

"¡Queremos convertirnos en la voz europea en el mercado de calificación!". Desde su céntrica oficina en Berlín, Torsten Hinrichs explica su principal objetivo: servir de contrapeso a las agencias estadounidenses.

La pequeña agencia de calificación que dirige, Scope Ratings, confía en lograr lo que otras no han conseguido y poder contrarrestar la influencia de las estadounidenses Standard and Poor's, Moody's y Fitch, las reinas absolutas del sector.

Los emisores de bonos -tanto empresas como instituciones- remuneran a estas agencias para que evalúen su solvencia, con la ayuda de una calificación crediticia. La mejor de ellas es la famosa "triple A". Cuanto más alta sea la nota, más fácil les resultará captar fondos en el mercado en condiciones óptimas.

Scope Ratings dio un nuevo paso en agosto consiguiendo un contrato con una empresa del Dax (índice estrella de la bolsa de Fráncfort), el especialista alemán de gas Linde.

Pero ante el llamado "Big Three", que controla el 92% del mercado europeo, la agencia -integrada por 60 empleados, entre ellos 35 analistas- se enfrenta a una tarea titánica.

Su parte en el mercado europeo fue de 0.14% en 2014, según la Autoridad Europea de Mercados Financieros (AEMF), y actualmente se sitúa en torno al 1%, según estimaciones internas de Scope.

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El mercado europeo

En total, 26 agencias de calificación cuentan con una autorización de la AEMF, como la francesa Spread Research, la canadiense DBRS, la italiana Crif o la española Axesor.

La alemana quiere ser el artífice de una consolidación del mercado europeo, muy fragmentado.

Invirtió unos 20 millones de euros en los últimos tres años y abrió oficinas en Londres, París, Madrid y Milán.

"Negociamos con otras agencias europeas; todas tenemos como objetivo ejercer de contrapeso frente a las estadounidenses", explica Hinrichs.

"Hace tiempo que hay mucha demanda de enfoques alternativos de calificación", asegura Hinrichs, quien afirma aplicar precios "más realistas" que el trío anglosajón.

Scope Ratings apuesta por un enfoque diferente de la calificación, menos mecánico y más subjetivo, y toma en consideración las especificidades de las empresas del Viejo Continente. Por ejemplo, las estructuras de propiedad familiar, sinónimo de estabilidad, la liquidez, las jubilaciones...

Esto fue lo que sedujo a Haniel, un holding familiar de Duisburgo (oeste), que recurrió a Scope Ratings a comienzos de 2016, aunque mantiene sus contratos con Moody's y S&P.

"Una agencia de calificación europea entiende mejor nuestro enfoque de holding de inversiones, como empresa familiar con perspectivas a largo plazo", explica a la AFP el portavoz de Haniel, Dietmar Bochert.

Bancos, empresas y ciudades

La agencia se creó en 2002. Primero se especializó en la calificación de fondos y en pequeñas y medianas empresas. En la actualidad quiere cubrir toda clase de activos y pone nota a bancos, compañías o colectividades territoriales.

Incluso amplió su cobertura a los Estados, comprando este año a la agencia también alemana Feri EuroRating, que evalúa 59 deudas soberanas.

Scope no es la primera en intentarlo. El gabinete alemán Roland Berger intentó crear una agencia de calificación europea, pero en 2012 renunció a ello por falta de financiamiento.

Desde la crisis financiera de 2008, los políticos arremeten contra las agencias anglosajonas, pero poco han hecho al respecto.

Recientemente se ha adoptado una reglamentación europea para fomentar la competencia y animar a los emisores a recurrir a agencias con menos del 10% de cuota de mercado. Pero no es vinculante, lamenta Hinrichs, quien pasó 15 años al frente de S&P en Alemania.

Entre los dueños de Scope Ratings figuran la familia Schöller o Stefan Quandt, heredero de la familia accionista de BMW. Por el momento, la empresa se centra más en el crecimiento que en los beneficios. Hinrichs no da cifras, pero actualmente es deficitaria.

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