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Entrevista Expansión: la fórmula de Mariasun

María Asunción Aramburuzabala explica la filosofía detrás de su fondo de inversión y sus empresas. La empresaria participa en firmas inmobiliarias, tecnológicas y educativas.
mié 16 noviembre 2016 11:54 AM
Visión de negocios
Visión de negocios Aramburuzabala, uno de los principales empresarios del país, ve oportunidades en sectores como la salud. (Foto: Jesús Almazán)

María Asunción Aramburuzabala dice que se considera "más inversionista que empresaria", pues el centro de sus negocios es el fondo Tresalia, con el que opera firmas como la inmobiliaria Abilia, la tecnológica KIO Networks y los centros educativos de Red Universalia. Además, la nieta de uno de los fundadores de Grupo Modelo sigue activa en esa compañía, incluso después de su venta a la multinacional Anheuser-Busch InBev (AB InBev) en 2013. En resumen, Aramburuzabala —una persona inquieta que habla rápido— hace un poco de todo.

Mucha gente cree que desde la venta de Modelo, usted ya no tiene nada que ver con la empresa...

No. Realmente, con Grupo Modelo, como se planteó el deal, es que el consideration (la forma en que se recibe el pago, que puede ser en efectivo o en acciones, entre otras cosas) que se daba era: una cuarta parte en acciones y tres cuartas partes en en cash. Y tú podías acrecentar, si querías, más acciones. La mayoría de los accionistas decidió no participar. Yo, toda mi parte que tenía en Modelo la llevé a AB InBev y la invertí ahí, por lo que mantuve mi posición. Y dupliqué lo que tenía.

La verdad de las cosas es que, para mí, Modelo es un negocio importante. Siempre ha sido el core de los negocios de mi familia, y al final del día también tiene un componente emocional. Pero el mundo va cambiando, se ha hecho un mundo globalizado, y la industria de la cerveza también cambió y se consolidó: hoy son grandes empresas que operan en plataformas globales, y yo estoy feliz porque creo que de verdad estamos con los mejores operadores con los que podríamos estar. Y la verdad es que esa inversión ha marchado muy muy bien, y ahora ya estamos finalizando la compra que se anunció de SABMiller (la segunda cervecera del mundo por volumen, tras AB InBev) y estamos trabajando en eso.

Y además, usted preside el fondo Tresalia. ¿Por eso dice que es más inversionista que empresaria?

Yo me considero inversionista porque la vocación de Tresalia, realmente, es la de buscar inversiones. Sin embargo, estamos muy pegados al proceso: acompañamos de la mano a los empresarios en el camino de desarrollar esa compañía y tratamos de ayudarlos desde el punto de vista financiero, desde el punto de vista de capital. Todo lo que sea necesario para esa empresa, nosotros tratamos de proveérselo. Entonces, estamos tan de cerca, tan de la mano con el proceso que vive una empresa a través de su vida, que podrías decir que Tresalia prácticamente también co-emprende.

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¿Qué debe tener una compañía para que quiera invertir en ella?

Estamos básicamente en empresas que han tenido Ebitda (ingresos operativos antes de impuestos) positivos por dos años. No tenemos una estructura lo suficientemente grande y robusta para hacer Venture Capital (inversiones en pequeños emprendedores). Entonces, estamos ya más en la parte de más arriba, sobre todo preponderantemente private equity (apostar por compañías medianas o grandes para mejorar su operación). Pero no hay un libro de esto, aunque sí buscamos empresas que tengan ya un cierto track record, que hayan llegado a una barrerita.

¿De qué casos está más orgullosa?

Estoy muy orgullosa de todas las inversiones que hemos hecho, porque son como los hijos: a todos los quieres y todos han pasado por un momento difícil y lo han superado.

Obviamente, los primeros con los que comenzamos fueron KIO y Abilia, y son dos empresas a las que tengo un cariño y un apego especial. Pero hay otras que me parecen increíbles: Tory Burch (una firma de estilo de vida), por ejemplo, me parece una mujer fantástica que ha logrado establecerse en el mundo de la moda de una manera muy importante, y que ha trabajo muy duro y es un valor de referencia para muchas mujeres. Entramos en esa empresa en 2009.

