Pemex dará a conocer sus resultados financieros del segundo trimestre del año a finales de este mes, pero los últimos datos indican que durante los primeros tres meses del año Pemex Transformación Industrial (TRI), la filial que agrupa el negocio de refinación, registró una pérdida neta de 18,729 millones de pesos, una cifra por debajo de los casi 40,000 millones de un año antes.
Desde su creación, en 2015, Pemex TRI nunca ha logrado reportar utilidades, de acuerdo con los estados financieros de la compañía. Y Pemex Refinación, una filial ahora inexistente y que antes agrupaba la actividad de las seis refinerías, tampoco logró registrar resultados positivos, según los registros de la petrolera.
“Lo que pasa con Pemex es que por el estado de sus refinerías, cuanto más produce más pierde”, dice Almeyda. Lo que dice la analista tiene sentido: en el negocio de refinación ganan aquellos que logran maximizar la utilización de sus complejos. Pemex se ha puesto como meta incrementar el uso de las refinerías, pero hasta ahora el objetivo ha quedado a medias. En lo que va del año, la estatal ha promediado un uso de sus refinerías a 50% de su capacidad –al final del sexenio pasado operaban a 30%–, aunque la producción de combustibles ha tocado en el mismo periodo su nivel más alto desde 2017, con un volumen de 949,000 barriles diarios.
Pero esto último no está ayudando mucho. Las pérdidas de Pemex en el negocio de refinación están mermando de cierta forma el aumento en ingresos que está reportando la compañía en su segmento de exploración y producción, en el que las calificadoras le han recomendado centrar sus esfuerzos y que ahora mismo está viendo un impulso derivado de los altos precios internacionales del petróleo. En el primer trimestre de este año Pemex Exploración y Producción (PEP) registró utilidades por 131,612 millones de pesos, un resultado contrario a las pérdidas continúas que reportó en los últimos tres años. “La parte de refinación está borrando las ganancias de PEP”, dice Almeyda.
La dinámica del negocio de refinación está quitando a Pemex la oportunidad de aprovechar los altos precios de la mezcla mexicana, una racha que no podría durar mucho a medida que avance la transición energética.
Un riesgo más podría sumarse si Pemex y la administración federal deciden cortar las exportaciones para priorizar el negocio de refinación. Pese al discurso, los envíos de crudo al extranjero se han mantenido y la compañía ha logrado sumar más recursos aprovechando el entorno internacional. Pero un cambio en esto y una baja en las exportaciones restaría los ingresos en dólares a la compañía y restaría su capacidad de pago a sus tenedores de deuda, aumentando su riesgo crediticio
Las calificadoras no toman la decisión de rebajar la nota con base en los movimientos más próximos, sino que evalúan a largo plazo el impacto de los planes de las compañías, explican analistas. Las agencias ya habían explicado que la construcción de la refinería Dos Bocas podría presionar aún más las finanzas de la estatal y llevarla a ser más dependiente de apoyos gubernamentales.
“En refinación, cualquier sobrecosto o retrasos en la ejecución del proyecto de la refinería [Dos Bocas] tendría un impacto sobre el flujo de efectivo de Pemex, y muy probablemente modificará su plan integral de inversión. Esto es importante porque bajo un escenario así, no queda claro si la empresa reasignaría recursos desde otras divisiones para terminar el proyecto, si el gobierno otorgaría apoyo adicional, o si la compañía exploraría otras fuentes de fondeo”, dice Standard & Poor's en una nota de 2019.
La refinería ya ha sido inaugurada en su primera etapa constructiva, con un desfase en el tiempo que se había prometido para su construcción y con un sobrecosto que aún podría incrementarse.
Por ahora, explica la analista de Moody’s, los costos de la refinería han recaído en la Secretaría de Energía y la Secretaría de Hacienda, pero una vez iniciada la operación del complejo los gastos de su operación se sumarán a las necesidades financieras de Pemex y eso podría llevar a crecer las presiones sobre el flujo de efectivo de la petrolera. Tener una refinería operando a una alta capacidad es una buena noticia para Pemex, pero nadie tiene certeza de en cuánto tiempo el complejo estaría operando de una manera eficiente, dice Almeyda. Las mayorías de las previsiones contemplan que la refinería Olmeca operará de manera comercial hasta el final del sexenio.
El caso de la refinería Deer Park es distinto. Si bien no revertirá las pérdidas que tiene Pemex en el segmento, los altos niveles en que opera el complejo garantiza mejores márgenes en la producción, dice la analista. En su último informe financiero y el primero en el que incluyó a la compra, Pemex dijo que la refinería fue uno de los elementos que apoyó a la compañía para reportar rendimientos y salir de las pérdidas.