El resto de la infraestructura fue cedida también a otros participantes del mercado de gas, mediante dos etapas, una de ellas vía una temporada abierta.
Pero ahora la CFE asegura que sólo utiliza alrededor del 33% de la capacidad diaria que le fue reservada y el regulador del mercado ha decidido modificar la resolución para permitir que esta se destine a fines distintos a la generación eléctrica. “[El cambio] permitiría favorecer la eficiencia del uso de la capacidad y reconocería el derecho adquirido en favor de esta empresa productiva del Estado [la CFE] al mantener dicha capacidad a su nombre. (...) Podría contribuir de manera directa con el cumplimiento del eje rector de la economía nacional consistente en el rescate al sector energético”, se lee en la resolución votada el viernes pasado en el pleno del regulador.
Pero ahora la CRE ha eliminado la condición bajo la cual se le dio esta capacidad a la compañía nacional y la CFE –a través de CFEnergía– se convertiría en la empresa con mayor volumen de capacidad de transporte, toda vez que ya cuenta con el 100% de la capacidad de los gasoductos que fueron firmados durante el sexenio pasado y renegociados al inicio de este, como el gasoducto marino Texas-Tuxpan.
“La CFE ya es muy fuerte en la comercialización de gas natural por toda la infraestructura que obtuvo tras los contratos [de los gasoductos del sexenio pasado], porque ya tiene el 100% de la capacidad de esos contratos. Al darle más capacidad en el SISTRANGAS, se incrementa aún más su poder de mercado. Ahora tienes a un agente que va a poder utilizar ese poder para limitar o condicionar el acceso a otros competidores”, dice Daniel Salomón, un abogado del sector.
La Ley de Hidrocarburos, que emana de la reforma de 2013, establecía que una vez que la capacidad ya no fuera utilizada por las empresas estatales, el CENAGAS debe de poner la infraestructura a disposición del resto de las compañías del mercado a través de temporadas abiertas. Pero con el cambio, la capacidad que ya no es utilizada se quedó en manos de la estatal.
La Comisión ha dejado de utilizar la capacidad de transporte que le fue cedida en un inicio por distintas razones, algunas de sus centrales han bajado el consumo de gas natural, su suministro se ha desviado a los nuevos gasoductos y han cambiado los sitios de donde se produce el combustible. “La CFE se está convirtiendo en un gran acaparador donde tiene capacidad que no utiliza, pero que puede utilizar cuando el quiera y esto bloquea que otros usuarios puedan tener acceso al mercado. Esto le da una ventaja respecto a sus competidores”, explica Eduardo Prudhomme, de la consultora Gadex y exfuncionario de la administración pasada.
La reforma de 2013 buscaba también abrir el uso del sistema de ductos. Así quitó la exclusividad de la operación del sistema nacional de ductos a la estatal Pemex, lo que después dio pie a la conformación del SISTRANGAS –del que también son parte otros seis ductos que no formaban parte del primer sistema–.
Ahora, con este cambio, los analistas del sector aseguran que la estatal podría tomar un papel preponderante en el mercado, ofrecer menores tarifas a los compradores del combustible –que generalmente son clientes industriales– y desplazar a otros jugadores del mercado de comercialización. “En lugar de que tú puedas tener un montón de oferentes, CFE se vuelve demasiado fuerte como para poder competir. A corto plazo, la CFE intenta ganar clientes con un menor precio, pero a largo plazo erosiona la competencia y se vuelve un gran proveedor”, dice David Rosales, senior energy consultant de Elevation Ideas, una consultora especializada.
Hasta ahora, el mercado de gas natural había quedado fuera de los cambios regulatorios, aunque el regulador del mercado también ha paralizado algunos permisos a participantes del sector.