Y tenemos una inversión en otra que se llama Miracolous, que es un grupo de jóvenes que han desarrollado un sistema de detección de enfermedades, por ejemplo para el cáncer, y es un aparatito que se imprime en una impresora 3D, muy barato, y que te permite, simplemente con sacar la sangre y centrifugarla con el plasma, determinar si tienes o no tienes cáncer, en qué etapa estás y tu probabilidad de ser curado. Puede ser usado para otro tipo de enfermedades degenerativas.

Es una empresa que es muy joven, es una startup, pero que yo le tengo así como algo especial, porque en mi familia hay mucho cáncer y sé lo terrible que es esa enfermedad de primera mano. Poderla detectar temprano puede cambiar la vida de una persona, pero también puede cambiar el sistema de salud de un país completo, porque el costo es radicalmente diferente.

¿Qué otros sectores le atraen?

Gustarte te pueden gustar muchos. El problema del private equity en México es que haya cómo participar en ellos. Porque el número de empresas es limitado. Yo siento que la parte médica es muy buena. La parte hospitalaria, de salud, a mí personalmente me gusta mucho. Ahora: ¿cómo le haces? Igual en la educación. Me encanta, pero es muy complicado. Hacer la consolidación de todas nuestras escuelas, fue de mucho tiempo y es difícil. Hay escasez todavía de deals.

¿Por qué?

Lo que pasa es que yo creo que muchas de las empresas en México están en manos de familias, y las familias tienen un modo de vida y están acostumbradas a llevar su empresa de una cierta forma. Muchos de los fondos de capital privado son muy agresivos, y lo que quieren es entrar, cortar empleados, sacar sinergias, a lo mejor apalancar muchísimo la empresa, y todo eso yo creo que a los dueños de las compañías les da miedo.

A nosotros nos buscan porque saben que, en ese sentido, somos un jugador un poco diferente. Hacemos private equity, pero somos un jugador de mucho más largo plazo.

Prueba de ello es, por ejemplo, KIO, donde hemos estado invertidos 15 años. Abilia también es muy parecido. No somos un jugador, a lo mejor, tan agresivo, que quiere duplicar o triplicar su dinero en tres o cuatro años y después ¡pum!, agarrar, vender la empresa, y quién sabe con quién te quedas.

Nosotros invertimos, nos quedamos, estamos de largo plazo, y no es que no queramos tener una salida contractualmente asegurada, pero no necesitamos tomarla. Generalmente, invertimos y estamos hasta que deje de hacer sentido para ellos o para nosotros, pero no estamos dándole la vuelta al dinero de una manera agresiva. Estamos ahí para generar valor junto con nuestros socios, y yo creo que ése es el valor añadido de Tresalia: el largoplacismo.

Y en energía, ¿está aprovechando de alguna manera la reforma energética?

En la parte de petróleo, no estamos haciendo ahorita nada en México. Entramos en algún momento a una empresa que se llama Pacific Rubiales, que es colombiana, pero luego Alfa empezó a incrementar mucho su posición y nosotros acabamos vendiendo nuestra participación ahí. Y luego estamos en unos fondos de energía, Energy Capital Partners, son unos socios espectaculares, pero activamente en la reforma energética no estamos participando.

Además, tuvo inversiones Twitter y Facebook, lo que no es muy conocido.

Ya salimos. Fueron inversiones pequeñas, en Twitter y en Facebook, y era parte de participar en todo este trend de industrias de tecnología y de medios sociales. Y entramos con partecitas pequeñas, no realmente muy sustanciales, pero ahí estuvimos jugando con eso. (...) El vivir ese ecosistema es lo que te da realmente la visión de lo que es.

¿El cambio tecnológico y digital es algo a lo que tendrán que adaptarse todas las empresas?

Cuando comenzamos con KIO, hace 15 años, la verdad es que había mucho desconocimiento de todos estos temas. Hoy, todas las industrias ya se han dado cuenta de las consecuencias de la tecnología y, en una medida o en otra, tienen puesta la atención sobre eso. Necesariamente irá a más.

Yo he visto empresas en donde se ha nombrado un Chief Disruption Officer, en el que el trabajo de esa persona es entender muy bien el negocio, qué está pasando en el ecosistema alrededor de esto, y todas las formas en que una tecnología, una innovación, puede cambiar y transformar tu propio negocio.

Es algo donde los CEOs cada vez están poniendo más atención, porque hay muestras muy claras de que esas innovaciones transforman industrias o hasta las erradican.

Parte de esta entrevista se publicó en la Revista Expansión que salió a la venta el 1 de octubre, dedicada a los '100 Empresarios más importantes de México'

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