Para dimensionar la importancia del pasivo laboral, éste representa alrededor de una tercera parte del pasivo de corto y largo plazos de la compañía que cerró el último trimestre en 4.1 billones de pesos.
Ya en años anteriores, antes del inicio del actual sexenio, el pasivo laboral se había reducido de manera importante, después de que la petrolera alcanzó un acuerdo con su sindicato para reducir la edad de jubilación de sus empleados con menos de 15 años de servicio, la entrada de un mecanismo para que los nuevos trabajadores fondeen sus pensiones a través de cuentas individuales y algunas transferencias de la Secretaría de Hacienda.
En 2018, el último trimestre de la administración pasada, el pasivo laboral cerró en un billón 80,000 millones de pesos, después de una reducción progresiva tras la aprobación de la reforma de 2013. Pero el aumento comenzó de nuevo en 2019, en tan solo un año Pemex sumó 376,000 millones de pasivo laboral, equivalente a 35%, el salto más alto hasta ahora.
En total, en lo que va del sexenio este rubro ha aumentado en 29% y su punto cúspide lo tocó en 2020, cuando la cifra fue de un billón 535,000 millones de pesos.
El aumento se da en medio de reclamos del principal sindicato de la petrolera, que alega incumplimiento de su contrato colectivo. La estatal ya ha reducido los beneficios a algunos de sus empleados, sobre todo los de altos niveles, pero ello no ha sido suficiente.
La administración federal ha puesto como uno de sus principales objetivos la reducción de la deuda. Los pasivos totales de la compañía se redujeron ligeramente, en 3%, al cierre del primer trimestre y cerró en 108,000 millones de dólares, pero la rebaja del pasivo laboral aún se sitúa como uno de los grandes pendientes de la administración que ha puesto en el centro de la política energética al personal de la empresa.
Algunas petroleras estatales, como la colombiana Ecopetrol y la brasileña Petrobras, han reducido su plantilla laboral para sanear sus finanzas. “El negocio no se ha mantenido bien en cuanto a eficiencia, es una compañía ‘inflada’ (en cuanto a personal), que es del gobierno 100% y no se maneja como una compañía privada, con eficiencia en costos", dice Aaron Gifford, analista de mercados emergentes del banco HSBC.
La segunda compañía ha minimizado su número de colaboradores y de 2013 –cuando se situaba como la petrolera más endeudada del mundo– a la fecha ha reducido esta cifra en 40,000 empleados, alrededor del 50% del total que tenía antes, de acurdo con cifras de la consultora Statista.